Participantes en este ensayo: Chigeira De La Rosa, Juan José Dalton Pohl, Diego Ramos, Roberto Durán, Emiliano Rossel y Diego López
Introducción
“La desigualdad no es inevitable, ni es consecuencia de leyes inexorables de la economía. Es cuestión de políticas y estrategias.” -Joseph Stiglitz.
La desigualdad es un tema de interés común en las sociedades modernas., supone una realidad de diferencias y contrastes donde las oportunidades no se reparten parejo. Tenemos responsabilidad como civilización combatirla y erradicarla, en busca de una sociedad equitativa y sostenible para todos.
En este ensayo se trabajará la desigualdad de ingreso en México, desde cómo se mide, cuándo nace, los modelos económicos que la han deteriorado o la han regulado cómo se percibe en la actualidad, el por qué es importante buscar una distribución más pareja, hasta elaborar diferentes propuestas para combatirla.
Tanto así, que nos hemos planteado la pregunta: ¿Qué factores políticos y económicos tuvieran que estar implicados en una reforma democrática para combatir la desigualdad en la sociedad?
Algo desigual es algo diferente. En el ámbito humano, se habla de desigualdad cuando hay una falta de equilibrio ntre dos o más personas. La desigualdad también puede percibirse de diferentes maneras en la sociedad. Existe la desigualdad social, que se trata cuando una persona recibe un trato diferente por diversas razones. La desigualdad educativa, la cual implica que no todas las personas parten de las mismas oportunidades de formación. La desigualdad de género se produce cuando una persona no obtiene las mismas oportunidades que el otro sexo. La desigualdad legal se basa cuando las leyes o el propio tribunal no ejercen equitativamente sino a unos individuos frente a otros. Y, por último, la desigualdad económica, en la que se puede dividir entre la desigualdad en riquezas (patrimonial)y la desigualdad en ingresos. La desigualdad de ingresos se refiere a la forma en que estos se distribuyen entre la población, en una sociedad desigual, el ingreso se concentrará desproporcionadamente entre los grupos más afluentes. Como este trabajo se concentrará en este último tipo de desigualdad, nos dedicaremos a ella en concreto, comenzando con los procedimientos de medición.
¿Cómo se mide la desigualdad?
Más allá de toda conceptualización es importante dimensionar el fenómeno de ahí que deba medirse de la manera más eficaz posible partiendo de la distribución del ingreso. Existen diversas formas de medir la desigualdad, pero los economistas, politólogos entre otros suelen elegir entre tres medidas. El coeficiente de Gini que suele ser el más utilizado, el índice de Theil y el índice Palma. Las tres medidas contienen muchas ventajas y desventajas a la hora de medir la desigualdad. Sin embargo, son medidas muy avanzadas que nos han permitido conocer nuestra realidad desde una perspectiva diferente pero no menos importante.
El coeficiente de Gini o índice de Gini es una medida económica que sirve para calcular la desigualdad de ingresos que existe en la sociedad. Partiendo de la Curva de Lorenz con la distribución del ingreso, el coeficiente de Gini es un guarismo que puede encontrarse entre 0 y 1, siendo 0 la máxima igualdad, en la que todos los ciudadanos presentan los mismos ingresos, y 1 la máxima desigualdad, donde todos los ingresos estuvieran concentrado en un solo ciudadano. Para entender este concepto es muy importante analizarlo a través de la curva de Lorenz.
Fuente: https://www.inegi.org.mx/eventos/2013/desigualdades/doc/p-miguelsuarez.pdf
En la gráfica precedente se exponen una Curva roja (de distribución perfecta) y dos curvas adicionales azul y verde que presentan distribuciones hipotéticas. En el eje de las Y se exponen los ingresos acumulados, en el de las X la población acumulada en quintiles (la distribución más habitual en este tipo de Coeficiente es en deciles).
Analizando la gráfica uno puede entender que la curva roja (1) es la curva donde hay igualdad absoluta. En el punto de la curva verde (3) se puede saber que el 60% acumulado de la población posee el 20% de la renta, lo cual supone que el 40% más afluente concentra el 80% del ingreso total. Es por eso, y por su dispersión con la primera curva de distribución perfectamente equitativa, que la curva verde es la de peor distribución en el Gráfico. Y en el punto 2 de la curva azul se llegaría a la conclusión que el 60% de la población posee el 40% de la renta, representando una mejor distribución en el ingreso que la curva verde.
