Realmente Fermina Teodora de la Baca, era una persona fuera de lo común y no lo digo porque fuera extraordinaria, sino porque en muchas cosas actuaba diferente a la generalidad, disfrutaba la soledad e incluso parecería que el barullo social por momentos la impacientaba y no siempre lograba conectarse con las ideas, deseos, intereses y aspiraciones comunes, era retraída en muchas cosas y extrovertida en otras que la hacían muy locuaz.
Fermina vivía sola por circunstancias de la vida y por decisión propia y no era que no tenía familia, porque si tenía, y siempre manifestaba que la quería mucho, pero por ser como “una Loba Esteparia” su hábitat era vivir sola relativamente, porque tenía una agradable compañía de cuatro patas y cuando quería compañía humana la provocaba reuniéndose con familiares y/o con personas amigas con quienes había un estimo reciproco.
En un momento de su vida esta mujer se sintió triste, muy ansiosa y afligida todo ello sin motivo conocido, entonces pensó: “estoy deprimida” y como la depresión es una enfermedad busco ayuda profesional, fue cuando le prescribieron un medicamento que contenía Fluoxetina y le explicaron cómo debía tomarlo, como mujer entendida siguió las indicaciones y tomo el medicamento durante varios días, las reacciones de los medicamentos en las personas son diversas, ella comento que en su caso, sentía sopor y hasta cierta desorientación que nunca había tenido y que tenía pensamientos suicidas recurrentes lo que la hizo consultar nuevamente al médico que la atendía y este se las retiro de inmediato.
Entonces Teodora que también así se llamaba la mujer aludida, era su segundo nombre , siempre manifestaba que la voluntad, la tenacidad, la disciplina y el empeño los deberíamos utilizar para superar deficiencias físicas y psicológicas y se propuso evitar sentirse deprimida sin ayuda de drogas, si lo logro no se sabe, pero manifestaba recrearse en los pensamientos suicidas, pues solía cavilar sobre las diversas formas de suicidarse, para ella tal acción era un acto de libertad, y como atea que era, para nada se le ocurría que fuera una decisión pecaminosa, mucho menos delictiva pues no perjudicaba directamente a segundos ni a terceros y al ser ella hechora y víctima no había a quien más responsabilizar de tal acontecimiento
Entonces en sus ratos de ocio creador especulaba sobre la mejor manera de suicidarse, el primero en que pensó con actitud melodramática fue cortarse las venas con una navaja de rasuradora, que debía ser nueva para que cortara sin mucha presión, no era masoquista por lo que quería evitar lo más posible el dolor, pero además pensó que el espectáculo sanguinolento podría horrorizar a quienes la encontraran, entonces lo desecho por sucio y antiestético, se le ocurrió que cualquier encontronazo con una persona muerta es impresionante e intimidante, pero ante un o una suicida era inevitable y había que tratar de ser considerada.
Meditando ideo que la salida podría ser un certero envenenamiento, por noticia periodística sabia de la efectividad de químicos que se conocen como “Mata ratas” pero como era una mujer con autoestima, no se sentía bien morir como si fuera una rata lo que la hizo desechar la idea.
Tomar pastilla no era su afición y como no tenía el dato exacto de cuáles y cuantas, corría el riesgo de atiborrara de medicamentos que solo le dieran dolor, vómitos y pérdida de conocimiento y al tener un efecto tardado diera tiempo a que le practicaran un lavado de estómago y entonces el objetivo buscado no se lograría, agregando a ello que podía quedar un tanto idiotizada, y más ensimismada de lo que ya era. Entonces pensó que ese estilo de suicidio para ella no iba.
De igual forma descalifico el ahorcamiento, por dos cosas, una por que aun cuando en su adolescencia fue “Muchacha Guía” no recuerda haber sido instruido en hacer nudos seguros y que tal, si con todo el escenario montado el nudo se soltaba, y no moría, se amorataba el cuello o sufría otros problemas físicos que le causaran mucho dolor; la otra cosa es que nunca había visto en físico una persona ahorcada y creía que el estrangulamiento hacia que él o la suicida sacara la lengua desmesuradamente, lo cual provocaría mucho horror entonces se pronunció porque así no era adecuado.
Otra forma en la que pensó es una de las más comunes, darse un disparo, sin importar el calibre, en el palar conocido como “cielo de la boca”, pero entonces se percató que el arma que tenía, la presto para una emergencia de seguridad y ya no se la regresaron y además a ella que le gustaba la música suave y la tranquilidad, la detonación provocaría mucho escándalo en su colonia y eso no era su estilo.
En sus cavilaciones respecto al suicidio, recordó que en un periódico local había leído que la Cobra Real tenía un potente veneno que con solo una mordida podía matar a 20 personas, pero ¿ de dónde sacaba una Cobra de este tipo? O aunque fuera de otro era difícil obtener una cobra sencilla ya no digamos una Cobra Real, según registran las y los zoólogos viven en África y Asia lo que hacía sumamente dificultoso querer hacerlo por una mordida sutil de esta serpiente; no procedía.
Otra forma que consideraba era tirarse al vacío, de una altura considerable, pero que tal si solo quedaba paralitica por los daños sufridos, tampoco es lo que se pretende, tirarse de un puente no era morir dignamente puesto que se tenía que ahogar en agua sumamente contaminada y asquerosas de nuestros ríos, no era un suicidio atractivo tenía que ser desechado.
A su vez Fermina Teodora pensaba que era una lástima que en el país no se regulara la costumbre que alguien nos ayude a morir, sin dolor, tranquilamente, sin tanto cuento y aspaviento , con procedimientos calculados científicamente para no tener ningún percance ni falla en el objetivo, eso solo es permitido en los países que aceptan la eutanasia como un acto de libertad para morir dignamente sin sufrir, solo que se involucra a otra persona y entonces eso ya no es suicidio, teniendo en cuenta que este, es un acto que se hace por sí y de sí misma, la Real Academia de la Lengua lo define como “quitarse voluntariamente la vida” que es la motivación de las ideas de Fermina Teodora de la Baca.
Al no encontrar en el recuento que se hizo, de las diversas formas de suicidio, ninguna que la satisficiera, sensatamente decidió no tomar esa determinación por el momento y se dijo a sí misma “mejor lo dejo para después, cuando este mas descansada y dispuesta, por ahora seguiré disfrutando de mi maravillosa soledad, de mi familia, de mis amistades y de todas las manifestaciones como la literatura, las diversas manifestaciones de la sensibilidad y todo lo que nos hace ser, verdaderamente humanas.