jueves, 10 octubre 2024

El cambio climático y los incendios en Australia

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Los australianos exigen una respuesta urgente a los incendios forestales que asolan Sídney con altos niveles de contaminación.

La densa capa de humo tóxico que cubre Sídney y unos niveles de contaminación sin precedentes llevaron a miles de australianos a salir a la calle para exigir una respuesta climática urgente por parte del Gobierno. Más de un centenar de incendios forestales han arrasado desde hace semanas el este de Australia, hasta cercar Sídney y Brisbane. Además, seis personas han muerto en los fuegos que han consumido más de 2 millones de hectáreas afectando a 700 casas. En plenos picos de contaminación, estas ciudades ya han llegado a suspender servicios de transportes y que los menores salgan al aire libre en los recreos.

En la movilización del miércoles, los manifestantes asociaron la emergencia climática con la permanente neblina y humo sobre la ciudad y culparon al Gobierno de no estar haciendo “absolutamente nada al respecto”. Las temperaturas previstas para las próximas semanas complican el pronóstico para los incendios forestales en el estado de Nueva Gales, al que pertenece Sídney.

El Gobierno de Scott Morrison, reconocido defensor del carbón, había negado semanas atrás cualquier conexión entre las emisiones de carbono y los incendios forestales. Sin embargo, después de la marcha del miércoles y de semanas de críticas, Morrison afirmó el jueves que durante «todo el año» había reconocido el impacto entre el cambio climático y la temporada de incendios.

Esto sucede mientras Australia estaba representada en la COP25 por el ministro de Energía, Angus Taylor, quien intervino con un discurso el martes en la Cumbre Climática en Madrid sin mencionar los incendios y poniendo en manos de la tecnología australiana la transición global hacia unas emisiones de carbono suficientemente bajas. Taylor tampoco mencionó el plan australiano de doble contabilidad de los créditos de reducción de emisiones de Kioto.

¿Cuál es el contexto?

Un día antes de la protesta, Morrison hizo unas polémicas declaraciones. Presionado, entre otros, por la oposición y su predecesor, Malcom Turnbull, rechazó las críticas a una supuesta respuesta insuficiente y desestructurada del Gobierno federal ante una emergencia nacional y dijo que poco más se puede hacer. Además, numerosos bomberos voluntarios llevan semanas trabajando sin descanso ni remuneración, sobre los que dijo: “Ellos quieren estar allí”. Morrison argumenta que la rotación del personal está en marcha y que está “satisfecho” con los trabajos de extinción. “Y si hay algún otro asunto que deba abordarse se planteará a la Commonwealth porque hay una línea directa”, agregó, según The Guardian Australia.

En el acto público del martes, Morrison fue preguntado por su política de cambio climático, que ubicó en el “equilibrio” entre las necesidades ambientales y económicas, al tiempo que defendió que Australia está cumpliendo con los objetivos de reducción de emisiones. No obstante, una coalición de exjefes de bomberos dijo a mediados de noviembre a la edición australiana de The Guardian que al Ejecutivo australiano “fundamentalmente no le gusta hablar sobre cambio climático” y que este caso ratificaron que “los incendios forestales son un síntoma” de la emergencia climática. En abril, este grupo de 23 expertos en emergencias intentaron sin éxito reunirse con Morrison para advertirle de la dura oleada de fuegos que se avecinaba.

¿Qué hay que tener en cuenta?

Frente al buen desempeño ambiental por el que el Gobierno australiano saca pecho, el Índice de Comportamiento ante el Cambio Climático no le deja en muy buen lugar. Este indicador elaborado por Germanwatch, el NewClimate Institute y Red de Acción por el Clima, presentado en el marco de la COP25 que concluye este viernes en Madrid, Australia es el sexto país del mundo con peor desempeño en emisiones de GEI, eficiencia y políticas de cambio climático. “Los expertos sostienen que la política climática nacional ha seguido empeorando: el Gobierno no tiene una política comprensiva de reducción de emisiones, tampoco de regulación de emisiones del transporte o planes de eliminación gradual del carbón”.

Morrison reaccionó el jueves a las voces de alarma sobre la situación de su país, que tachó de «no creíbles». «Creo que es importante tener una sensación de calma sobre estos asuntos, y calmarse sobre la base de la información que dice que Australia está reduciendo nuestras emisiones, Australia está tomando medidas, Australia está obteniendo resultados», agregó.

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