En medio de la batalla electoral, el Presidente Donald Trump prohibió el envío de remesas de los emigrados a sus familias en Cuba. El próximo 27 de noviembre la empresa Western Union perderá su permiso para operar con la isla, según anunció el Departamento del Tesoro. Desde que se inició la pandemia, Washington ha intentado limitar lo más posible los envíos de remesas familiares, buscando provocar la asfixia financiera de la economía cubana.
La medida se justifica aduciendo que Fincimex, el socio cubano de la Western Union, es una filial de Cimex, subsidiaria de GAESA, el grupo empresarial militar más poderoso de Cuba. El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que “Las empresas controladas por militares cubanos explotan las remesas enviadas a los cubanos y manipulan las divisas para obtener beneficios. Así es como los militares financian su interferencia en Venezuela y su represión en el país“.
Más allá de la retorica contra el sector castrense cubano, lo cierto es que este año, el Presidente Trump ha apuntado todos sus cañones contra las finanzas cubanas. Primero limitó la cantidad de dinero que cada emigrado podría enviar a su familia en Cuba. Después prohibió las transacciones a tarjetas de crédito AIS de la isla, forma de pago para comprar en las tiendas de moneda dura. Finalmente salió de sus fronteras, intentando impedir que el Club de París postergue el pago de la deuda cubana.
La acción se enmarca dentro de la campaña electoral, parece buscar las simpatías del exilio cubano para lograr los votos de La Florida, uno de los estados clave para la reelección de Trump. Ric Herrero, director de Cuba Study Group, considera que “el momento del anuncio de esta regla es extremadamente sospechoso. La administración anuncia hoy otro límite a los canales formales de remesas, pero retrasa la implementación por 30 días. Es como si estuviera diseñada para acaparar titulares ahora, y atrasar el impacto que inevitablemente causará a las familias cubanas hasta después de las elecciones”.
La reacción cubana no se ha hecho esperar, el canciller Bruno Rodríguez afirmó que ¨no existen límites para un gobierno criminal en la imposición de políticas que limiten los contactos, la comunicación y la ayuda mutua entre las familias de ambos países¨. Por su parte, Johana Tablada, subdirectora de EEUU en la Cancillería de la isla, sostuvo que se trata de una medida discriminatoria, que convierte a los emigrados cubanos en los únicos que en el mundo no pueden ayudar a sus familiares. La irritación de la gente común se percibe en las redes sociales, donde muchos cubanos se sienten directamente agredidos por una medida que los afectará en fin de año y en medio de una pandemia.
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La prohibición llega en un momento extremadamente difícil para la economía cubana, en especial para sus finanzas. A la crisis que se arrastraba desde el 2019 se sumó la parálisis provocada por la pandemia, la cual eliminó de un plumazo los ingresos que deberían haberse recibido por la llegada de más de 4 millones de turistas. La suspensión de los vuelos desde los EEUU, por razones sanitarias, implicó además que las ¨mulas¨ dejaran de aterrizar en los aeropuertos cubanos, con sus bolsillos repletos de dinero enviado por emigrados a sus familiares.
Las autoridades cubanas han intentado compensar el déficit financiero nacional abriendo tiendas en moneda dura (dólares, euros, etc) y creando tarjetas de crédito que podían rellenarse desde el exterior pero en septiembre Washington prohibió a sus entidades financieras hacer cualquier transacción hacia ellas. La única vía que permanecía abierta para el envío de remesas era Western Union y todo indica que se cerrará definitivamente si Trump resulta reelecto.
El ingreso de divisas que le queda a Cuba es el del trabajo de sus médicos en otros países y también está siendo bombardeado por Washington, desde donde acusan a La Habana de promover el trabajo esclavo y amenazan con sanciones a los países que contraten a estos galenos. En este terreno no han tenido mucho éxito, los 50 mil cooperantes cubanos de la salud están trabajando en 60 países y han jugado un papel destacado en el combate contra el Covid19, incluso en naciones europeas como Italia o Andorra.
Sin embargo, en el cerco financiero construido por Donald Trump se abre una grieta enorme, la reanudación de los vuelos a Cuba desde EEUU, junto con los viajes desde México, Bahamas, Jamaica o Gran Caimán, países que ya en otras ocasiones han servido como escala, con el fin de esquivar cualquier control del Departamento del Tesoro o del Servicio de Aduanas de EEUU. Las remesas vendrán por nuevas rutas, las de las ¨mulas¨ que transportarán el dinero que ya no le permiten enviar a la empresa estadounidense Western Union.
La cantidad de posibles mulas es importante, cada año visitan Cuba alrededor de medio millón de emigrados. Paradójicamente, a lo largo de los últimos 30 años, han sido los mismos cubanos residentes en EEUU, los que han hecho fracasar una y otra vez los esfuerzos de Washington por ahogar financieramente a Cuba. Incluso la fallecida cantante Celia Cruz, quien fuera activista por la prohibición de las remesas, enviaba discretamente dinero a los suyos en Cuba. Entre los cubanos el concepto de familia está muy por encima de cualquier consideración política.