Por Gabriel Otero.
DOMINGO
No toda la gente descansa los domingos. En las veredas de la supervivencia y la historia, quedaron rezagados los mitos religiosos ortodoxos del sabbat como el no trabajar para honrar la obra y creación de Dios y adorarlo en el séptimo día.
En la megalópolis, un sector de la población entretiene a las mayorías invasoras de los espacios públicos, que llegan cuales hordas a calles, parques y ciclovías para andar en patines o bicicleta, o trotar o correr porque el culto del cuerpo, la salud y la recreación así lo exigen.
Lo que para unos es ocio para otros es vocación de servicio o Don de gentes, y a veces colma el hartazgo la conducta abusiva e impertinente de los que no respetan a los demás y los maltratan por cualquier motivo.
El hecho de portar un chaleco color verde y guinda durante las horas laborales no es razón para hacerse receptores de la ira y aguantar majaderías, además, ser presa del analfabetismo político de cualquier cacaseno contrario al gobierno. Estas agresiones son frecuentes para los becarios del programa cultural “Pilares”, repartido en las 16 alcaldías.
Ellos participaron durante la aplicación de la vacuna anticovid y, en fechas recientes, orientan a los ciudadanos sobre qué rutas tomar por el cierre parcial de la línea 1 del metro que traslada a millones de personas de oriente a poniente.
La movilidad que brinda el metro se ha visto interrumpida por las necesarias reparaciones de este medio de transporte vital, y se ha establecido un servicio sustituto con autobuses de la RTP que retrasa los tiempos de traslado y más en domingo que las prisas corren a paso de tortuga.
El domingo es un día pesado para ellos y para todos los que intentan sensibilizar a la población y se desempeñan como mediadores del conocimiento cultural y artístico.
El domingo también es laborable.
ANA Q.
Ana Q. se presentó en el trabajo a las ocho de la mañana, no había desayunado y decidió ir a comprar chilaquiles a un restaurante cercano sobre la avenida Chapultepec.
Eran las 8:25, no quiso salir por el único corredor que la conduciría de Chapultepec hacia el Centro de Transferencia Modal y se fue bordeando las escaleras del Altar a la Patria en el interior de la Primera Sección del Bosque, vio a lo lejos sobre Paseo de la Reforma a gente pedaleando sus bicicletas y caminó por la Calzada Juventud Heroica para salir por la Puerta de Leones.
La mañana estaba nublada y un poco fría, apresuró el paso frente al monumento de la Estela de Luz y cruzó a la derecha en el andador paralelo a la entrada de vidrio del Centro de Cultura Digital, quería evitar encontrarse a los mariguanos que desde temprano se dan sus toques en las jardineras cercanas, en realidad es un punto de reunión de los consumidores de la cannabis quienes pueden adquirir en el lugar un cigarro por diez pesos, además de pipas, papel de arroz y otros insumos para uso lúdico. Pero a esa hora solo había dos de ellos jugando ajedrez.
A la vuelta de la calle de Lieja vio una multitud frente a un autobús público entre los que había varios jóvenes vistiendo el chaleco verde y guinda de servidores de la nación, a dos metros de la escena había una bicicleta roja tirada, no tardó mucho en acercarse y fue más rápido arrepentirse por haberlo hecho, en una visión fugaz pudo observar el cadáver de una mujer con el abdomen aplastado por la llanta delantera del autobús y restos de vísceras adheridas al pavimento. La imagen era espeluznante, un viento frío le erizó la piel del cuello, espalda y brazos y solo atinó mirar hacia otro lado.
−Cubran a la morra−dijo una vendedora de gorditas impactada por la tragedia.
−Ni modo que la tapemos con un mantel lleno de aceite− replicó el tortero de la esquina.
−Como sea, pero hagámoslo ya−exclamó contrariada otra vendedora.
Alguien sacó un mantel todo mugroso que al tapar el cadáver se llenó de sangre, pero era mejor eso a tenerlo a la intemperie
Ana Q. perdió el apetito de inmediato, se le salieron las lágrimas de la impresión, imposible no conmoverse ante tal escena.
ERNESTO E.
−¿Dónde queda la calle de Lieja?−le interrogó su esposa a Ernesto E. mientras se acicalaba para ir al trabajo.
