Por Rubén Aguilar Valenzuela
En la medida que pasan los días toma fuerza la idea de que el candidato del presidente López Obrador para la elección presidencial de 2024, es su amigo, su hermano, Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación.
Lo dicen, entre otros, altos dirigentes del PRI y del PAN, que argumentan que es la única corcholata, como el presidente dice a sus candidatos, a la que le tiene confianza absoluta.
Solo él sería garantía de continuidad del proyecto trazado por López Obrador una vez que en octubre de 2024 deje la presidencia de la República.
Su hermano representa más que ninguna de las otras dos corcholatas, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, la continuidad que imagina el presidente.
De quienes conocen personalmente al secretario y lo han tratado, recibo opiniones contradictorias. Unos me dicen que es un político muy inteligente y otros que es tonto e incapaz.
Coinciden en que a nivel personal es un priista de la más vieja escuela lleno de formas corteses y zalameras en el trato a los demás.
López Hernández (Tabasco, 1963), por instrucción presidencial, dejó la gubernatura de su estado, lo gobernó dos años y medio, para convertirse en secretario de Gobernación en agosto de 2021.
Como su hermano, el ahora presidente, fue un destacado militante del PRI en Tabasco. En 2001, después de 25 años de militancia, renuncia a ese partido y se inscribe en el PRD.
Como candidato del PRD fue diputado local en Tabasco (2007-2009), diputado federal (2009-2012) y senador (2012-2018).
En enero de 2014 anunció su salida del grupo parlamentario del PRD para sumarse a Morena, el partido fundado por su hermano el ahora presidente.
Es abogado por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y titular de la Notaría Pública Número 27 del estado de Tabasco, con licencia desde 2006.
El secretario de Gobernación en las últimas semanas ha viajado por todo el país y alcanzado una gran cobertura de prensa a través de la fórmula más fácil de dar nota; el escándalo, el insulto y la descalificación.
López Hernández ha dejado atrás las formas corteses del viejo priismo y se ha vuelto un imitador a pie juntillas del estilo rijoso de su hermano el presidente.
Como resultado de esta estrategia de comunicación, de cara a su candidatura, ahora ocupa todos los días espacios en la prensa del país y recibe los aplausos de las bases morenistas.
La corcholata de López Obrador, que estaba en el último lugar, empieza a hacerse presente en el espacio público y en la recordación de los posibles electores.
En Morena, como lo ha hecho ver el senador Ricardo Monreal, líder de su partido en el Senado de la República, crece la disputa entre las corcholatas y sus equipos.
Twitter: @RubenAguilar