Es importante conocer también, que para calcular el índice se tiene que aplicar la siguiente fórmula:
Aunque suele criticarse que este índice toma cada intervalo de ingresos normalizado sin considerar los extremos altos y bajos, Gini sigue siendo el índice más utilizado del mundo, lo cual permite la comparación entre países y territorios.
Luego podemos encontrar el índice de Theil, que es otra herramienta para medir la desigualdad y la distribución de los ingresos. Este índice permite ser desagregado en un componente de desigualdad al interior de los grupos de estudio y otro correspondiente a la desigualdad entre grupos. La formula del índice de Theil es: Theil= 1-exp(-R), donde si el valor se acerca mas a 1, peor será la distribución de los ingresos. Dada su complicación es menos utilizado internacionalmente que el de Gini, aunque permite una más rica información que el de GINI.
El índice de Palma es otra de las importantes medidas que se ocupan en la actualidad, tanto así, que para muchos economistas es una medida superior al índice de Gini. El índice de Palma se calcula a partir de la división de la parte del ingreso nacional bruto que va hacia el 10% de la población más rica del país entre la parte del ingreso nacional correspondiente al 40% de la población más pobre. Uno de los resultados del índice de Palma se puede ver de la siguiente manera:
Índices de Gini en México
A partir de aquí nos dedicaremos a analizar el caso mexicano y las diferentes mediciones de su disparidad en la distribución del ingreso.
Los índices y sus mediciones en el caso mexicano. Veamos algunos ejemplos de los índices en el caso de México:
En el gráfico siguiente se comparan dos estados de México, uno de los que presentan la más alta desigualdad (Chiapas) y otro con desigualdad menor (Aguascalientes)
Fuente: https://www.inegi.org.mx/eventos/2013/desigualdades/doc/p-miguelsuarez.pdf
Fuente: https://www.inegi.org.mx/eventos/2013/desigualdades/doc/p-miguelsuarez.pdf
De todas formas, uno de los datos más importantes que se pueden obtener al comparar guarismos, es determinar las tendencias de la desigualdad en el ingreso. Por ello es por lo que incluimos el índice de Gini desde 1992 a 2002, lo que permite inferir una cierta estabilidad en el índice.
¿Cómo y cuándo nace la desigualdad en México?
México es uno de los países con mayor desigualdad en la región latinoamericana y en el mundo entero. Por lo que es de suma importancia entender cuándo nace esta desigualdad.
Para entenderlo se tiene que ir hasta el siglo XIX, en los años de la independencia. Sería una mentira decir que dentro de la época de la colonización no había una enorme desigualdad en todo sentido, pero se tomará un punto de partida después de la independencia, cuando la economía es más formal y sobre todo, una economía propia de México y de nadie más. Macario Schettino (2015) nos habla sobre este tema en su ensayo titulado “El origen de la desigualdad”, donde explica cómo México logró la independencia justo cuando España estaba creciendo mucho económicamente. Esta independencia fue una independencia conservadora, ya que los más poderosos de México no querían perder su poder, por lo tanto, fue una independencia que fue manejada por la Burocracia Mexicana y La Iglesia. Luego de este proceso conservador de independencia que dejó a los más poderosos de México siempre en su lugar y comodidad, Schettino nos introduce al crecimiento económico global en los años 1870, donde Europa se enriquece y crea una sociedad más igualitaria, pero a la vez invade África y la saquean, por lo que el continente africano se vuelve uno de los más pobres. En el caso de Latinoamérica, las élites se aprovechan de ese crecimiento económico global y se enriquecen aún más. Tomando en cuenta que no son las mismas élites de años atrás, por la conocida Guerra de Reforma, donde entraron al poder y la toma de decisiones los liberales. Esta desigualdad se mantiene en el siglo XX, por lo que uno de los que más reaccionaron a la creciente desigualdad y enriquecimiento de las élites fue la Revolución Mexicana, pero no cambió nada, he incluso siguió el famoso capitalismo de compadres.
