jueves, 6 febrero 2025
spot_img
spot_img

El Bukelismo es la ideología de la democracia

¡Sigue nuestras redes sociales!

La ideología del modelo Bukele rompió con el pasado de forma pacífica, es decir, no es conservadora": Óscar Martínez Peñate.

Por Oscar Martínez Peñate.

Según los manuales sobre ideologías la tipificación de un sistema político se realiza de acuerdo con las coincidencias de las prácticas o hechos económicos, políticos y sociales con las tipologías existentes, el dilema se plantea cuando un gobierno como el salvadoreño los académicos, políticos y periodistas presentan dificultad para calificarlo porque no calza con ninguna ideología actual o pasad.

Para el gobierno salvadoreño la importancia la tiene el ciudadano, y no los intereses de los empresarios, empresarios, transnacionales, organismos mundiales o internacionales de comercio o financieros, tampoco los intereses de otros países o bloques económicos-políticos extranjeros, por lo tanto, no es neoliberal. 

En El Salvador no existe un nacionalismo exacerbado, al contrario, es abierto a los extranjeros, tanto que es considerado un país de anfitriones, no emplea la violencia ni conculca los derechos económicos, civiles y políticos, por lo tanto, no es nacionalista ni fascista. En este país se respeta y garantiza la propiedad privada, la inversión nacional y extrajera, es decir, no es una sociedad socialista mucho menos comunista.

El gobierno salvadoreño no tiene un discurso antiimperialista pero no acepta órdenes de ningún país extranjero, es soberano y goza de autodeterminación; no es anti-oligarca, pero le eliminó los privilegios e inmunidades a esta élite; le da prioridad a la familia y no reconoce la ideología de género; no hay persecución contra la izquierda progre o woke, prensa de oposición ni contra los detractores del gobierno. 

La ideología del modelo Bukele rompió con el pasado de forma pacífica, es decir, no es conservadora, después de haber finiquitado el primer quinquenio, se piensa continuar con la modernización de las instituciones públicas en el contexto de la refundación del Estado, por lo tanto, no es de ideología reaccionaria, tampoco se puede considerar revolucionaria porque no es el resultado de ninguna lucha de guerrillas, revolución, conflicto armado, guerra civil, ni de alguna insurrección.

En El Salvador se comenzó como una utopía, porque parecía imposible cambiar el país en tan corto tiempo, o sea, que en el momento que se planteó la idea de crear un nuevo país parecía absurdo, sobre todo porque el cambio significaba más que una reforma profunda una restructuración del antiguo régimen, es decir, darle vuelta, poner la pirámide a la inversa, lo que significó, que el poder se le dio a la ciudadanía sin importar la ideología, religión, extracción social o económica, la cúpula de la pirámide constituida por la élite económica sus miembros pasaron a formar parte dentro de la pirámide como cualquier ciudadano.

Nayib Bukele en su primer discurso como presidente de El Salvador, el 1 de junio de 2019, dejó en claro que este gobierno no sería de los grandes empresarios como lo habían hecho los partidos de derecha, tampoco de los proletarios como los partidos de izquierda, sino que será en función y beneficio del ciudadano. 

De ahora en adelante el poder está en todos nosotros, en cada uno de nosotros, en las manos de nuestros profesionales, en las manos de nuestros estudiantes, en las manos de nuestros comerciantes, en las manos de nuestros escritores, en las manos de nuestros artistas (…), en las manos de cada uno de los salvadoreños, porque hoy tenemos un gobierno del pueblo para el pueblo.

Tenemos cinco años para hacer de El Salvador un ejemplo para el mundo.

Tenemos que heredar un mejor país para las nuevas generaciones.  ¿acaso no merece lo mejor para su futuro? ¿Acaso no merece la mejor educación, la mejor salud, tener seguridad, poder caminar libre en las calles? ¿Acaso no merece tener un país del que se pueda sentir orgulloso? 

El Salvador va a volver a ser el líder en la pujanza y en la innovación en Centroamérica.

Tenemos que invertir en los niños para que, en el futuro, a largo plazo, tengamos el país que todos queremos. También vamos a invertir en megaproyectos, vamos a pensar en grande y en ejecutar en grande. Vamos a pensar en largo plazo y vamos a dejarle un legado al pueblo salvadoreño, un legado que no se borre con la historia.

Este conjunto de idas sirvió de base ideológica para construir un nuevo El Salvador, es decir, de la transformación, partiendo que había que derrotar el pasado y el presente, y sobre esos escombros sentar bases sólidas para construir con la coparticipación de la ciudadanía, el país del cual cada salvadoreño no solo se sintiera orgulloso de su nacionalidad, sino que además la presumiera. Es explicar en el presente lo que será el futuro en contra de todo obstáculo y desafío, es trabajar desde ese mismo instante en función de esa proyección considerada como idealista, platónica, sueño o utopía.

Estas ideas generadoras tipo macro se convirtieron en un compromiso ideológico con la población, asimismo, una bitácora que orientó el camino a seguir por la ciudadanía y por los tres Poderes del Estado, lo que permitió una coordinación sistémica y sistemática entre ellos, superaron la concepción pretérita y simple de la independencia entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en que cada uno tira por un lado distinto, se convierten en opuestos y contradictorios. El elemento que le dio cohesión a los Poderes del Estado fue el único y exclusivo interés de buscar el bienestar del ciudadano y de El Salvador como Estado soberano.

El Salvador cambió gracias al liderazgo del presidente Nayib Bukele, y no hay que olvidar que la frase consigna que lo volvió viral, así como la revolución francesa tuvo sus frases célebres de “libertad, igualdad y fraternidad”, la revolución mexicana de “tierra y libertad”, en El Salvador la frase célebre fue “el dinero alcanza cuando nadie roba”, y esa fue la que aglutinó en un movimiento social a la ciudadanía salvadoreña y se insurreccionó electoralmente dos veces dándole la victoria contundente al Nayib Bukele, para la transformación de El Salvador en el 2019 y en el 2024.

¡Hola! Nos gustaría seguirle informando

Regístrese para recibir lo último en noticias, a través de su correo electrónico.

Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento.

Oscar A. Martínez Peñate
Oscar A. Martínez Peñate
Escritor, politólogo y analista de la realidad nacional salvadoreña y centroamericana.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

También te puede interesar

Últimas noticias