lunes, 15 abril 2024

De los concursos de belleza y otros a la violencia simbólica

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Durante el mes recién pasado,  desde los medios de comunicación,  me encontré con dos hechos que a simple vista pueden parecer maravillosos que se dieron en el marco de dos concursos de belleza: selección de “Miss Perú”y el primer “Miss Mundo en sillas de ruedas”. En el primero las concursantes en lugar de mencionar sus medidas, como la usanza, expresaron los números que desde la violencia contra las mujeres se han dado durante el último año en su paí­s y el segundo fue el “Rescate de la belleza en las mujeres con discapacidad”.

Surge la pregunta, luego del asombro al primer impacto y porque no decirlo aceptación como  hechos positivos, pero ¿que persiguen los organizadores del concurso? ¿Es denunciar y visibilizar la violencia o simplemente trivializar en números hechos de mucho dolor que vivimos las mujeres? ¿Busca empoderar a las mujeres con discapacidad en sus derechos o será involucrarlas al mundo de sofisticación, glamur y juego perverso de competir entre mujeres?. Definitivamente en ambos casos el objetivo es mantener a las mujeres alrededor de la belleza fí­sica estereotipada como atributo fundamental de la feminidad, ¿cuestionarla?, ¡jamás!. Resultan ser casos de violencia simbólica.

La violencia simbólica actúa a través de las mentes y de los cuerpos de las personas, no se trata sólo de la normalización ejercida por la disciplina de las instituciones», sino también a partir de la presión o la opresión, continuas y que pasan por lo general inadvertidas, del orden ordinario de las cosas, los condicionamientos impuestos por las condiciones materiales de existencia, por las amenazas veladas y la violencia inerte de las estructuras económicas y sociales y los mecanismos por medio de los cuales se producen y reproducen.

En ese sentido Bourdieu sostiene que el cuerpo humano es un producto social desnaturalizado en el sentido estrictamente biológico, a través del cual se detecta las condiciones de trabajo, los hábitos de consumo, la clase social, el habitus, la cultura, además que el cuerpo es como un texto donde se inscriben las relaciones sociales de producción y dominación.

Para el caso uno de los mandatos para las mujeres por parte del patriarcado es estructurar su identidad a partir de los estereotipos  conformados socialmente como lo  “Femenino” el cual incluye entre otros el ser bella para los demás, sin importar si para eso tiene que sacrificar su bienestar dando como resultado  “la belleza femenina”.

Desde el Estado salvadoreño existe un compromiso internacional y nacional (Normativa de Genero), con el empoderamiento de las mujeres desde su autonomí­a fí­sica, económica y toma de decisiones para lo cual es urgente impulsar cambios culturales que sensibilicen en la población y dirigentes de lo inapropiado que son los concursos de belleza en las fiestas patronales y las cachiporristas como rituales que cosifican a las mujeres para mantener el statu quo  impide cuestionarse acerca de las desigualdades que encierra este último, considerado que las lógicas culturales se inscriben en los cuerpos a través de esos rituales especí­ficos.

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Gilda Parducci
Gilda Parducci
Columnista Contrapunto
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