El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, propuso al presidente estadounidense, Donald Trump, que lo deporte también a él fuera del país. El político criticó el endurecimiento de los decretos relativos a la inmigración en dicho país por parte del mandatario estadounidense.
"Los neoyorquinos saben que todos somos los inmigrantes y tú, mi amigo, también lo eres", dijo Cuomo, refiriéndose a Trump, quien al igual que él, nació en el barrio neoyorquino de Queens, y cuyo abuelo fue un inmigrante italiano.
"Usted quiere deportar a los inmigrantes, empiece conmigo, porque me considero un inmigrante", alegó el gobernador neoyorkino. Su padre, Mario Cuomo, también gobernó el estado de Nueva York entre 1983 y 1994.
Esto sucede días después de que el secretario de Seguridad Doméstica, John Kelly, dijera que los beneficios que los TPS no debían ser privilegios por tiempo indefinido.
“El punto no es que el país (del que llegaron) se recuperará completamente de todos sus males”, dijo Kelly. “El punto es que, cualquiera que haya sido el evento que provocó que se concediera el TPS, ese evento ha concluido y ya pueden regresar“, alegó.
Desde su campaña electoral, Trump siempre manejó un discurso anti inmigrantes. Sin embargo, en repetidas ocasiones sus oponentes han recalcado sus orígenes, y han exigido respeto por quienes, al igual que su familia, llegaron a Estados Unidos en busca de estabilidad económica y seguridad.
Su madre, Mary Anne MacLeod, llegó al país norteamericano como inmigrante desde Escocia en mayo de 1930 con apenas $50 dólares en el bolsillo (unos $700 dólares actuales).
El nombre de MacLeod aparece en los registros de inmigración de la época digitalizados por la Fundación Estatua de la Libertad-Isla de Ellis, que conserva los datos de más de 51 millones de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos entre 1892 y 1957 a través de dicha isla y del puerto de Nueva York.
A pesar de eso, Trump prometió durante su campaña que si era elegido presidente, aumentaría la escala de las deportaciones y acabaría con el "derecho de ciudadanía" de los hijos de inmigrantes ilegales que han nacido en tierras estadounidenses, algo que preocupa a activistas y protectores de Derechos Humanos.