Por Gabriel Lerner
Este fin de semana se vertieron 126,000 galones de petróleo frente a la costa del Sur de California antes de detener el derrame. El delicado medio ambiente circundante sufrió daños catastróficos. Es un desastre ecológico en ciernes.
Este accidente debe servir para sacudir nuestra complacencia y mantener a la cabeza del orden de prioridades del gobierno hacer frente al cambio climático que ya está aquí, y el gobierno tiene un plan.
Durante el último debate presidencial del año pasado, el entonces candidato Joe Biden prometió hacer una «transición» del país en materia energética, alejándose de los combustibles fósiles.
Ahora presidente, su paquete de gastos que se debate en el Congreso incluye un apoyo sin precedentes a automóviles eléctricos, multas contra quienes contaminen, incentivos fiscales para energía limpia, incorporar fuentes de energía renovable a la red eléctrica del país y mucho más.
Se podría argumentar contra lo dramático de las propuestas y lo brusco de la transformación de Estados Unidos del segundo país contaminante después de China a un paladín del medioambiente.
Pero una verdad es que ni siquiera ese plan es suficiente. Y otra, que la oposición por parte de los intereses creados amenaza con echarlo abajo.
En su primer día de gobierno, Biden reincorporó al país al Acuerdo de París y canceló el proyecto del oleoducto Keystone. Firmó una orden ejecutiva que detenía los nuevos arrendamientos de petróleo y gas en territorio federal, aunque fue bloqueada por un juez.
Y se está comprometiendo en la arena intencionalidad con miras a la ambiciosa reunión mundial del medio ambiente en Escocia, a fin de mes
El nuevo gobierno busca recuperar el tiempo perdido bajo la presidencia de Trump, cuyas políticas empeoraron nuestra situación y acercaron el momento del desastre.
La Casa Blanca y los demócratas en el Congreso parecían hasta ahora decididos a tomar decisiones valientes que esperaron demasiado tiempo. Biden está viajando por todo el país dando la alarma, culpando al calentamiento global por huracanes que azotaron Nueva York, por los incendios forestales en California
Correctamente, Biden advirtió de un «código rojo para la humanidad».
Y sin embargo, tememos que en las negociaciones se reduzca el presupuesto para el medio ambiente de manera tal que el plan pierda su efectividad. El plan tiene poderosos enemigos: grandes corporacionescomo Apple Amazon, Microsoft y Disney que antes se habían comprometido a reducir las emisiones de gases están luchando contra las propuestas de Biden porque significa que deberán pagar parte de los costos.
Los proponentes del plan deben mantenerse firmes y cumplir con su deber de proteger a la ciudadanía.
El derrame de petróleo es un toque de alarma que nos dice que debemos actuar ahora.
Estamos ante la posibilidad de «la acción climática más importante en la historia de nuestro país» en palabras de Chuck Schumer, el líder demócrata en el Senado de los Estados Unidos.
No perdamos esta oportunidad.
NOTA: esta columna es originalmente publicada y tomada de HispanicLa.com