−Es la calle que tiene un paso a desnivel en el Paseo de la Reforma, frente a la antigua Secretaría de Salubridad y Asistencia, ahí se meten los autobuses al paradero del CETRAM, es muy peligrosa porque los automovilistas no se detienen por nada−respondió Ernesto E. abotonándose la camisa
−¿Porqué? ¿pasó algo?−agregó.
−Un RTP atropelló a una ciclista, acaba de salir la noticia en X−reviró su esposa.
−Esos tipos son muy imprudentes te avientan los autobuses, no respetan a los ciclistas, la última vez que anduve sobre Constituyentes casi me arrolla uno−recordó Ernesto E. mirándose al espejo.
−¡No me contaste nada!− respondió enojada su esposa −Ya no tienes edad para cometer esas estupideces− alegó con fastidio.
−Ya me voy, nos vemos en la tarde− Ernesto E. caminó hacia la puerta del departamento y así zanjó la charla matrimonial.
ARELY G.
Se lo juro, yo venía sentada en la parte trasera del autobús, escuchaba música y platicaba con mi pareja por whatsapp, lo único que pude ver al subirme fue que el chofer era muy joven y venía con el celular en la mano y pues, imagínese, para ellos es como traer una bomba, un enfrenón con la gente parada, ya me ha tocado, hubo uno que incluso me dijo que si no me gustaba como manejaba mejor me bajaba. Y claro que lo reporté, pero no les hacen nada.
Pero bueno, ya se me había hecho tarde, usted nos cita una hora antes que las niñas de servicio social y por suerte el camión se vació en la parada de Sevilla, pero se detuvo mucho tiempo en el semáforo de Lieja y la avenida Chapultepec, en eso aceleró y tomó el desvío para el CETRAM, los pasajeros de adelante gritaron −cuidado− y se sintió como si hubiese pasado un bache, se detuvo en la curva y luego se apagó el motor.
Ahí se asomaron por la ventana tres chavos vestidos con chaleco verde y guinda para que retrocediera con cuidado el autobús y todavía le repitieron −Chofer, no te vayas a hacer para adelante− y yo no sé qué le pasó, a lo mejor se puso nervioso o vaya usted a saber, que prendió la marcha y en lugar de meter reversa adelantó el camión como un metro, ahí escuché el “No” terrible que gritaron los chavos, −Pendejo, te dijimos que no te adelantaras− ahí supe que algo grave había pasado y los pasajeros nos fuimos a la puerta de atrás para descender por ahí, y el chofer no abría, estaba como ido, se tardó cuatro o cinco minutos, me desesperé y tuve que gritarle que nos abriera.
Cuando me bajé vi que había una bicicleta roja ahí al lado de una mujer atropellada ¿era ciclista? Y deduje que del primer golpe aún estaba viva pero la remató al adelantarse.
Nunca olvidaré lo que vi, y pensar que uno puede perder la vida en cualquier momento.
TARJETA INFORMATIVA*
Esta mañana, un autobús de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), que circulaba en el Servicio de Apoyo en la línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, se vio involucrado en un hecho de tránsito con una persona, en la calle Lieja, de la Alcaldía Cuauhtémoc.
Alrededor de las 08:30 horas, el centro de control de RTP recibió la notificación del accidente en el que, desafortunadamente, una persona perdió la vida. Por lo que, de inmediato se activaron los protocolos de atención, así como la asistencia del seguro del Organismo.
El operador involucrado permaneció, en todo momento, en el lugar de los hechos y ahora se encuentra en el Ministerio Público para determinar su situación jurídica e iniciar con la investigación correspondiente en la cual este Organismo coadyuvará.
RTP a través de su aseguradora, así como todas las instancias correspondientes brindarán todo el apoyo conducente para la familia de la persona fallecida.
KARINA VANESSA
La mujer atropellada se llamaba Karina Vanessa, tenía 27 años y era madre soltera de una niña de 8 años. Afirman fuentes periodísticas y familiares que Karina trabajaba como guardia de seguridad y no era ciclista.
Las circunstancias de su muerte no han sido esclarecidas, lo único que se sabe es que se dirigía a su trabajo, sus familiares exigen justicia.
DOMINGO
Los domingos son los días que más registran víctimas fatales por accidentes de tránsito, en 2017 hubo 16,076 personas muertas y heridas según cifras del INEGI.
El ocio de unos es la fatalidad de otros.
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* Tarjeta elaborada por la Red de Transporte de Pasajeros.