viernes, 12 abril 2024

El problema de credibilidad de la Fed

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Estas deficiencias tienen cada vez más consecuencias para la población. La inflación se ha mantenido demasiado alta durante demasiado tiempo, robándole a la gente poder adquisitivo y perjudicando, particularmente, a los pobres

Por Mohamed A. El-Erian

CAMBRIDGE – Luego del colapso repentino de Silicon Valley Bank, André Esteves, un alto ejecutivo bancario de Brasil, recientemente le dijo a Bloomberg que “el riesgo de las tasas de interés de SVB le habría resultado obvio a cualquier pasante bancario en América Latina”. A algunos, esta observación les parecerá bastante irónica viniendo de una región en la que los problemas en el sector bancario no han sido pocos. De todos modos, el sentimiento de Esteves es revelador, porque refleja las crecientes preocupaciones en todo el mundo sobre las políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos y sus efectos adversos que se derraman a otros países.

Hay buenos motivos para estar preocupados. Solo en los tres últimos años, la Fed ha manejado mal su ciclo de alzas de las tasas de interés, ha enfrentado acusaciones de uso de información privilegiada, ha tropezado en su supervisión de los bancos y, a través de una comunicación inconsistente, ha atizado en lugar de aliviar la volatilidad del mercado en varias ocasiones.

Estas deficiencias tienen cada vez más consecuencias para la población. La inflación se ha mantenido demasiado alta durante demasiado tiempo, robándole a la gente poder adquisitivo y perjudicando, particularmente, a los pobres. Los colapsos bancarios del mes pasado se consideraron lo suficientemente serios como para que las autoridades “rompan el cristal” invocando la “excepción de riesgo sistémico”; pero esta respuesta ahora podría imponerles una carga más pesada a todos los depositantes. Estos acontecimientos, incluida la amenaza de una menor disponibilidad de crédito, han hecho subir el riesgo de que Estados Unidos caiga en recesión, alimentando la inseguridad de ingresos en la que, en otras circunstancias, se consideraría una economía fuerte.

Los problemas de la Fed deberían preocupar a todos. Una pérdida de credibilidad afecta directamente su capacidad para mantener la estabilidad financiera y guiar a los mercados de una manera consistente con su mandato dual de mantener la estabilidad de precios y respaldar el máximo empleo. Yo, personalmente, no recuerdo un momento en el que tantos exfuncionarios de la Fed hayan sido tan críticos de las proyecciones económicas de la institución, que, a su vez, dan cuenta del diseño y la implementación de su política monetaria. 

Los reclamos internacionales sobre las deficiencias de la Fed (y sus derrames adversos a nivel global) han venido brotando como hongos en todas partes. En octubre pasado, Edward Luce, del Financial Times, captó el ánimo a la perfección en un comentario que llevaba el siguiente titular: “El mundo está empezando a odiar a la Fed”. Y, más recientemente, durante su conferencia de prensa, las autoridades suizas que se están ocupando de la venta de emergencia forzada del segundo banco más importante de su país acusaron a la quiebra de SVB de contribuir a sus problemas.

Tampoco recuerdo un momento en el que a los mercados les haya importado tan poco la orientación futura que brinda la Fed. La divergencia entre la trayectoria de las tasas de interés de 2023 manifestada por la Fed y las expectativas del mercado ha alcanzado, recientemente, un punto porcentual completo. Es una brecha considerablemente alta para el banco central en el centro del sistema financiero global. Los mercados siguen yendo contra todo lo que han oído y leído de parte de la Fed al contemplar un recorte de las tasas en junio.

La comunicación inconsistente de la Fed no ha ayudado. Una investigación reciente determina que “la volatilidad del mercado es tres veces superior durante las conferencias de prensa llevadas a cabo por el actual presidente, Jerome Powell, que en las que realizaron sus antecesores, y tienden a revertir las reacciones iniciales del mercado ante las declaraciones de la Comisión”.

No sorprende que haya habido movimientos extremos dentro de la parte de la curva de rendimiento que está altamente influenciada por la Fed, y que sirve como base para un conjunto de actividades financieras domésticas e internacionales. En las últimas semanas, por ejemplo, el rendimiento a dos años operó en un rango inusualmente alto de 1,5 puntos porcentuales, lo que hizo que se hablara -y no solo en los medios financieros especializados- de “operaciones dementes con bonos”.

Estas divergencias se producen luego de errores anteriores de la Fed. Después de persistir en su caracterización de la inflación como “transitoria” durante gran parte del 2021, la Fed luego no supo actuar con celeridad una vez que había “descartado” tardíamente este mal diagnóstico. Como resultado de ello, finalmente tuvo que frenar en seco una serie sin precedentes de cuatro alzas consecutivas de 0,75 puntos básicos.

En este momento, no se puede negar que el banco central más poderoso del mundo ha derrapado en sus análisis, pronósticos, políticas y comunicación. Esa es la mala noticia. La buena noticia es que la Fed todavía puede enderezar el barco si adopta un mejor enfoque estratégico para sus análisis y acciones, y si aborda dos problemas estructurales importantes.

El primer problema es el pensamiento de grupo: quienes toman decisiones en la Fed parecen no tener la diversidad de puntos de vista y la experiencia integral que se encuentran en otros bancos centrales importantes. Harían bien en seguir el ejemplo del Banco de Inglaterra y sumar dos miembros votantes externos independientes al comité de políticas de la Fed.

El segundo problema tiene que ver con la responsabilidad básica. Si bien el presidente de la Fed se presenta dos veces al año ante el Congreso, esas audiencias no conducen a que se haga foco en lo que realmente importa: el diseño y la implementación de la política de la Fed. El proceso necesita otra capa de diligencia debida, en la que los especialistas en el campo también reporten al Congreso antes del testimonio programado regularmente.

Se ha hablado mucho sobre si la Fed presidida por Powell será recordada junto con la Fed de (Paul) Volcker por haber dominado la inflación, o junto con la Fed de (Arthur) Burns por haber abierto la puerta a la estanflación. Mi temor es que pueda terminar siendo recordada en una categoría propia, como la Fed que minó su propia credibilidad, su autonomía política y el rol de anclaje crucial de Estados Unidos en el centro de la economía global.

Mohamed A. El-Erian, presidente del Queens’ College en la Universidad de Cambridge, es profesor en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, y autor de The Only Game in Town: Central Banks, Instability, and Avoiding the Next Collapse (Random House, 2016).

Copyright: Project Syndicate, 2023.
www.project-syndicate.org

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Mohamed A. El-Erian
Mohamed A. El-Erian
Es presidente del Queen´s College en la Universidad de Cambridge, es profesor en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania y el autor de The Only Game in Town: Central Banks, Instability, and Avoiding the Next Collapse (Random House, 2016). Columnista Contrapunto
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