A continuación, podemos obtener un ejemplo gráfico de cómo la desigualdad puede ir variando en el coeficiente de Gini, pero los valores siempre determinarán una desigualdad constante y estable dentro de la sociedad mexicana.
Fuente: https://www.inegi.org.mx/app/buscador/default.html?q=desigualdad#tabMCcollapse-Indicadores
La gráfica presenta datos entre los años de 2008 a 2018, sin embargo, el coeficiente Gini, por más que suba y baje siempre demostrará una desigualdad muy preocupante en México.
Desigualdad en la actualidad
La realidad en México no ha cambiado, se ha alimentado la desigualdad con tanta fuerza durante tanto tiempo, que cambiarla resultaría muy complicado y extenso, pero no imposible. En México se percibe todavía con mucha facilidad la enorme desigualdad. Se presentarán algunos datos recientes sobre la desigualdad en México, y en el siguiente subtema se analizará por qué es importante combatirla y buscar la igualdad en nuestras sociedades.
Se tomará en cuenta un estudio realizado por “El Economista” (2020) sobre algunos datos de la desigualdad en México.
En el siguiente gráfico sacado del INEGI, titulado “Los mexicanos más ricos ingresan hasta 18 veces más que los pobres”, podemos analizar una estructura de ingresos muy interesante. Está manejada por deciles, del 1 al 10, donde el decil 1 representa a los más pobres y el decil 10 a los más ricos. Cada decil y su número representa el ingreso promedio diario por hogar. Con esta gráfica podemos conocer de una manera estadística la enorme desigualdad que existe en México, tanto así que la diferencia entre el decil 10 y el decil 1 es abrumadora. Los ingresos promedio diario por hogar representan una gran diferencia, y por lo tanto, un gran problema económico y social.
Luego nos encontramos con otro gráfico, sacado de la página de la OCDE, titulado “Países de la OCDE donde la clase media ha perdido más ingresos” (2018). Esta gráfica es muy importante, porque se tiene que saber que la desigualdad de ingresos no solo afecta a los extremos o a los más pobres, sino también a la propia clase media, quienes se perjudican bastante de un mal manejo de la economía. La gráfica nos presenta 5 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), donde México es el segundo país donde la clase media ha perdido más ingresos. Grecia es el primero y Estonia al mismo nivel que México. Los ingresos de la clase media mexicana se contrajeron en un 2% en los últimos años.
El siguiente gráfico, recuperado en EMOVI-CEEY, titulado “subir de clase social es más posibles en el norte de México que en el sur (2019), nos demuestra la diferencia entre nacer en el norte de México y en el sur de México. La gráfica explica cómo el 23% de los que nacieron en el norte de México se quedaron igual de pobres y el 8% llegó a un estrato de mayores ingresos. En cambio, en el sur es diferente, el 67% de las personas que nacieron en el sur se quedaron igual de pobres y solo un 2% logró aumentar sus ingresos. Esto demuestra un factor muy importante dentro de el tema de la desigualdad, y es que, la propia desigualdad de un país también puede ser reflejada regionalmente. Puede que una parte del país sea más prospero y en otra región exista mucho retraso y falta de desarrollo para las personas, lo cual es muy grave y constituye una desigualdad regional que se tiene que combatir por el Estado.
El siguiente gráfico recuperado por la página de el Banco Mundial, titulado “Nivel de desigualdad económica en países de América Latina” (2016), nos presenta tres países de Latinoamérica, El Salvador, Chile y México. México representa una mayor desigualdad que los otros países, con un coeficiente de Gini 0.48 en 2016. La desigualdad ha disminuido un poco según este gráfico, pero sigue siendo un factor sumamente importante dentro de México.
Otro problema muy importante en la actualidad es la desigualdad de ingresos entre las mujeres y los hombres. Del Diario El Economista: “La desigualdad de ingresos en México se profundiza en el análisis por género. Las mujeres en promedio perciben 60% menos que los hombres. El promedio a escala nacional de ingresos diarios de una mujer es de 155 pesos mientras que cada día un hombre ingresa 244 pesos.”.
¿Por qué es importante combatir la desigualdad?
