viernes, 11 octubre 2024

El profe conversó con el obrero

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El profesor universitario salvadoreño quién habí­a estudiado su maestrí­a en Chile, casado con una chilena, se encontraba encarcelado en la Penitenciaria de Arica, Chile, a un mes y medio después  del golpe de estado contra Salvador Allende. El Profe se reunió con un obrero que se proclamaba socialista, pero que decí­a que no tení­a partido.

El obrero identificó ocho caracterí­sticas polí­ticas, económicas, sociales y culturales del modelo socialista que Salvador Allende habí­a pretendido implantar en Chile; así­ también mencionó los nombres de diez teóricos del socialismo utópico y cientí­fico a nivel mundial. Expresó que era miembro del sindicato de la fábrica de automóviles en que trabajaba, habí­a organizado tres grupos de compañeros (un total de 32 trabajadores) para conocer sobre el socialismo y la lucha para lograrlo, participaba en todas las acciones para asegurar que la empresa bajo administración gubernamental lograra las metas de producción, calidad y ventas, que habí­an fijado conjuntamente los trabajadores y los interventores gubernamentales; que posiblemente ese interés por el funcionamiento de la empresa, habí­a limitado la participación de ese sindicato en las luchas en defensa del gobierno de Allende. Aseveró que Salvador Allende era un revolucionario que apoyaba todas las formas de lucha por el socialismo a nivel mundial y que en el caso de Chile habí­a encontrado que existí­an condiciones para impulsar el socialismo utilizando la ví­a pací­fica, electoral, pero poniendo por delante la lucha de los trabajadores organizados en la Central Única de Trabajadores (CUT) y en las organizaciones de trabajadores del campo; el asesinato de Allende era un gran golpe para la lucha revolucionaria en Chile, pero que después de algunos años el proceso revolucionario pací­fico continuarí­a, bajo la dirección de nuevos lí­deres revolucionarios. Hizo un breve resumen del papel revolucionario de Ernesto Che Guevara  en Guatemala, Cuba, ífrica y Bolivia; así­ también dijo que otros Che Guevara surgirí­an en otros paí­ses del mundo;  lo que más le habí­a gustado de este personaje, era la  actitud de luchar por los intereses de los trabajadores de cada paí­s.

El Profe estaba maravillado, se le ocurrió preguntar cuál habí­a sido el personaje de la historia que más le habí­a impresionado. El obrero  respondió con mucho orgullo  que habí­a sido Adolfo Hitler, que su libro “Mi Lucha” lo habí­a impulsado a ser revolucionario; pero que siempre que mencionaba ese nombre habí­a tenido problemas con los compañeros del sindicato, así­ como con los del área urbana en donde viví­a, incluso le habí­an dicho que ese era el único defecto en su formación ideológica.

El Profe le dijo que no era defecto, que él también habí­a leí­do ese libro en su juventud y que le habí­a gustado mucho; que la primera organización polí­tica en que militó tení­a su inspiración en las ideas de Hitler; que en la década de los veinte del siglo pasado, los trabajadores revolucionarios alemanes se habí­an dividido en dos tendencias: el socialismo internacionalista y el nacional socialismo; que Hitler habí­a llegado al gobierno con el apoyo del Partido Nacionalista Obrero Alemán (NSDAP).

El trabajador automotriz dijo casi a gritos “eso es lo que yo trato de explicar y no me entienden”.

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Santiago Ruiz
Santiago Ruiz
Columnista Contrapunto.
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