Hace tres años, Évelyn tuvo un parto complicado en la letrina de su vivienda. Sufrió un desgarre por esa misma situación y sangró hasta perder el conocimiento. El recién nacido cayó dentro de la fosa y, según el examen de las autoridades, murió de una infección grave después que aspiró meconio (heces).
Muchas mujeres tienen partos complicados en hospitales, con médicos y enfermeras ““a veces, hasta con la presencia de familiares”“ junto a ellas. Varias también se desgarran y sangran hasta desmayarse. Hay decenas de bebés que tampoco logran superar la prueba y mueren poco tiempo después, por infecciones u otras causas.
Pero Évelyn Beatriz Hernández Cruz estaba sola, en una zona rural de Cojutepeque y en condiciones precarias. Según ella lo relató, no sabía que estaba embarazada. Tenía 19 años.
Cuando la atendieron en un hospital del sistema público, el personal médico inició el protocolo de investigación por aborto: provocarlo por cualquier causa está penalizado y la ley sanciona tanto a la madre como al médico o al profesional que participe. El resultado de esa investigación fue la base para acusar a Évelyn por homicidio agravado en perjuicio del recién nacido.
“Pasé siete días esposada a la camilla”, relató. “El séptimo día fue la primera audiencia”, agregó.
De hecho, uno de los momentos que quedó grabado en su memoria fue cuando su abogado Arnau Baulenas (del IDHUCA) cuestionó la narrativa que se manejó sobre su ingreso al hospital. “Que yo di mis datos”¦ Pero si yo iba desmayada”, explicó.
El lunes 20 de agosto, después de tres años de prisión, incertidumbre y el apoyo de un amplio sector de la sociedad civil, Évelyn fue absuelta de los cargos por el juez José Virgilio Jurado, en el centro judicial de Ciudad Delgado.
“Siento que he vuelto a vivir”, dice, ya con su libertad recuperada. Évelyn, ahora de 21 años, es austera con sus palabras y con la expresión de emociones. Incluso sus manos permanecen cautelosamente cruzadas sobre la mesa.
Mientras estuvo en prisión, aseguró que una de las custodias la maltrataba y la insultaba por la acusación que pesaba sobre ella. También las otras reclusas del sector de Cárcel de Mujeres en la que ella estaba. “Las internas nos señalaban”, explicó la joven. Quien primero alivió el peso de la soledad que cargaba Évelyn fue Teodora Vásquez, quien pasó 10 años en la cárcel, condenada por el mismo tipo de acusación: haber participado en el homicidio de su recién nacida después que sufrió un parto extrahospitalario en condiciones precarias y sin asistencia de nadie. Teodora se acercó a Évelyn y le ofreció su apoyo: “Fue la primera que me habló. Me sentí con fuerzas para salir adelante. Ya no me sentía tan sola”, expresó.
En febrero de 2018, Teodora Vásquez recuperó su libertad, pero no la absolvieron. Incluso cuando el mismo juez cuestionó las pruebas que la condenaron. Pronto se convirtió en activista de la causa de otras 16 mujeres que siguen encarceladas, luego que la Fiscalía las acusó de ser partícipes en el homicidio de sus recién nacidos. En el penal, carecían de agua potable, a veces no tenían comida y había largas esperas para las consultas médicas.
Así como Teodora Vásquez le dio palabras de aliento cuando las dos estaban presas, también estuvo presente para recibirla fuera del juzgado el 20 de agosto, junto a decenas de activistas que asistían a cada audiencia. La constante presencia de todas esas personas que la apoyaron fue también crucial para el bienestar de Évelyn: “me sentía con ganas de salir adelante y no quedarme con la tristeza”, comenta.
Évelyn aseguró que sus metas de corto plazo son estudiar inglés, computación y, en 2020, terminar el tercer año de bachillerato que dejó a medias. Antes de pasar por el proceso penal, estudiaba enfermería. “Esa era antes mi meta. He decidido cambiar”, comentó. Ahora quiere, como Teodora, permanecer activa en la defensa de los derechos de las 16 mujeres que siguen presas: “para ser como vocera”, o incluso abogada, indica.
Aún así, hay quienes consideran que Évelyn Beatriz es culpable. Hay quienes todavía la señalan, a pesar que los partos extrahospitalarios de mujeres jóvenes en condición de pobreza son más frecuentes de lo que se puede medir con casos como el de ella.
Morena Herrera, presidenta de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, expresó que aún hace falta que los fiscales dejen de criminalizar a las mujeres en condición de pobreza. Para Évelyn Beatriz, esta realidad no pasó inadvertida: “No debería de ser solo para la muchacha de la zona rural. Debería de ser igual para la muchacha de ciudad que para la de zona rural”, respondió, al preguntarle sobre las palabras de Herrera.
En temas relacionados, Évelyn espera que los médicos del sistema público mejoren la atención a las jóvenes que llegan después de haber enfrentado un parto complicado. También sugiere que la Fiscalía General de la República (FGR) “revise bien el expediente de ellas”, de las otras 16 condenadas por el mismo delito.
La fama que cobró su caso, debido a que representa cómo se aplica la justicia en El Salvador, le despierta sentimientos encontrados. Dijo Évelyn que hubiera preferido “ser famosa por otra cosa”.