Escuchamos de personeros del Frente, que ante el nuevo gobierno, van a hacer oposición desde la calle, que van a recoger las reivindicaciones de la gente: trabajo, salarios, pensiones, plantean que una mejora en la recaudación fiscal, vía reforma, es el requisito para ofrecer una educación de calidad; y otras cosas por el estilo. Ante estas buenas intenciones se impone la pregunta ¿por qué no lo hicieron antes?, tiene presencia importante en la asamblea legislativa desde 1994, y estuvieron 10 años en el gobierno. En 2014 alcanzaron un respaldo electoral de casi millón y medio de votos, gente que votó por ellos buscando el cambio. ¿Por qué no se produjo el cambio? Lejos de ello, el Frente dejó de ser una opción para las personas que los apoyaron electoralmente, ya que su comportamiento desde el poder fue en contra de los intereses de las mayorías populares, las que lo habían respaldado con sus votos.
No obstante el apoyo que alcanzaron en la urnas, no hubo cambio, no el cambio que la gente esperaba. En los años 70 las diferentes organizaciones que luego formarían el frente, fueron capaces de aglutinar y conducir a las fuerzas revolucionarias, democráticas, progresistas, intelectuales, a la lucha contra la dictadura militar. Ya como Frente condujo el esfuerzo bélico, enfrentando a tropas y servicios de inteligencia entrenados por el ejército de Estados Unidos, guío al país en la construcción de los acuerdos de paz, que se concretaron en 1992. Es obvio que al llegar al control del ejecutivo se generaran grandes expectativas. Pero al no producir lo esperado se llegó al desencanto y la frustración.
Baste cuatro ejemplos que marcaron la conducta política del Frente, para sustentar lo que se viene argumentando.
1. Basó su ejercicio del poder en cuestionadas alianzas. Se alejaron de los sectores democráticos, progresistas, e intelectuales, a los movimientos sociales solamente se acercaron cuando era conveniente a sus intereses. En lugar de ello trabajaron con partidos y sectores oscuros, con imputaciones bastante serias. En otras palabras, en lugar de transformar la manera de gobernar, terminaron gobernando al mejor estilo del pasado, estilo que tanto habían cuestionado.
2. Toleró la corrupción, la gente esperaba que con la llegada del Frente al gobierno se dieran pasos firmes para erradicar la corrupción, no sucedió, lejos de ello mantuvo en puestos de gobierno a funcionarios acusados de corrupción y en algunos casos los premio con mejores cargos. Lo más impresionante es que la secretaría que crearon para ello, en 10 años no presentó un solo caso de corrupción en el gobierno.
3. Perjudicó a los pensionados, si el sistema privado de pensiones ya era injusto, siendo los operadores los que se llevan el mayor lucro, con el Frente, las personas que se jubilaron después de las reformas del 2017 vieron disminuir sus pensiones, ya que ahora con esos ahorros se pagan los gastos de caja de gobierno central. Se olvidaron de la generación que los apoyo, desde la sociedad, en las diferentes etapas de la lucha, en su mayor parte pertenecientes a la clase media, clase trabajadora, personas que en ese año estaban a punto de entrar en el proceso de jubilación, con la reforma perdieron una parte de su pensión, ya de por sí exigua.
4. El estilo autoritario lo llevó a imponer candidatos a diputados y alcaldes en las elecciones de 2018, los cuales no eran aceptados por las bases y simpatizantes, algunos de los candidatos impuestos incluso con claros señalamientos sobre su conducta política y probidad. Pero la dirigencia no escuchó, y así se construyó la derrota, incluso en municipios que se habían ganado desde el 94.
Después de las derrotas electorales del 4M y 3F, se esperaba que al interior del Frente se diera un proceso serio de evaluación de los resultados obtenidos, y se actuara en consecuencia. Lo esperado era que el Frente se hiciera cargo de sus prácticas erróneas, reconociendo que algunas decisiones políticas, desde el partido, desde la fracción legislativa y desde el gobierno fueron en contra de los sectores que por ellos habían venido votando, de la gente que vio en el frente una posibilidad de cambio.
Lo que se ve desde fuera es lo contrario, dirigentes en su laberinto, aferrados a sus viejas retoricas y prácticas, la cuales ya no hacen sentido en una sociedad cada vez más crítica, que se expresa a través de las redes sociales, y poco a poco va siendo más participativa, más consciente del ejercicio de su ciudadanía. En esta nueva sociedad, que se está gestando, los estilos de la dirigencia del Frente van quedando para el museo. De continuar así, muy pronto el Frente ya no tendrá nada que decir.