Los medios de todo el mundo consignaron en noticias, artículos de opinión y entrevistas la sorpresiva muerte de Diego Armando Maradona, ídolo de las canchas, tanto en su Argentina natal como alrededor del mundo. A los 60 años, un paro cardiorespiratorio acabó con la vida de para quien el fútbol lo fue todo. De inmediato, a la vez que sus apesadumbrados seguidores lamentaban su muerte, una suerte de haters se lanzaron en redes sociales a criticar a quienes lloraban por un drogadicto, que hizo de su vida un desastre y que arrastró a otros en ese desastre.
Y aquí es donde entra el viejo debate sobre si personajes públicos, ya sean deportistas, artistas o escritores, que han tenido una gran influencia en la cultura popular por lo que han hecho en las canchas, en el cine o con sus obras, son héroes o si, por el contrario, por cómo han conducido sus vidas privadas deben ser considerados villanos.
La historia documenta diversos casos de personajes que fueron importantes genios en sus respectivos campos del conocimiento, pero como personas, como padres, como esposos fueron una calamidad. Tal es el caso del poeta chileno Pablo Neruda, quien fue quizá uno de los poetas más influyentes del siglo XX, referente de la izquierda mundial, y que sin embargo se desentendió de su hija discapacitada a quien no ayudó ni con lo mínimo que necesitó para subsistir. Esa hija hidrocefálica, que tanto turbaba al escritor, falleció a los ocho años casi en la miseria.
Sobre el genio del cubismo, el pintor español Pablo Picasso, su biógrafa Arianna Stassinopoulos afirmó que fue “un hombre sádico, bisexual, ególatra, psicótico, manipulador, oportunista, cínico y maltratador. Una figura que hacía lo que quería y cuando le daba la gana”. Un hombre que llevó a la inmolación a su última pareja, a su hijo y a un nieto.
Otro grande del deporte, pero esta vez del baloncesto, Koby Bryant, fue una lumbrera en el firmamento de la NBA, pero lejos de las canchas se entregó a un mundo de fama, dinero y sexo. Por tal razón, tuvo problemas con la ley, por violar a una mujer en la habitación de un hotel. Finalmente, el jugador no llegó a juicio, pero admitió el hecho por el que se le acusaba.
Yukio Mishima, el gran escritor japonés tuvo una vida que para muchas personas podría ser censurable: Fue homosexual, tuvo ideas políticas de extrema derecha y cometió suicidio. Y, sin embargo, de él se expresó Kawabata como “un genio que solo aparece en la humanidad cada trescientos años”.
Como se puede ver, hay innumerables casos de personajes públicos que fueron grandiosos en lo que se dedicaron, aunque en su vida privada dejaran mucho que desear. Pero es obvio que, si se juzga con este rasero, no queda ningún deportista, artista o autor que se salve del escarnio público. Bueno, no queda nadie. Si a esas nos vamos, no podríamos escuchar la excelente música de Michael Jackson, debido a su “afición” por los menores. Ni vamos a leer a Ferdinand Céline porque era un pro nazi confeso. No deberíamos aceptar que el Mágico Gonzales, el más grande futbolista que ha parido este país, fue un genio del fútbol solo porque tuvo una vida disoluta y desordenada.
El problema, creo yo, es que juzgamos a todos esos personajes desde nuestros prejuicios; ya sean éstos ideológicos, morales o religiosos. Y cuando juzgamos desde nuestros prejuicios nos olvidamos que ese deportista, que ese escritor, que ese cantante, antes que nada, es una persona. Simple y llanamente personas de carne y hueso (a pesar de que los endiosamos), con sus luces y con sus sombras. Con sus vicios y con sus virtudes. Y que como tales, no estaban exentas de cometer innumerables errores.
Todos estamos llenos de contradicciones y todos los personajes antes mencionados no son la excepción. La diferencia es que ellos son públicos y nosotros podemos mantener nuestras bajezas en secreto. Pero en sí la condición humana es así: contradictoria e incomprensible. Parafraseando a Ernesto Sábato, el hombre es capaz de hacer los actos más sublimes, pero a la vez capaz de realizar las abominaciones más execrables.
Entonces, ¿Maradona, Picasso o el Mágico son héroes o villanos? Ni lo uno ni lo otro, son solo seres humanos. Como todos nosotros.