Defendiendo los derechos de las mujeres, o ¿manipulándolos?

Entre huracanes y terremotos,  un mensaje directo a la humanidad desde el universo que nos notifica que el cambio climático llegó y esta para quedarse, sin embargo en El Salvador continuamos inmersos en esa marea de violencia de la cual no logramos ubicar la mecha que la ha generado, o quizás lo sabemos pero nos resulta cómodo para nuestros intereses. Cuestionar cuando nos resulta conveniente  y cuando no, nos quedamos en silencio.

Como sociedad nos quedamos en silencio muchas veces cuando detectamos situaciones contempladas en la Ley especial integral para una vida libre de violencia para las mujeres y en otras saltamos de manera desigual, que pasa entonces? Es que estamos usando doble parámetro para evaluar?

Para muestra un botón: me llama la atención que en dos casos en concreto  que se han dado recientemente y en ambos casos se encuentra posicionamientos diferentes, que a mi juicio son de la misma naturaleza, el caso del  Viceministro de seguridad y el del Alcalde de San Salvador, porque con el Viceministro no se pronunciaron con la misma determinación que con el Alcalde? ¿Será porque en este caso, se trata de una compañera y en el otro solamente ser una periodista? Y entonces ¿de qué derechos de las mujeres estamos hablando y defendiendo?  O  ¿será que en el caso del Señor Viceministro se trata de un funcionario del ejecutivo, al que no hay que cuestionar?     

No estoy avalando en ninguno de los casos de violencia que atenten con una vida libre de violencia para las mujeres, pues uno de mis principios ético-feminista parte de No a la Violencia venga de donde venga, en ese sentido considero que ante una violación a dicha Ley deberá responder con su reparación, independiente del cargo que ocupe o del partido polí­tico al que pertenezca y mucho menos utilizar dichos hechos para fines partidarios electoreros de lucha de poder.

En el Estado salvadoreño se encuentra un gran número de violaciones a los derechos de las mujeres estipulados por las Leyes salvadoreñas de parte de sus funcionarios entre ellos ministros, viceministros, alcaldes, concejales, agentes de seguridad, jueces, magistrados todos ellos trabajando desde sus órganos ejecutivo, legislativo y judicial. De esos ¿cuántas denuncias y pronunciamientos dan fe de estos?

Percibo que los derechos de las mujeres son en gran medida manipulados de parte de la clase polí­tica patriarcal para fines electorales, la cual está compuesta tanto por hombres como por mujeres, que lejos de considerarlos como “derechos” los utilizan a su conveniencia para manejarnos. Si en realidad pesaran en las mujeres y sus derechos inherentes por el simple hecho de ser mujeres, ya estarí­a aprobada la reforma al artí­culo 133 del código penal para despenalizar el aborto bajo cuatro causales.