No por gusto la política tradicional en El Salvador está tan mal y desprestigiada. La política es, en casi todos sus conceptos, el arte de servir a los ciudadanos para procurar el bien común. Pero en El Salvador eso del bien común los políticos se lo han llevado de encuentro.
¿Cómo es un político tradicional? Es un individuo que tiene una mediana labia porque habla más con slogan que con argumentos . Los slogan se convierten en repeticiones y repeticiones huecas, hasta caer en la más vil demagogia.
Desde hace tiempos -y vayamos desde el fin de la guerra civil-, la mayoría de políticos, sean de derechas o de izquierdas, dicen y prometen en sus odiosas campañas electorales que su prioridad serán los pobres. Pero no hay nunca tales… Los pobres siguen siendo pobres y cada vez más pobres, mientras aquel que pidió los votos, se hizo rico con su miserable corruptela, de allí los oligarcas de viejo y de nuevo cuño.
Pobre nuestro país. Sigue siendo como dijo hace un montón de años Pipo Escobar Velado, no hay nada más exacto que estos versos:
…Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando
en pleno día
la sangre de los pobres.
Cada Gerente de las Compañías
es un pirata a sueldo;
cada Ministro del Gobierno Democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende…
Triste legado que dejan los políticos en este sufrido pueblo, como decía nuestro San Romero, cuyo asesinato está en la impunidad terrenal. ¿No es el colmo esto?
En los últimos días del presente período, los políticos tradicionales mueven y remueves sus hilos por dejar su herencia macabra: una nueva ley de amnistía para brindarse más impunidad que la que tienen.
En los documentos que se conocen los herederos de Maximiliano Hernández Martínez y los adoradores de Josef Stalin, quieren recetarse una impunidad tan grande como repudiable para evadir todos los crímenes que cometieron en la guerra civil. Quieren barrer la justicia de un plumazo a la vista de todos. Los contralores de la ética y la moral del Estado son tan transparentes que apenas se ven: son etéreos.
¡No puede ser! La sociedad debe reaccionar y no guiarse por la demagogia. La sociedad tiene que guiarse por el resultado de la políticas que los gobernantes impulsen. ¡Hasta hoy todo ha sido una mentira del tamaño del Universo!
¡Que la justicia terrenal y la divina caiga sobre los corruptos, criminales e impunes que no han dejado que se cumpla el sueño de los poetas y verdaderos patriotas!
La sociedad tendrá que luchar para que se cumpla lo que dijo Roque Dalton:
El Salvador será un lindo
y (sin exagerar) serio país…