martes, 16 abril 2024

Estudiar o trabajar: la realidad de muchas niñas salvadoreñas

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La historia de Verónica no es única. En plena adolescencia, estudiar era una alternativa opacada por la necesidad de trabajar y aportar económicamente a su hogar

Verónica,  al igual que muchas niñas salvadoreñas, a sus 14 años de edad y siendo estudiante de octavo grado, ha comprendido la magnitud de luchar por superarse cuando los obstáculos están a la orden del dí­a.  Además de estudiar por las tardes, Verónica atiende los quehaceres domésticos y  el cuido de su hermana menor.

Hace un año  estuvo a punto de formar parte de las estadí­sticas de deserción escolar debido a las dificultades económicas en su hogar. Su madre “lleva los pantalones” en casa, su padre hace cuatro años lucha con un padecimiento renal que le imposibilita trabajar.

La historia de su hermana mayor se tejió distinta, abandonó la escuela y a sus 16 años trabaja fuera de casa para aportar ingresos a su familia, la ven cada 15 dí­as. Para Verónica no es fácil contra su historia y al conversar con ella los matices de una sonrisa y un par de lágrimas desnudan esta  compleja realidad de muchas niñas en el paí­s.

Según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA),  los paí­ses no pueden poner fin a la pobreza  si en lugar de asistir a la escuela,  una niña tiene que satisfacer las necesidades económicas de su hogar  sin una educación de calidad.

A su corta edad, Verónica sueña en grande y anhela ser doctora. Por hoy,  tiene asegurado finalizar el Tercer ciclo tras ser seleccionada como  beneficiaria del programa de becas “Construyendo mi Futuro” de la Fundación EDUCO. Sin embargo, sabe que debe buscar otros programas que brinden becas para  continuar el bachillerato.

La técnica de este  programa, Zaki Márquez, explica que en municipios como Guilococti, departamento de Morazán, muchas niñas deben trabajar para aportar económicamente a sus hogares, muchos liderados por madres solteras y  dejan en segundo plano el estudio.

“En este municipio muchas son madres solteras, solo quedaron embarazadas y por diversos motivos no formaron un núcleo familiar. Actualmente son 30 niñas becadas y se les orienta para que busquen otros programas que les permitan terminar el bachillerato” explicó Márquez.

Aunque la condición de pobreza alcanza hombres y mujeres,  estas últimas y sobre todo en las zonas rurales, están en mayor desventaja dado que socioculturalmente está establecido que deben asumir un rol especí­fico: La niña del hogar es educada para atender al núcleo familiar, estudiar es simplemente un “plus” y lo hace solo si hay para costearlo.

La condición de la niña salvadoreña

UNFPA señala que el 45%  de las niñas de 10 años ““etapa clave en el desarrollo de la niña- que habitan en El Salvador se encuentran en condición de pobreza. Se trata de una condición que, de acuerdo con el organismo internacional, se agudiza por abusos como embarazo, matrimonio, unión libre y trabajo infantil.

En suma el embarazo y el matrimonio también  son causantes de abandono escolar  y limitan lograr un mejor desarrollo económico para las niñas. Datos estadí­sticos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, destacan que un 30.7% de jóvenes mujeres (entre 15 y 24 años) del área urbana no trabajan ni estudian, frente a un 14.5% de jóvenes hombres urbanos.

¿Cómo transformar esta realidad?, según el mismo organismo entre las medidas para mejorar la condición de esta población vulnerable destacan la implementación de polí­ticas de inclusión social, garantizar la educación segura y de calidad tanto para hombres y mujeres, ofrecer una educación integral de la sexualidad adaptada a la edad.

Por su lado, OXFAM considera importante priorizar la inversión  en las personas, sobre todo en las mujeres, puesto que en numerosas ocasiones son el único sostén de los hogares. Asimismo esta organización señala como esencial la inversión en los servicios  públicos: educación,  atención sanitaria  entre otros. Además de un fortalecimiento institucional para brindar mayores coberturas.

Numerosos esfuerzos han sido orientados en los últimos años a tratar de favorecer las condiciones de vida, tanto económicas, sociales como culturales de la niña y futura mujer salvadoreña. No obstante estos continúan siendo incipientes ante la realidad que éstas enfrentan dí­a a dí­a.

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