Está claro que la desigualdad es un factor de suma importancia y con enormes desventajas para toda la sociedad. Es una muestra que nuestras economías y específicamente la economía mexicana no está funcionando. Es importante entender que la economía nace para buscar el bienestar de toda la sociedad, es una herramienta para buscar una sociedad más justa, igualitaria, en crecimiento y en desarrollo, pero no está siendo así, por lo que la desigualdad desnuda una economía que podrá ser productiva, pero no eficaz acorde a su objetivo.
No es ninguna sorpresa que la desigualdad atenta a los derechos humanos de las personas, atenta a los más vulnerables y es un efecto terrible para toda la sociedad y la injusticia que representa. Sin embargo, en este subtema se conocerán los efectos negativos que tiene la desigualdad dentro de la economía, cómo afecta a la micro y macroeconomía, así mismo cómo puede llegar a afectar nuestra democracia, por lo tanto, por qué es importante combatirla.
Para responder, además de lo aprendido en clase y en otras materias, se apoyará con los puntos presentados por el economista Joseph Stiglitz en su crucial libro “El precio de la desigualdad”.
Stiglitz manifiesta que estamos pagando un alto precio por la enorme y creciente desigualdad y que, a menos de que se haga algo, lo más probable es que esta desigualdad siga aumentando. Este aumento de la desigualdad lo sufrirán la clase media y sobre todo la clase baja, pero también pagará un alto precio el país en conjunto, la democracia y la economía. Es importante entender que las sociedades desiguales no funcionan de forma eficiente, por lo que una economía en una sociedad desigual resultaría sumamente inestable y nada sostenible a largo plazo.
Uno de los afectos negativos dentro de la economía se vería reflejados en la inestabilidad de la producción. La desigualdad se puede mirar como una crisis económica constante a la cual el ciudadano medio se vería profundamente afectado, a diferencia del ciudadano de clase alta, el cual muy probablemente no sufra ningún efecto directo negativo. El trasladar el dinero de los de abajo para los de arriba reduciría el consumo, algo muy preocupante para cualquier economía del mundo. Si no se planifica un cambio en este aspecto, la demanda total de la economía sería menor de lo que la economía es capaz de ofrecer, según las proyecciones de Stiglitz. El desempleo es una de las consecuencias más predecibles e inmediatas de la desigualdad, tanto así que, según los economistas, el desempleo puede achacarse a una insuficiente demanda agregada, por lo que toda la demanda agregada en disminución puede llegar a achacarse al extremo grado de desigualdad. Es por eso, que una redistribución más amplia, descendería aún más el desempleo.
Los gobiernos siempre intentarán responder a esta demanda insuficiente provocada por la desigualdad, lo cual dio lugar a una burbuja y a más desigualdad, o económicamente hablando, un sobreendeudamiento. Esto ha generado también que el fácil acceso a los créditos, gracias al sobreendeudamiento del gobierno, genere también un sobreendeudamiento de las familias. Sobre este tema, Stiglitz comenta algo muy importante: “En una democracia donde existe un alto nivel de desigualdad, la política también puede ser desequilibrada, y la combinación de una política desequilibrada dedicada a gestionar una economía desequilibrada puede ser letal.”.
Es de máxima importancia entender la cita de Stiglitz, ya que otro de los efectos profundamente negativos de la desigualdad deriva en que, si existe una desigualdad económica, muy probablemente existirá una desigualdad política. Cuando la clase alta ocupa el poder otorgado por esa desigualdad, lo convierte en un poder político, para beneficiar en exceso a las grandes empresas y corporaciones que ellos mismos pueden llegar a manejar, por tanto, los ingresos se desvían hacia la clase con poder político y no en beneficio de toda una sociedad. Pero incluso dentro de esta realidad, la desigualdad es tan influyente de manera negativa para todos por igual, que incluso el hecho de que la clase alta se beneficie de la desigualdad, con el tiempo, no pudieran coexistir con una sociedad tan inestable. Las grandes empresas y las familias con altos ingresos también necesitan una sociedad estable y con igualdad.
