Mientras los niveles de desnutrición se están reduciendo considerablemente, los de obesidad y sobrepeso están incrementando a una velocidad alarmante en la región latinoamericana. Este nuevo panorama supone grandes retos para países como El Salvador, que hasta la fecha ni siquiera cuenta con un instrumento legal que vele por la alimentación con dignidad para la población.
Según mapeos, en el país el consumo insuficiente de alimentos o desnutrición afecta a uno de cada cinco menores de cinco años. Paradójicamente las tasas de sobrepeso y obesidad infantil, otros dos flagelos de la malnutrición, se cuadriplicaron. El problema ya no es solo sobrevivir con un dólar diario, el problema también radica en saber qué alimentos consumir.
El jefe del Equipo de Derecho a la Alimentación de la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations, en inglés), Juan Carlos García, explicó en una entrevista a ContraPunto que estas formas de malnutrición están desencadenando una epidemia de enfermedades como la diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares que a largo plazo limitan la vida de las personas y repercuten en la economía de los estados.
En 2013 arribó a la Asamblea Legislativa un anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional, antes entidades habían presentado varias iniciativas con esos insumos se combinaron las propuestas para generar una sola iniciativa de ley. Sin embargo, hasta la fecha la atención de los legisladores poco o nada ha priorizado la aprobación de este instrumento.
“Vivimos en sociedad complejas con visiones e intereses, no totalmente coincidentes, llegar a consensos requiere de tiempo, es difíciles porque hay poco conocimiento o porque no se tiene un reflexión sobre las implicaciones que tienen no avanzar con el erradicar el hambre o la mal nutrición”, acotó García.
Según defensores de derechos humanos, ambos problemas: desnutrición y obesidad tienen el mismo origen y es que el país continúa siendo altamente dependiente de las importaciones de alimentos; el campo no tiene suficientes recursos para producir lo que se necesita, agravado por el clima cambiante.
Por otro lado las fluctuaciones de los precios de los alimentos a escala regional e internacional han afectado directamente a El Salvador, los alimentos están cada vez más caros y las familias del campo y la ciudad se enfrentan cada vez más, con dificultades para acceder a alimentos nutritivos en la cantidad y calidad necesarias para su desarrollo integral.
De allí que es clave y urgente recuperar el rol vital de la producción de alimentos para enfrentar los retos de una mayor equidad, resiliencia y sostenibilidad, reducir la pobreza y la desigualdad, así como garantizar el derecho a la alimentación de toda la población.
La encuesta nacional de salud 2014, demostró que al igual que el año 2008, un 6 % de obesidad en el país es en niños menores de 5 años; un 38% es en niños de 11 a 15 años. Es por esto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el incremento del sobrepeso y la obesidad, ambas una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.