martes, 16 abril 2024

Cuatro poemas sobre el amor y la cotidianidad

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El joven poeta Mark Bonnet comparte cuatro textos en los que retrata su visión de vida y su las relaciones humanas desde la cotidianidad

El olvido del recuerdo

Asquerosas tretas de la lluvia entre tus tetas.

Amor de mi vida, como ya me he referido en otra ocasión,

déjame recordarte que aún existo [aún en el olvido]

entre folio y pasta, entre azur y viento, aún estoy.

Amor de mi vida, a pesar de ya no estar y estar,

sigo viendo en este infierno, con mis ojos en la percha, los tuyos;

prendidos a un trinche, a una tortura mí­a.

Amor de mi vida, en el polvo de mis huesos quedó un querer todaví­a,

[las termitas no cenan y el gusano tampoco],

el jardí­n mortuorio hará la bruma enamorada-.

Amor de mi vida, si se rompe un dí­a el hilo que te crea,

será quizá porque corramos la misma suerte

y la condena nos implore a dúo.

Amor de mi vida, si entre coma y labio so pena de odio

te embarcas a leerme un dí­a, sabe pues que cada jota

vale por trova en el Averno.

Amor de mi vida, si el dualismo es inexistente y todo me lo imagino,

y el haberte recordado, y el haberme jodido, y el haberme olvidado [“¦]

entonces los albatros hambrientos surcarán los cielos hasta tu balsa.

Amor de mi vida, y si la mortaja tocara tu faz y yo me hallase

bajo estas cadenas, sin viento, con el recuerdo vivo [“¦]

¿correrí­a la soprano a cantar baldosas en tus polainas?

Amor de mi vida, a la deriva tuya y mí­a,

¿qué harí­as si por vano subterfugio

supieras que nunca fui una vela”¦?

Amor de mi vida, a estas alturas de poco sirve el óleo de la

nefasta verdad, decrépita deidad maquillada

que nos corroe como el viento a la voz.

Amor de mi vida, ojalá que el clamor no suba,

y el silencio te acompañe siempre, como leal alero,

hasta el dí­a en que desciendas y nos encontremos.

                                *      *      *

 Elegí­a vulgar trompuda

                                                 “¦sin la obvia dedicatoria

                                          bien parece dedicado”¦

Quiere besarnos con

fuego Sirio, escupirnos con su

trompa de hoz. (Es el hijo

merití­simo de la

xenofobia).

Esconde sus pretensiones como

un grano envenenado en la

granja del hambre. Su fusil

anda amarillo,

negro, blanco,

indefinido.

El trono de su gloria es de

demandas, abusos, evasiones

fiscales, empresas de aire;

y su cetro el chorro negro

de blancas

manos [1].

Él harí­a una amante de su

su semilla si no fuera

públicamente

conocida. [Canta un vals

oculto al oriente

del huerto].

Alarga la trompa de hoz a través

de los campos como una

manguera de napalm

absorbiendo hasta el último

dinosaurio lí­quido

al fondo de la calva

giratoria.

La trompa solo aprendió a

decir: “mexicanos, mexicanos”;

-y aunque no lo diga- aplasta

al chapí­n, al tico, al catracho,

al guanaco, etc. 

Pero olvidaba que el poema debe tener:

   a) Placer estético

   b) Ritmo

   c) Retruécanos

   d) Deus ex machine

   e) Imágenes

   f) Poquí­sima revolución.

   g) Nada de petróleo.

   h) Léxico-bagaje fonético-paja.

   i) Academicismo.

   j) Tedio en exceso para no arriesgarse.

No hay nada de la lista.

Pero es verdad.

__

[1] Balada amorfa de una esperanza ciega (Esperanza ciega de una balada amorfa)

                                *      *      *

Nacer

Un dí­a caminaba por el bulevar

crucé la calle

un coche me pegó [“¦]

entonces cerré los ojos

el dolor era mucho

dejé de respirar

de pensar. [“¦]

Después abrí­ los ojos,

“”del otro lado””

y comencé a vivir.

                                *      *      *

Pick up

El mercado Colón

es un sitio

nada agradable

tiene rateros en

cada esquina y no menos

de 35 devoraalmas

por cuadra. ¿Suena aterrador

no le parece, lector?

Pero no se vaya, continúe, aún falta:

Es la parada más congestionada

de buses, motocicletas, bicicletas,

y los vendedores no pueden

subir o bajar porque son

veinte menos

dos.

Ahora, figúrese usted:

En una esquina de esa precisa

descripción hay un pick up

con verduras, y unas cuatro

sombrillas gigantes con

tres niños y una

mujer.

Lavan ropa en

el capo del pick up,

comen en el capo del pick up,

retozan en el capo del pick up,

se bañan sentaditos en el capo del pick up,

y cagan”¦ no, no me malentienda,

tienen un balde.

Uno no puede hacerlo todo

en una pick up.

y dónde queda la categorí­a estética

señor escritor?:

“”¦y los pajarillos gimen por la mañana

cuando los folla el viento”¦”

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Mark Bonnet
Mark Bonnet
Poeta y estudiante de la Universidad de El Salvador
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