Otra manera económica para conducir a una desigualdad crónica e inestable es mediante la desregulación. Stiglitz comenta que la desregulación ha desempeñado un papel crucial en la inestabilidad que se ha experimentado en los países. El sector financiero se ha empeñado en manifestar que, sin las restricciones del gobierno, se percibiría un aumento significativo de los beneficios económicos. Claro está que no pensaron en ningún momento el alto costo social y económico que conlleva el desregular una economía. El sector financiero alegaba un triunfo significativo en sus innovaciones, llevando así a una economía más productiva. Pero no se tiene ninguna duda de la inestabilidad y la desigualdad que eso causó. Se ha demostrado económicamente que, incluso si el sector financiero lograría elevar el crecimiento de la economía en un 25 por ciento durante tres décadas, no lograría compensar todas las pérdidas socioeconómicas que causaron ellos mismos y sus malas políticas de producción y desarrollo.
Aparte de la enorme inestabilidad que puede crear la desigualdad, también esta puede ser promotora de una economía menos eficiente y productiva. Se prevé que en una economía desigualdad existen en exceso una reducción importante de las inversiones públicas. Esto también se puede ver reflejado en la sociedad. Inevitablemente, una economía desigual alimenta a una sociedad oportunista y dividida, por lo que, si seguimos la línea de argumentación analizada en este ensayo, esta desigualdad económica y la sociedad dividida alimenta así mismo a una política desigual y manejada por los intereses de unos pocos. Es por eso, que, cuanto más dividida esté la sociedad en cualquier aspecto, menos se invertirá en las necesidades comunes de la sociedad.
Se ha visto que la desigualdad genera inestabilidad, pero es irónico que entre más inestabilidad exista, más desigualdad habrá. También genera un importante atentado a nuestra propia democracia, por lo que junto con estos problemas presentados se debe dar a entender el por qué es de suma importancia combatir la desigualdad en nuestras sociedades. El siguiente subtema se plantearán diversas propuestas en busca de erradicar la creciente desigualdad que existe.
¿Qué hacer ante la desigualdad?
El qué hacer es siempre la gran pregunta en la mente de todos los interesados en una sociedad más equitativa y justa para todos. En el subtema anterior se presentaron diversos problemas en la sociedad causado por la creciente desigualdad. Es por eso que, a continuación, se presentaran algunas de las formas o políticas que pudieran implementarse en nuestras sociedades actuales en busca de combatir de manera eficaz la desigualdad.
Como ya se mencionó antes, la desigualdad derrumba diversos factores de desarrollo en nuestra sociedad, pero antes de analizar prácticamente lo que el Estado u organismos pueden hacer, primero es importante que toda la sociedad esté consciente del problema y de lo importante que es erradicarlo de una manera unida. Sin partir de la concientización social, cualquier cambio será únicamente utópico.
El rol de la academia y los medios de comunicación
Para buscar esta añorada concientización de la sociedad se tiene que acudir a las bases de la información y desarrollo personal. Como primer punto, la academia. La academia representa una enorme importancia a la hora de buscar una sociedad educada, consciente, civilizada, solidaria y comprometida. La academia tiene un enorme peso encima y deberá superar las dificultades e intereses para lograr el objetivo. El hecho de que nuestra economía esté tan dividida y tan poco comprometida en representar las demandas de la sociedad no es ninguna coincidencia. Tampoco lo es el que varias de las medidas económicas que se ocupan, evadan muchas de las realidades y carencias sociales que existen en la actualidad. La academia de alguna manera ha sido causante de esta división entre persona y economía. Los futuros economistas poco a poco van desligando conceptos que fueron construidos e implementados en busca de un objetivo común, el bienestar. Conceptos como Economía-Democracia, Economía-Felicidad, Economía-Equidad, entre otros. Pero curiosamente les resultará fácil unir conceptos como, Economía-Producción, Economía-Exportación/Importación, Economía-PIB, entre otros. El hecho de que un economista esté desarrollándose con tan poco interés social demuestra que la economía dentro de la academia no se está introduciendo bien entre los jóvenes. El que un economista no pueda (o no le parezca importante) conectar los conceptos de economía juntos con los de bienestar social significaría una contradicción de la propia naturaleza de la economía, ya que la economía nace como una herramienta para representar las demandas sociales y con ella, buscar el bienestar social. Este crecimiento de los futuros economistas con poco interés social contiene un enorme precio por detrás. Como resultado, nuestra economía actual. Por lo tanto, la academia tiene que ser la primera en reaccionar ante este problema. Debe buscar como modernizar la economía como carrera y como forma de vida. Debe enseñarle al economista el rol y el deber social que tiene como economista en la sociedad y buscar conectar cada concepto económico con todo ámbito de la sociedad. No se trata solo de imponer materias sociales a demás de las materias económicas tradicionales, sino implementar el conocimiento social dentro de las propias materias tradicionales para lograr erradicar como primera instancia ese tradicionalismo y tener como prioridad la búsqueda de cambiar, evolucionar o mejorar nuestra economía de la mano y representando siempre la sociedad.
