Es Monopolio, no Mario Party

El análisis económico se ocupa de entender el comportamiento de cada persona, haciendo posible predecir sus elecciones; para ello requiere que las personas cuenten con racionalidad entendida ésta como una serie de axiomas que hacen que el proceso de toma de decisiones sea estable.

Sin racionalidad entender el comportamiento de cada persona estarí­a fuera del quehacer del economista, ello serí­a una materia exclusiva de la psiquiatrí­a y psicologí­a. La racionalidad es una condición binaria o se tiene o no se tiene, no es continua, así­ que no se puede asumir poca o "hí­per" racionalidad, quien ocupe tales conceptos no saben nada de economí­a.

Sin embargo, en el análisis económico moderno no basta sólo con asumir racionalidad, sino que se debe asumir a la vez, el concepto de expectativas racionales, el cual significa que las personas cuentan con un conjunto de información en el que se incluyen las "reglas de juego". A partir de ambos conceptos, se asegura que las personas toman la mejor elección dada sus restricciones y su conjunto de información.

Es de notar que elegir la mejor elección no significa que ésta es buena o mala; las personas pueden equivocarse aun siendo racionales, debido a limitaciones en el conjunto de información a partir del cual forman sus expectativas. Así­, las expectativas racionales no significan que las personas no se equivocan, lo que significa es que las personas no se equivocan de manera sistemática.

Ilustrando el concepto de expectativas racionales con un ejemplo: suponga una partida del popular juego de mesa Monopolio y cuatro jugadores: Arena, Frente, Sala y Pueblo, quienes conocen las "reglas del juego". En el desarrollo del juego Frente requiere del apoyo de Arena para hacerse de una propiedad llamada Presupuesto. Arena acepta apoyarlo recibiendo a cambio un dado mágico.

Cuando es el turno de Arena de tirar los dados, éste tira su dado mágico. Inmediatamente salta Sala y Pueblo advirtiendo que ese acto incumple las "reglas del juego" recordándole a Arena que el juego es Monopolio, no Mario Party.

En conclusión, gracias a las expectativas racionales y su uso dentro del método de análisis económico, es posible advertir que las elecciones que algunos agentes toman e incumplen las "reglas del juego" son efectuadas con dolo, por lo que forman parte de una estrategia cuyo desenlace aún no podemos advertir. O bien, existe la posibilidad que el juego que se dice jugar no es el correcto, Sala y Pueblo podrí­an aceptar que Arena use su dado mágico, algo habitual en repúblicas bananeras, de hecho ese es el mensaje que muchas instituciones de la sociedad civil (por ejemplo, ANEP y Fusades) han expresado tras la elección del fiscal.