lunes, 15 abril 2024

Historia de la eternidad

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"Es una disertación sobre el desarrollo de la idea de la eternidad. Se ubica a medio camino entre el ensayo filosófico y el literario como ocurre con otros de los textos"

Jorge Luis Borges

Debolsillo

Buenos Aires, 2011

pp. 171

La edición se integra de siete ensayos y dos notas. De 1936 es Historia de la eternidad que da tí­tulo al libro. Es una disertación sobre el desarrollo de la idea de la eternidad. Se ubica a medio camino entre el ensayo filosófico y el literario como ocurre con otros de los textos. Borges en el prólogo de esta edición afirma que “el movimiento, ocupación de sitios distintos en instantes distinos, es inconcebible sin tiempo; asimismo lo es la inmovilidad, ocupación de un mismo lugar en distintos puntos del tiempo. ¿Cómo puede no sentir que la eternidad, anhelada con amor por tantos poetas, es un articifio espléndido que no libra, siquiera de manera fugaz, de la intolerable opresión de la sucesivo?”.

En la primera parte discute con Platón y Plotino sobre la idea de la eternidad que nesariamente implica hacerlo también con la idea del tiempo. Del primero cita el Timeo y del segundo las Enéadas, en particular el libro quinto.  De éste dice que es “el mejor documento de la primera eternidad”. En la segunda y tercera parte dialoga con san Agustí­n y afirma que el onceno libro de las Confesiones es el mejor texto “de la segunda o cristiana eternidad”. Asegura que “la primera no se concibe fuera de la tesis platónica; la segunda, sin el misterio profesional de la Trinidad y sin las discusiones levantadas por predestinación y reprobación”.

Su “teorí­a personal de la eternidad”, la propone en la cuarta parte. Y de ella dice que ésta es “una pobre eternidad ya sin Dios, y aun sin otro poseedor y sin arquetipos” y añade que ésta la formuló en El idioma de los argentinos que publicó en 1928. Su formulación termina con una nota: “El propósito de dar interés dramático a esta biografí­a de la eternidad, me ha obligado a ciertas formulaciones: verbigracia, a resumir en cinco o seis nombres una gestión secular”. Y a continuación menciona una decena de libros en alemán, inglés y español que utilizó en su consulta.

Las “kenningar” la escribe en 1933. Es un estudio sobre esta figura retórica. La kenning, en plural kenningar, que “cunde hacia el año 1000”. Su peculiaridad es nombrar la cosa por una palabra que la caracteriza reemplazando la parte de la cosa por el todo, o bien simplemente haciendo la asociación por contigí¼idad. Cita, “entre los libros que más serviciales me fueron”, para escribir el texto, una docena escritos en alemán e inglés publicados entre 1870 y 1931.

En 1952 escribe La metáfora. Trata sobre esta figura retórica. Establece diferencia entre dos tipos de metáfora: una natural, inocente, cercana a la perplejidad del hallazgo, y otra más verbal y forzada. Entre éstas incluye a aquellas que comprenden episodios barrocos y a veces decadentes de todas las expresiones poéticas. Dice Borges que “en el libro tercero de la Retórica, Aristóteles observó que toda metáfora surge de la intuición de una analogí­a entre cosas disí­miles”. En el texto analiza algunas metafáforas.

La doctrina de los cí­rculos es un texto que redacta en 1934. En él discute a fondo con Frierdich Nietzsche. En él ya plantea temas y explicaciones sobre el tiempo y la idea de la eternidad que en 1936 va a  desarrollar en Historia de la eternidad. En 1943 publica El tiempo circular en el que da cuenta de tres modos fundamentales del Eterno Regreso: El  primero es el de Platón. A su muerte la astrologí­a ocupa ese campo.

El  segundo está ligado a Nietzche. En La doctrina de los cí­rculos desarrolla más su crí­tica al filósofo alemán. El tercero, con la que se identifica Borges, remite a autores como Brahma, Shelley, Heráclito, Poe, Marco Aurelio y quien escribe el Eclesiastés. Borges cita a Marco Aurelio: “Nadie pierde el pasado ni el provenir, pues a nadie pueden quitarle lo que no tiene”.

En 1935 redacta Los traductores de Las mil y una noches. Es un estudio sobre esta novela circular e infinita que apasionaba al escritor. Compara las diferentes traducciones del libro y registra como los traductores quitan y añaden párrafos a su antojo. Las dos notas son: El acercamiento a Almotásim de 1935. Es una reseña crí­ctica de The approach to Al-Mu”™tasim, una novela de Mir Bahadur Alí­ publicada en 1932. Y el Arte de injuriar de 1933. Es un breve planteamiento teórico sobre las posibilidades literarias del insulto. En el texto anota una lista de personajes capaces de combinar erudición, estilo y una capacidad implacable de aniquilar al adversario:  Swift, Quevedo, Voltaire, Johnson y Paul Groussac (1848-1929) que dirigió la Biblioteca Nacional de Argentina. Fue un satí­rico genial.

Los  ensayos revelan a un hombre de una cultura extrordinaria y a un conocedor de la literatura de todos los paí­ses. Muestra también a un linguista excepcional que, además, lee en una media docena de lenguas. Dan cuenta también de un amante y conocedor de las matemáticas. Es un filósofo de razonamiento poderoso y un literato que escribe en un lenguaje conciso y bello. El tiempo pasa y su escritura es vigente. Al final de cada ensayo propone, con algún comentario, los libros que utilizó, para estudiar el tema y escribirlo. Eso nos da ida de los libros que integraban su biblioteca personal. La mayorí­a son textos en español, inglés y alemán.

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Rubén Aguilar Valenzuela
Rubén Aguilar Valenzuela
Columnista y analista de ContraPunto. Doctor en Ciencias Sociales, con una Licenciatura y Maestría en Sociología y Estudios de Desarrollo Institucional; exfuncionario del gobierno mexicano.
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