También, para encontrar esta crucial concientización, se tiene que prestar mucha atención a los medios de comunicación. Los medios de comunicación son pilares importantes de la democracia. Pero tanto así, como pueden ser los promotores de la verdad y la consciencia, también pueden desestabilizar la democracia, con mentiras, manipulaciones y propagandas. Enfocándose en la desigualdad, los medios de comunicación tienen que ser los promotores de presentar el problema que representa la desigualdad a todas las personas. No se ha estado haciendo, por lo que tampoco será una coincidencia que las personas estén tan poco informadas y con tan poco interés en el tema de la desigualdad. Dar a entender a la sociedad, que la única manera de resolver dicho problema será con toda una sociedad unida, preocupada y comprometida para combatirla, ya que es la sociedad la que tiene que ser representada en la política y en la toma de decisiones. Muchas veces la política es un reflejo de nuestra sociedad, también puede ser al revés, por lo que promover una política oportunista, dividida y desigual puede pasarle factura a la sociedad. Los medios de comunicación tienen la tarea importante no solo de transmitir información, sino de tratar de unir a la sociedad en busca de la conciencia social. Citando el fabuloso lema de la Universidad Iberoamericana, “La verdad nos hará libres”.
Un sistema tributario eficiente
Una de las herramientas más eficaces para mejorar la economía y de paso la desigualdad que trae, son las políticas fiscales. El mal manejo de las políticas fiscales ha traído un peso muy fuerte hacía las políticas monetarias, las cuales terminan siendo peligrosas a largo plazo si se manejan sin el apoyo de políticas fiscales fuertes. El hecho de que todo el peso recaiga a las políticas monetarias resulta grave, pero poco se ha estado haciendo por la afamada idea de dejar que el mercado se maneje por su cuenta creyendo que pueda ser eficiente y estable. El mercado no puede manejarse por sí solo, resultase ingenuo económicamente otorgarle tanto poder al mercado, pero se ha estado haciendo, y claramente se ha fracasado. Un terrible manejo por parte del sistema financiero y un mercado libre sin regulaciones han sido promotores de una desigualdad muy importante. Ante esto, según esenciales economistas del mundo, se tiene que acudir a las políticas fiscales, y el buen manejo de un sistema tributario que funcione, porque es precisamente ahí donde recae la base del problema.
“La sociedad no puede funcionar bien sin un mínimo sentido de solidaridad y cohesión nacional, y ese sentimiento de propósito común también depende del sistema tributario.” -Joseph Stiglitz.
Una mayor y mejor regulación
Se ha demostrado que el sistema financiero ha causado algún incentivo de crecimiento económico, pero a un alto costo, causo por las desregulaciones por parte del Estado. Si la pandemia ha logrado demostrar algo, es que el Estado es el órgano más esencial para buscar cualquier desarrollo equitativo sin un alto costo. El Estado tiene el deber de buscar una economía justa y democrática para todos. A esto se refiere no con que todo lo maneje el Estado, pero que si implemente regulaciones donde tenga que haber regulaciones. El sistema financiero no puede seguir navegando y trabajando por su cuenta y sin ningún tipo de regulaciones. Los mercados descontrolados generan más poder monopolístico, más abusos del sector financiero, más relaciones comerciales desequilibradas. Stiglitz lo menciona en su libro “La gran brecha” (2015), “El sector financiero es emblemático de los errores de nuestra economía: un factor importante del aumento de las desigualdades, la principal fuente de inestabilidad económica y una causa fundamental del mal comportamiento de la economía en los treinta últimos años.”.
