Por Óscar Martínez Peñate, Doctor en Ciencias Sociales.
La revolución significa cambios profundos y en algunos casos violentos, ciertas transformaciones culturales, políticas, económicas y sociales, históricamente se han realizado a través de revoluciones, golpes de Estado o del sufragio.
Las revoluciones pueden darse de manera paulatina y se utiliza la reforma como instrumento de profundización para lograr los cambios deseados, no obstante, para algunos de la old school son revoluciones si se hacen nacionalización de fábricas, empresas y de la tierra, y los poderes del Estado estén presididos por guerrilleros, militares, campesinos y obreros, por ejemplo, Cuba 1958, Nicaragua 1979.
En ese contexto, no deberían de faltar los encarcelamientos por disidencias político-ideológicas, censura y cierres de medios de comunicación, persecución y encarcelamientos de periodistas, represión a las manifestaciones, etc. El serio problema de orden ideológico, teórico y hasta mental es cuando un presidente de un país accede por elecciones democráticas, asimismo, alcaldes y diputados elegidos masivamente por la ciudadanía, estén transformando el Estado en lo político, económico y social, es decir, una transformación del Estado indoloro, en silencio y pacíficamente.
En El Salvador, la originalidad sociopolítica reside en que los hechos del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial acontecen como resultado de los checks and balances y de la coordinación de los poderes del Estado, en función de un solo objetivo, el ciudadano. Esta realidad va en contra del modelo neoliberal, el sistema político autoritario y en oposición a lo pernicioso de la globalización; ¿Cómo explicar que esta situación ocurre literalmente sobre l’ancien régimen?.
Con qué instrumental de la sociología y de la ciencia política se puede analizar actualmente El Salvador, hay que tomar en cuenta que, es un nuevo paradigma posmoderno y los conceptos y categorías de las ciencias sociales se ubican en el modernismo. Por ejemplo, cerrar la brecha digital dándole a todos los estudiantes desde primaria hasta bachillerato tablets y laptos, declarar la guerra a las pandillas, medidas económicas para enfrentar los efectos económicos del conflicto militar Rusia-Ucrania, etcétera, las medidas se aplicaron y los resultados han sido y son exitosos, quien lo dice es la población y no los discursos del presidente Nayib Bukele ni de algún alto funcionario, en este país centroamericano es un reto interpretarlo bajo teorías que no corresponden a la contemporaneidad de este nuevo El Salvador, en donde se está construyendo la democracia como cultura nacional.