El profesor universitario salvadoreño quién había estudiado su maestría en Chile, casado con una chilena, se encontraba encarcelado en la Penitenciaria de Arica, Chile, a un mes y medio después del golpe de estado contra Salvador Allende. El Profe se reunió con un obrero que se proclamaba socialista, pero que decía que no tenía partido.
El obrero identificó ocho características políticas, económicas, sociales y culturales del modelo socialista que Salvador Allende había pretendido implantar en Chile; así también mencionó los nombres de diez teóricos del socialismo utópico y científico a nivel mundial. Expresó que era miembro del sindicato de la fábrica de automóviles en que trabajaba, había organizado tres grupos de compañeros (un total de 32 trabajadores) para conocer sobre el socialismo y la lucha para lograrlo, participaba en todas las acciones para asegurar que la empresa bajo administración gubernamental lograra las metas de producción, calidad y ventas, que habían fijado conjuntamente los trabajadores y los interventores gubernamentales; que posiblemente ese interés por el funcionamiento de la empresa, había limitado la participación de ese sindicato en las luchas en defensa del gobierno de Allende. Aseveró que Salvador Allende era un revolucionario que apoyaba todas las formas de lucha por el socialismo a nivel mundial y que en el caso de Chile había encontrado que existían condiciones para impulsar el socialismo utilizando la vía pacífica, electoral, pero poniendo por delante la lucha de los trabajadores organizados en la Central Única de Trabajadores (CUT) y en las organizaciones de trabajadores del campo; el asesinato de Allende era un gran golpe para la lucha revolucionaria en Chile, pero que después de algunos años el proceso revolucionario pacífico continuaría, bajo la dirección de nuevos líderes revolucionarios. Hizo un breve resumen del papel revolucionario de Ernesto Che Guevara en Guatemala, Cuba, ífrica y Bolivia; así también dijo que otros Che Guevara surgirían en otros países del mundo; lo que más le había gustado de este personaje, era la actitud de luchar por los intereses de los trabajadores de cada país.
El Profe estaba maravillado, se le ocurrió preguntar cuál había sido el personaje de la historia que más le había impresionado. El obrero respondió con mucho orgullo que había sido Adolfo Hitler, que su libro “Mi Lucha” lo había impulsado a ser revolucionario; pero que siempre que mencionaba ese nombre había tenido problemas con los compañeros del sindicato, así como con los del área urbana en donde vivía, incluso le habían dicho que ese era el único defecto en su formación ideológica.
El Profe le dijo que no era defecto, que él también había leído ese libro en su juventud y que le había gustado mucho; que la primera organización política en que militó tenía su inspiración en las ideas de Hitler; que en la década de los veinte del siglo pasado, los trabajadores revolucionarios alemanes se habían dividido en dos tendencias: el socialismo internacionalista y el nacional socialismo; que Hitler había llegado al gobierno con el apoyo del Partido Nacionalista Obrero Alemán (NSDAP).
El trabajador automotriz dijo casi a gritos “eso es lo que yo trato de explicar y no me entienden”.