Durante varios años, he venido advirtiendo al Gobierno y a la Cúpula del FMLN de los efectos que sufrirá nuestro pueblo del no desmantelamiento del modelo neoliberal, implementado en los 90´s por los gobiernos de ARENA. Estas advertencias están bien documentadas y han sido en privado, en público, a través de artículos, entrevistas, redes sociales, conferencias de prensa, etc.
Hace más de un año, en agosto del 2016, publiqué un artículo llamado “La Trampa de ARENA”. Para ese momento, los síntomas de una crisis fiscal que venían para el Gobierno y nuestro país eran obvios. Y en ese momento, critiqué que el Gobierno iba directo al lugar donde ARENA lo quería tener: La necesidad imperiosa de los votos de ARENA a cambio de salir de un hoyo que más temprano que tarde, sería muy difícil de salir de él. ARENA y los poderes fácticos del país (esos que no son los electos a través de las urnas, ni a consecuencia de ellas) salivaban mientras veían a un Gobierno marchando como oveja al matadero.
En ese momento, propuse 5 pasos para evitar la trampa y sacar adelante el país a pesar de sus saqueadores históricos:
1.Auto-combatir la corrupción
2.Llenar las arcas del Estado con recaudación fiscal valiente
3.Fomentar la inversión nacional y extranjera
4.Cumplir con sus compromisos con el pueblo
5.Reactivar las fuerzas productivas del país
Estas no solo fueron frases, en dicho artículo expliqué en forma puntual como debía de hacerse cada uno de los puntos y cuáles serían los beneficios a corto y mediano plazo. Si el Gobierno los implementaba, tomaba la sartén por el mango y no necesitaría a ARENA para obtener gobernabilidad.
El Gobierno, por supuesto, decidió no hacer nada de eso.
A finales de octubre del mismo año escribí otro artículo llamado “El anhelado acuerdo”. En donde criticaba que el Gobierno, en su afán de llegar a un “acuerdo fiscal” se había dejado guiar al matadero por ARENA y sus aliados y que poco a poco este estaba llegando a lugar justo adonde los querían. El problema con esto era que (y según textualmente escribí): “ese lugar no era nada bueno para la gente: neoliberalismo, más impuestos, tarifas más altas, menos subsidios y menos inversión pública y social, o en buen salvadoreño: menos para el pueblo y, si tienen algo (clase media), a "sacárselo de sus bolsillos”.”
En ese momento, el Gobierno aún esperaba un “acuerdo fiscal” con ARENA, cuando evidentemente, estos últimos no tenían ninguna intención de realizarlo.
Fue ahí donde comparé al Gobierno con una mosca que había caído atrapada el la tela de la araña (ARENA) y que lo peor de todo, es que la estrategia de la mosca, era rogarle a la araña que no se la comiera.
Para entonces, aunque pareciera que no, la mosca aún tenía salida: implementar, en la medida de lo posible los 5 puntos del artículo anterior y enfocarse primordialmente en 2 de ellos, el combate a la corrupción y el combate a la evasión y elusión fiscal. Solo el último de los 2 puntos, calculado por los más conservadores en el tema, ronda los 2,700 millones de dólares por año (el doble de lo que el Gobierno dice que necesita para salir de la crisis inmediata en la que se encuentra).
Ahora, un año después, el Gobierno entró en una crisis sistémica, en casi todos los rubros: falta de medicinas en los hospitales, escuelas en ruinas, programas sociales desmontándose automáticamente por falta de financiamiento (como el subsidio al gas, energía eléctrica y el agua potable), impago de pensiones, impago de nuestros compromisos financieros internacionales (ya estamos en categoría “ccc”), quiebra de las pequeñas empresas proveedoras del Gobierno (lo que podría desmontar otros programas sociales o desmejorarlos), incapacidad para financiar un verdadero plan de seguridad (y no los shows de la mano dura 3), retroceso en las escasas conquistas sociales logradas y, lo que es peor, querer reiniciar una negociación con manos y pies amarrados y un bozal en la boca.
Sin embargo, a estas alturas, advertirle al Gobierno sobre hacer ajustes es prácticamente un ejercicio mental. Ni el Gobierno ha demostrado el valor para hacer los ajustes necesarios, ni los ajustes serían suficientes a estas alturas del partido, para paliar la crisis.
Es ahí, en donde debemos de enfrentar la realidad. Nuestro país no tiene un Gobierno capaz de brindar soluciones. Antes, en el mejor de los casos, no tenían la voluntad o el valor. Ahora, simplemente ya no tienen la capacidad, ni el poder. El poder fáctico total fue entregado a la derecha. Y ahora, parecería que solo están negociando la salida del poder formal (lo único que queda en manos del FMLN) a cambio de beneficios personales a algunos funcionarios de turno y miembros de la Cúpula del partido (¡vaya colectivo!).
El peligro de estas negociaciones es que todas serán en favor de los que están negociando: “te entrego de esto a cambio de que me des aquello”, pero al final, el que sale perdiendo, como siempre, es el pueblo salvadoreño, que no solo debe sufrir las literalmente más de dos decenas de impuestos nuevos, la inseguridad en las calles, el desmantelamiento de sus escasas conquistas sociales; sino lo que viene, el rompimiento de la verdadera crisis fiscal. La que necesitará un “ajuste” drástico que no saldrá más que del único lugar en donde les encanta meter mano, en el bolsillo del pueblo. Pero esta vez, en una proporción mucho mayor, con un nivel de descaro más grande y lo peor, sin solucionar la crisis.
Este panorama de negociación a puerta cerrada es oscuro y sinceramente no veo como las fuerzas sociales, actualmente desorganizadas, de nuestro país puedan detenerlo. La única luz que veo es que el quiebre del modelo neoliberal castigue a los responsables de los 6 últimos gobiernos. La pregunta es ¿cómo convertir ese descontento en cambio? ¿cómo pasar del conflicto a la creación de algo nuevo? ¿cómo hacer que la dialéctica funcione? ¿cómo mitigar, mientras eso pase, el sufrimiento de las grandes mayorías en nuestro país?
Ante estas últimas preguntas, no tengo respuestas concretas. Pero creo que es deber de todos, buscarlas. Antes de que sea demasiado tarde. O ¿quién sabe? tal vez ya lo es…