viernes, 12 abril 2024
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Bukele está haciendo lo que los revolucionarios durante 20 años lucharon por hacer, sin embargo, cuando el FMLN-tuvo el gobierno por 10 años no se realizaron,

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Por Oscar Martínez Peñate


Los estudiosos de nuestro país, tanto locales como extranjeros, se encuentran bastante confundidos y desorientados, al no poder caracterizar el estado de situación en que se encuentra El Salvador, ni poder predecir el rumbo hacia donde lo encamina el presidente Bukele.

Acostumbrados a aplicar esquemas y análisis predeterminados, algunos basados en modelos de economía política ajustados a las democracias liberales de la post II Guerra Mundial, y esquemas ideológicos propios de la Guerra Fría, no comprenden esta nueva forma de transformación profunda, que se está llevando a cabo sin violencia, sin disparar un tiro, poner bombas, encarcelar, desaparecer o asesinar enemigos políticos, como sucedió en el conflicto armado salvadoreño de los años 80s. Bukele está haciendo lo que los revolucionarios durante 20 años lucharon por hacer, sin embargo, cuando el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional–FMLN-tuvo el gobierno por 10 años no se realizaron, se le dio la espalda al pueblo y negoció con sus enemigos. De ahí los nuevos ricos de la izquierda corrupta.

Su narrativa sobre una “deriva autoritaria” ante las acciones propias de un presidente fuerte, debido al amplio apoyo electoral, que en sus dos primeros años enfrentó al estatus quo de corrupción existente de los partidos políticos tradicionales en la Asamblea Legislativa y en la Corte Suprema de Justicia, no pueden explicar. Son incapaces de aceptar que el ejercicio del poder popular, otorgado libre y democráticamente por el soberano, en las elecciones del 28 de febrero de 2021, constituye una cuota necesaria y suficiente para realizar las profundas transformaciones que, desde el Ejecutivo, en armonía con los otros dos Órganos Fundamentales se están llevando a cabo, son exactamente las reivindicaciones históricas que el pueblo esperaba y necesitaba.

Sus ataduras ideológicas en algunos casos y el compromiso con sectores que están siendo afectados sus ancestrales intereses, no les permiten entender que la ruta hacia el futuro está trazada en el Plan Cuscatlán y este se aborda con planes de contingencia que constituyen éxitos como el de Salud que enfrento la pandemia del COVID 19 y que nos coloca como ejemplo a nivel mundial, o el de Seguridad con el Plan Control Territorial con el cual estamos ganando la batalla contra las pandillas.

El problema entonces para comprender a El Salvador de hoy radica en la validez que se le otorgue a la información sesgada y tendenciosa que los aparatos ideológicos del viejo sistema se encargan de difundir sistemáticamente. Periódicos, radios y televisoras, algunas redes sociales, tanques de pensamiento y universidades, que durante el régimen anterior gozaron de privilegios y Organizaciones No Gubernamentales que el pasado fueron financiadas desde el Estado, mantienen una campaña de denuncia por lo que hace o deja de hacer el Presidente y su gobierno. No importa si en organismos serios de la Comunidad Internacional se le reconoce su desempeño y liderazgo. Siempre buscarán como criticar la gestión del gobierno de El Salvador.

El Presidente Nayib Bukele no es perfecto es humano y comete errores. Toda obra humana será siempre perfectible, y la crítica será siempre bienvenida cuando sea sincera, honesta y propositiva. Hasta hoy no vemos nada parecido en los señalamientos domésticos y foráneos, al contrario. Pareciera ser este sector “intelectual” de periodistas “incomodos” y defensores a ultranza de los derechos humanos, que, sin ejercer una rigurosa labor profesional, de investigar a fondo, desplazarse al interior del país, conversar con la gente que reside en las comunidades, donde se aprecia el esfuerzo del gobierno, se dedican desde la comodidad de sus oficinas en Washington, New York o Londres, o de sus confortables apartamentos en los barrios exclusivos de San Salvador, a criticar la gestión gubernamental de Nayib Bukele-Félix Ulloa hijo.

En fin, se trata de tener un poco más de paciencia, pues las personas que de forma ingenua han creído en esta campaña de mentiras, se darán cuenta que sus análisis son verdaderas tergiversaciones de la realidad, porque lo hacen con una agenda de confrontación política, con un proyecto totalmente opuesto al del Presidente Bukele y al Vicepresidente Félix Ulloa. La corrupción busca regresar al pasado, fueron derrotados en 2019 y 2021, que se preparen para dar la batalla por sus intereses en las próximas elecciones en 2024. De eso se trata la democracia.

Esta es una batalla entre lo nuevo y lo viejo. Cada quien que tome su lado. No es aceptable ni ética ni políticamente, cubrirse con ropaje académico e intelectual ni adoptar posiciones neutrales o independientes. El juego debe ser limpio.

Engañar a periódicos, revistas u otros medios internacionales que repiten consignas y noticias falsas es un atentado al derecho de los lectores, de ambos lados, los unos por generarlos y los otros por reproducirlos. Lo mismo aplica tanto para algunas Cancillerías que reciben informes de sus embajadores, vinculados social, política o económicamente a los sectores de oposición; como para agencias y representaciones de organismo internacionales.

Recordemos que la mentira tiene piernas cortas y la verdad siempre la alcanza.

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Oscar A. Martínez Peñate
Oscar A. Martínez Peñate
Escritor, politólogo y analista de la realidad nacional salvadoreña y centroamericana.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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