sábado, 13 abril 2024

Evidencias de la práctica política en El Salvador

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Realmente desde cualquier análisis ético y sin ningún tipo de fanatismo, es difícil creer las repetidas frases que reciclan las personas que se dedican o quieren dedicarse a la política gubernamental, ya sea en cargos de elección directa de la ciudadanía o por medio de “sus representantes” que muchas veces obvian los intereses de los representados.

Generalmente cuando ellas, hacen declaraciones o son entrevistadas por audaces periodistas que preguntan por ej. ¿Por qué quiere ser electo al cargo que aspira?; ¿Qué haría diferente de lo que se ha venido haciendo, ya elegido? y/o ¿Qué méritos tiene para desempeñarse ética y eficientemente en el cargo? Y otras preguntas que les hacen, esperando que respondan con la verdad, es común que las respuestas sean las trilladas frases, difíciles de creer.

Porque quiero servir a la patria; porque quiero aportar al desarrollo del país y algunos agregaran que sacrificaran su desempeño en sus empresas, para beneficiar al pueblo con sus aportes, habrá quienes argumentaran su experiencia, y posiblemente en eso tengan razón, dado que siempre han tenido cargos públicos y sus ingresos han devenido del erario nacional, y si, ya tienen experiencia en el mal manejo, en la demagogia que utilizan, en las negociaciones ocultas e interesadas y en la ineficiencia que demuestras en el órgano de gobierno donde se han desempeñado.

Sería sumamente extraño que alguien respondiera con la verdad. Por ej. diciendo: según el art. 72 numeral 3 de la Constitución, tengo derecho a optar a un cargo público, lo cual es así, y he observado que es una forma de ganar bien, gozando de prestaciones, de viajes con buenos viáticos, algunas veces de lujos adicionales, y con pocas exigencias de desempeño y capacidad, creo que como lo hacen otros, yo también puedo hacerlo. Además, ya estando en el cargo tengo la oportunidad de colocar bien a mis familiares y amistades, de obtener buenos contratos, así como de favorecer a quienes me demuestren fidelidad partidaria y me apoyen en la campaña para lograr el cargo.

Porque es evidente que eso es lo que ha venido sucediendo, en el quehacer de varias personas de todos los partidos políticos, que han llegado al ejercicio de los cargos públicos.

Es falso que el funcionariado se sacrifique por el pueblo, pasa lo contrario, es el pueblo el sacrificado por este tipo de personas, que sin ningún escrúpulo y/o remordimiento se comportan igual que las que criticaron, cuando eran otras, quienes disponían de los fondos públicos y del poder que detectaron, el que solo fue utilizado para beneficiarse ellos y sus allegados.

Posiblemente en las próximas elecciones sucederá lo mismo de siempre, mas desencanto para la población que a veces cree que las cosas pueden ser diferentes del manejo corrupto de los partidos tradicionales.

Seria meritorio que quienes aspiran al desempeño político, fueran personas correctas en el sentido de ser de notoria honradez e instrucción como lo pide el art. 126 de la Constitución en el caso de los legisladores, lo que debería ser aplicable a todo el funcionariado público para que en el desempeño de sus funciones sean probos, responsables, eficientes, que además demuestren inteligencia emocional, sentido común, se desempeñen ética y moralmente y sobre todo que piensen en la población que no merece ser sacrificada por posiciones absurdas en enfrentamientos por el poder económico y político.

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