lunes, 15 abril 2024

Impunidad: hay mal que dura 100 años y más

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Contrario al dicho popular, que dice que no hay mal que dure 100 años, en El Salvador es al revés

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No por gusto la polí­tica tradicional en El Salvador está tan mal y desprestigiada. La polí­tica es, en casi todos sus conceptos, el arte de servir a los ciudadanos para procurar el bien común. Pero en El Salvador eso del bien común los polí­ticos se lo han llevado de encuentro.

¿Cómo es un polí­tico tradicional? Es un individuo que tiene una mediana labia porque habla más con slogan que con argumentos . Los slogan se convierten en repeticiones y repeticiones huecas, hasta caer en la más vil demagogia.

Desde hace tiempos -y vayamos desde el fin de la guerra civil-, la mayorí­a de polí­ticos, sean de derechas o de izquierdas, dicen y prometen en sus odiosas campañas electorales que su prioridad serán los pobres. Pero no hay nunca tales… Los pobres siguen siendo pobres y cada vez más pobres, mientras aquel que pidió los votos, se hizo rico con su miserable corruptela, de allí­ los oligarcas de viejo y de nuevo cuño.

Pobre nuestro paí­s. Sigue siendo como dijo hace un montón de años Pipo Escobar Velado, no hay nada más exacto que estos versos:

…Esta es mi Patria: 

 un rí­o de dolor que va en camisa 

 y un puño de ladrones 

 asaltando 

 en pleno dí­a 

 la sangre de los pobres. 

 Cada Gerente de las Compañí­as 

 es un pirata a sueldo; 

cada Ministro del Gobierno Democrático

 un demagogo 

 que hace discursos y que el pueblo 

 apenas los entiende…

Triste legado que dejan los polí­ticos en este sufrido pueblo, como decí­a nuestro San Romero, cuyo asesinato está en la impunidad terrenal. ¿No es el colmo esto?

En los últimos dí­as del presente perí­odo, los polí­ticos tradicionales mueven y remueves sus hilos por dejar su herencia macabra: una nueva ley de amnistí­a para brindarse más impunidad que la que tienen. 

En los documentos que se conocen los herederos de Maximiliano Hernández Martí­nez y los adoradores de Josef Stalin, quieren recetarse una impunidad tan grande como repudiable para evadir todos los crí­menes que cometieron en la guerra civil. Quieren barrer la justicia de un plumazo a la vista de todos. Los contralores de la ética y la moral del Estado son tan transparentes que apenas se ven: son etéreos. 

¡No puede ser! La sociedad debe reaccionar y no guiarse por la demagogia. La sociedad tiene que guiarse por el resultado de la polí­ticas que los gobernantes impulsen. ¡Hasta hoy todo ha sido una mentira del tamaño del Universo!

¡Que la justicia terrenal y la divina caiga sobre los corruptos, criminales e impunes que no han dejado que se cumpla el sueño de los poetas y verdaderos patriotas!

La sociedad tendrá que luchar para que se cumpla lo que dijo Roque Dalton:

El Salvador será un lindo

y (sin exagerar) serio paí­s…

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