El último informe presentado por OXFAM ¿Bienestar público o beneficio privado? nos muestra un panorama desalentador. La pregunta es totalmente valida, y nos enseña que el camino que las sociedades han escogido alrededor del mundo privilegiando el capitalismo está errado. En una frase menciona todo: Nuestro sistema económico no funciona igual para todo el mundo. Cientos de millones de personas viven en la pobreza extrema mientras las élites más ricas obtienen enormes ganancias.
Según este informe la riqueza de los millonarios a nivel mundial ha crecido exorbitantemente con ganancias de 2, 500 millones de dólares al día. Mientras que la pobreza extrema ha aumentado llegando a 3, 400 millones de personas (casi la mitad de la humanidad) rozando la pobreza extrema y viviendo con menos de 5,5 dólares al día.
Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo menciona en su informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2019 que el “trabajo no garantiza una vida digna”, siendo uno de los principales problemas la precariedad laboral. Apuntando que lo que más se teme, es que los modelos flexibles que devienen de las nuevas tecnologías socaven los logros históricos en el trabajo, como la formalidad laboral y la protección social.
Si la situación está tan mal, está peor para las mujeres. Al ser precarizados los servicios sociales son las mujeres las que han asumido es vacío con su trabajo no remunerado. Asimismo, son ellas dentro del mercado laboral las que están más limitada, ya que, en datos globales, gana 37,4% menos que los hombres. Recordemos que la desigualdad es exista. En el informe de Oxfam menciona que, en los países con elevados niveles de desigualdad económica, la desigualdad entre mujeres y hombres es mayor.
Con este panorama es necesario recordar que una vida en condiciones dignas es un derecho humano. Por ello Oxfam destaca que es necesario que los que tienen más, paguen más. Esto garantizaría la previsión social que generaría ese Mínimum Vital que menciona Alberto Masferrer. Justamente, en los datos globales mencionados por este estudio, si el 1% más ricos pagase un 0,5% más de impuestos sobre la riqueza recaudaría más dinero del necesario para que 202 millones de niñas y niños tengan acceso a la educación y proveería servicio de atención en salud a 3,3 millones de personas, salvándoles la vida.
El reto, por tanto, está en qué Estado reduzca la desigualdad. Por medio de acciones concretas y reales con plazos definidos, existe un parámetro que como país tenemos que cumplir, hablo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es necesario seguir trabajando por mejorar los servicios públicos como la salud y la educación, por supuesto, esto no se logrará si no se pone fin a la baja tributación de las personas más ricas del país y las grandes empresas.
Pero, además, es necesario apostarle a las mujeres. Realizar acciones para liberar a las mujeres, niñas y adolescentes de millones de horas de trabajo no remunerado dentro del hogar y cuido de personas dependientes. Generar en conjunto la empresa-Estado y por qué no, la academia, una alianza para generar esas condiciones dignas en el empleo, que es el motor de nuestra economía. Eso generaría un país de bienestar en la que todas y todos tengamos oportunidades para una vida digna. Es necesario que se aprovechen los talentos y se extiendan las oportunidades.