Aumento de la equidad = Aumento de la productividad
En un estudio de 2011, el FMI concluía: “Encontramos que los periodos de crecimiento más prolongados están sólidamente asociados con una mayor igualdad en el reparto de ingresos. En un horizonte más lejano, una menor desigualdad y un crecimiento sostenido pueden ser las dos caras de una misma moneda.”
Es decir, claramente un aumento en la equidad aumenta así mismo la productividad. Existe una frase muy reconocida a lo largo de la historia que era “Ellos hacen como que pagaran y nosotros hacemos como que trabajamos.”. Es una realidad, un trabajado pagado dignamente será más productivo, así como una empresa bien mantenida y con inversiones en calidad, será una empresa muy productiva. Es una lástima que la productividad dentro de la economía pertenezca a muy pocos cálculos que la respalden. También la falta de equidad se transmite en una falta importante de confianza hacia el propio sistema de desarrollo y crecimiento, y con toda la razón del mundo. Al obtener una mayor equidad y un sistema impositivo más progresivo podría contribuir algo al restablecimiento de la confianza de las personas. Lo que podría significar enormes beneficios para la economía y el bienestar social.
Una reforma democrática
En 2014 Oxfam utilizó un ejemplo muy crucial para plantear la dimensión del problema de la desigualdad: Un autobús que transportara a 85 de los mayores multimillonarios del mundo contendría tanta riqueza como la mitad más pobre de la población, es decir, unos 3.000 millones de personas.
Con el pasar de los años, los asientos se van haciendo cada vez menos, y el problema cada vez mayor. Ante este ejemplo, cualquier persona, sea economista o no, se puede plantear si realmente en una democracia esto sería normal. La respuesta es que no. Si realmente se viviera en una sociedad plenamente democrática, la desigualdad no sería un limitante de cada día. Ante la lamentable realidad, solo mediante una reforma de nuestra democracia, haciendo que el gobierno represente responsablemente las demandas e inquietudes de las personas y de la economía, se podría a empezar a cerrar la gran brecha de desigualdad y restablecer una sociedad equitativa y próspera. Existen varias maneras de reformar nuestra democracia, pero en este ensayo se analizarán cinco facetas fundamentales con altas necesidades de cambio para cumplir las expectativas democráticas en la actualidad:
Acceso universal a la atención médica, el gobierno tiene el deber de invertir en la salud de la población. Ahora, lastimosamente tarde, la pandemia ha desmantelado la abrumadora realidad de lo poco que están invirtiendo los gobiernos en la salud pública, y como consecuencia, una pandemia sería desastrosa para toda la población, como lo es con el Covid-19. Sin embargo, la verdadera pandemia existía antes del Covid-19, con el poco acceso universal a la salud que tenía gran parte de la población. También se tiene que tomar en cuenta en mejorar los sistemas de aseguradoras, es importante que toda la población tenga un seguro de vida, pero que garantice eficiencia y que cumpla con todos los objetivos de salud para el consumidor. La salud no es un privilegio, es un derecho, y sin discriminación, todos tienen el derecho de tener un buen sistema de salud a su favor y su atención.
La jubilación representa una importancia significativa de nuestra sociedad. Luego de tantos años de servir a la nación para su crecimiento y desarrollo desde cualquier ámbito laboral, las personas merecen una jubilación decente. El Estado tiene que intervenir y prestar atención para que esto pase. Otra faceta importante dentro de las personas de mayor edad es la de atender y darle la oportunidad a las personas que pese que ya tengan la edad para jubilarse, que puedan seguir trabajando. Existen muchas personas que pese a llegar a dicha edad, siguen deseosas o con la necesidad de seguir trabajando, pero muchas veces no encuentran dicha oportunidad. Es ahí donde el gobierno tiene el deber de buscar esa oportunidad para estas personas, y no dejarlas en el olvido y bajo una crisis importante.
