El hubiera no existe rezaba uno de los consejos que daban en las instituciones educativas los docentes y las abuelas a las juventudes.
Señalando que lo que decidamos debe ser lo más cercano a lo correcto, lo justo, lo noble, ético y responsable, porque de las consecuencias no existe forma alguna de remediar. Por eso es imperativo tener presente, que no podremos hacer nada al respecto en los días venideros, o cuando nos cuestionen las nuevas generaciones sobre éstas. Los días que por alguna razón debes salir más temprano a lo habitual, te encuentras con situaciones que pasan día a día, pero solo existen para ti, cuando logras verlas.
Esta falta de conocimiento se debe a que no estás familiarizado para conocer de cerca y saber y hablar de ellas.
La clase trabajadora desde antes de las cuatro está preparando o realizando alguna o varias actividades.
Por ejemplo la panadería se están engrasado latas y se dispone a hornear el pan, los repartidores preparan sus bicicletas, en el campo son las primeras horas de la madrugada que acompañan el arduo trabajo de la siembra, la madre deja lo más avanzado posible el desayuno, los mercados desde temprano empiezan a tropezar entre sí los compradores y vendedores y en fin cada persona salvadoreña es laboriosa.
Todo ése panorama existe a diario, pero sólo es visible en el instante que lo ves. A los salvadoreños la pandemia no nos ha vencido, nos ha vuelto ingeniosos y más fuertes y resurgiendo de situaciones difíciles, hemos sacado con ahínco y determinación cómo el ave fénix, resurgiendo con lo mejor de cada uno.
Karina, la única posibilidad de empleo que encontró fue en La Libertad, la distancia desde el oriente de San Salvador en lugar de ser dificultad, lo toma como oportunidad volviéndose encomendista.
En su hora de almuerzo recibe y entrega paquetes, ayudando por un precio accesible a acercar productos a demandantes. Rolando, la cuarentena fue la oportunidad para disfrutar y aprender más de su abuela, quién le enseñó a preparar dulces de frutas artesanales, receta de la familia.
Ahora es su principal fuente de ingresos con su emprendimiento. Comercializa en línea y hace entrega a domicilio; ha brindado empleo a dos de sus vecinos que fueron cesados de sus empleos, ellos contaban con motocicleta y son los que realizan las entregas, encontró una manera de ayudarles también.
Mónica, está ayudando a reactivar la medicina natural para tratar diferentes tipos de malestar, sin dejar efectos secundarios en el organismo. Como estos ejemplos podría continuar con más. Y seguro cada uno conocemos a alguien que el desempleo le ha permitido desarrollar y/o fortalecer habilidades.
Los salvadoreños somos trabajadores y no nos bloqueamos ante los obstáculos. Por esa razón también somos exigentes y no podemos permitirnos contar con funcionarios públicos que no estén a este nivel, si no es con base a trabajo arduo, transparencia, decencia y moral para que nos representen.
Recordemos, "el hubiera no existe y el no hubiera tampoco".