La vivienda propia tampoco consta de un privilegio, es un derecho necesario para cualquier ser humano. No se trata solo que todos tengan un techo, lo cual ni eso se ha logrado, sino que todos tengan una digna vivienda que cubra todo tipo de necesidades para las personas. Invertir en la vivienda es de máxima importancia para el bienestar de la gente. También es fundamental que dentro de la propia industria y manejo de la vivienda se cumpla una estabilidad crucial para cualquier ser humano. Muchas personas sufren despojos y desalojamientos de sus viviendas por deudas, mal manejo del sistema hipotecario, corrupción dentro de la industria, o simplemente por crueldad. El gobierno nuevamente tiene que estar al margen de esta situación y proteger al ciudadano para cuidar su vivienda y que no presente preocupación alguna de perderla.
La alimentación es tan crucial como olvidado dentro de la economía. Se dice que existen los recursos para alimentar a toda la población, por lo tanto, el hambre es causado por la mala distribución de los alimentos. El que exista hambre en el mundo puede que represente uno de los mayores atentados a los derechos humanos y a la democracia en el mundo. Por lo que, es importante plantearse un mejor manejo de distribución alimentaria, así como controlar los precios de los alimentos en el mercado y producir alimentos sanos y accesibles para toda la población. Retomando lo que dijo Jean Ziegler: “Un niño que muere de hambre, es un niño asesinado.”
La educación como casi siempre, representa una de las respuestas más importantes para los problemas de nuestra sociedad. El derecho a la buena educación es tan importante como cualquier otro. Una sociedad educada se convierte automáticamente en una sociedad consciente y comprometida en el cambio social y la democracia. Invertir en educación para garantizar a todos los ciudadanos una enseñanza de alto nivel debe ser de las primeras políticas en las agendas gubernamentales.
La reforma democrática es fundamental para combatir la gran brecha de la desigualdad que existe y que, si no se hace algo, seguirá existiendo y a su vez creciendo. De alguna manera lo relacionamos esta reforma democrática con el mismo sentido de que la economía se convierta en una economía democrática. Una economía democrática la asociamos como una economía que representa y trabaja para la sociedad, eliminando así los intereses de por medio y la enorme influencia de las propias desigualdades políticas. La alta producción, un buen indicador del Producto Interno Bruto, y general manejar buenas medidas económicas, pero con desigualdades brutales, pobreza, violencia y corrupción, demuestra que nuestra economía llegó a un punto que puede estar bien, porque se ha desligado de la sociedad, puede llegar a tener indicadores positivos y en crecimiento, ignorando y dejando a un lado el propio fin de la economía, el cual es el bienestar social. Sin bienestar social y con una sociedad profundamente desigual, garantiza que nuestra economía no está funcionando. Buscando desviar la economía hacía las carencias sociales que se viven día a día, puede garantizar un crecimiento sostenible de nuestra sociedad junto con los indicadores económicos. Sin estos cambios y reformas democráticas, puede que la economía presente crecimientos, como lo ha estado haciendo todo este tiempo, pero nunca serán crecimientos estables y sostenibles, tendrán siempre un costo social devastador, y por supuesto, los más perjudicados terminarán siendo los que menos tienen.
Conclusiones
Respondiendo la pregunta de investigación más en concreto, durante todo este ensayo hemos apostado por un cambio sustancial dentro la economía y en muchas facetas más de la sociedad, hemos presentado propuestas importantes, pero con la base de una reforma democrática. Estamos convencidos que, si no mejoramos nuestra democracia, y a su vez democratizar la economía, cualquier cambio será en vano y sin ningún tipo de prosperidad. La economía está como una herramienta para atender a la sociedad, buscar el bienestar y la sostenibilidad de la democracia. No basta mantener elecciones cada cierto tiempo, con órganos independientes del Estado. Como ciudadanos tenemos que ir más allá de esos factores para comprender la democracia, y comprender, sobre todo, la importancia y los beneficios en todo ámbito posible que puede contener vivir en una sociedad en democracia. La desigualdad para todos es un problema común y siempre se tiene que buscar la manera para combatirla, pero lo importante siempre será actuar. Se nos ha enseñado a que lo más real que podemos hacer, es no hacer nada. Sin embargo, dentro de las herramientas como la economía se pueden encontrar diversos mecanismos para atacar de una manera posible y efectiva la desigualdad en la sociedad moderna.
(Participantes en este ensayo: Chigeira De La Rosa, Juan José Dalton Pohl, Diego Ramos, Roberto Durán, Emiliano Rossel y Diego López)
Bibliografía: