viernes, 12 abril 2024

Contra “La generación comprometida”

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Al final, Roque Dalton no era la generación comprometida porque, llegados a la madurez, no todos los presuntos miembros de ese grupo compartían el vanguardismo literario del poeta asesinado

Encuadrar a los escritores dentro de una determinada generación ya es un aburrido tópico de la crítica literaria salvadoreña. Es una costumbre tan arraigada entre nosotros que los poetas “sin encuadre generacional” hasta llegan a sentirse seriamente huérfanos. Probablemente importado de España, como artilugio de una sociología cultural rudimentaria, el término “generación” lleva entre nosotros más de setenta años y así ha ido pasando de críticos viejos a jóvenes sin que casi nadie cuestione su uso ni ponga sobre la mesa, al lado de sus virtudes, sus defectos y los estragos que causado en nuestra comprensión de los procesos literarios.

No escribo, pues, contra ese dudoso grupo de ya lejanos muchachos a los que atribuimos el perfil de un personaje colectivo que torció para bien o para mal el curso de nuestra literatura en la segunda mitad del siglo XX. Escribo contra esa manera nuestra de etiquetarlos y otorgarles culpas y dones parecidos al cemento.

Tal parece que las fotos grupales de la presunta generación comprometida aluden a la férrea pertenencia, inalterabilidad e identidad como cualidades a salvo del tiempo y las diferencias entre sus eternos miembros. Como si compartir los veinte años marcase para siempre la uniformidad de unos trayectos creativos.

Lo primero es que la fijeza de esta foto produce un engaño, los personajes atrapados en ella estaban en movimiento y su reunión no era enteramente comunión programática. En tanto que poetas modernos, la suya era, en el mejor de sentido de la frase, una cita de creadores que ponían el acento en su problemática relación con la ciudad y la lengua literaria que habían heredado, sin que ello estuviese en pugna con la búsqueda literaria de sus propios rostros. Querían libertad en las calles, sí, pero también una libertad que los singularizase en sus palabras.

Una generación literaria no es un colectivo de vacas. A pesar de los truenos, atardecieres, cervezas, golpes de estado y libros compartidos, a pesar de que sus miembros tengan más o menos la misma edad y sueñen con ir a sitios parecidos, una generación es el horizonte de una encrucijada y los caminantes echados al camino que coinciden en ella en un momento decisivo.

Roque Dalton junto a Mario Benedetti
Esta imagen solo retiene un instante compartido donde coincidieron personas con edades, experiencias, problemas, amores y rechazos afines. Está imagen nos dice que a tales personajes los unían una serie de problemas y contigüidades, pero no nos autoriza a decir que todos fuesen a compartir en adelante las mismas respuestas políticas y creativas. A lo sumo, esta foto los congrega en un punto de partida, en un inicio común que luego iría ramificándose en distintos proyectos y trayectos e incluso en soledades creativas vividas de manera muy distinta. Una generación literaria no es un colectivo de vacas.

Al mejor Dalton no lo define esa foto grupal tomada en San Salvador a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Ese encuentro lo prepara, le da una especie de familia pero no lo determina, lo acerca a un umbral. Ese encuentro solo fue el comienzo de una larga y azarosa trayectoria. 

Quizás lo que acabó de definir sus rasgos como creador e intelectual fue su condición de poeta cosmopolita exiliado que vivió México, Praga y terminó madurando su perspectiva literaria durante su estancia cubana en Casa de las Américas.

Al final, Roque Dalton no era la generación comprometida porque, llegados a la madurez, no todos los presuntos miembros de ese grupo compartían el vanguardismo literario del poeta asesinado. Convengamos en que hubo cierta afinidad colectiva en un principio y en que dicha afinidad colectiva nos ha servido para borrar la entidad de los distintos proyectos y trayectos que terminarían cumpliendo años después las obras literarias de aquellos jóvenes fotografiados una noche de los años cincuenta del siglo pasado, un momento antes de su dispersión.

Roque Dalton con Haydée Santamaria y otros literatos latinoamericanos
Si Roque Dalton fuese la generación comprometida, bastaría con explicar su poética para comprender las de Roberto Armijo, José Roberto Cea, Álvaro Menen Desleal, Waldo Chávez Velasco, Manlio Argueta etc, etc, pero está claro que los caminos literarios de todos ellos difieren entre si y no son idénticos al de Dalton aunque todos ellos quisieran libertad y modernidad para sus obras y una democracia para sus palabras. Como escritores no los define el compromiso sino que las distintas trayectorias formales asumidas desde él.

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Álvaro Rivera Larios
Álvaro Rivera Larios
Escritor, crítico literario y académico salvadoreño residente en Madrid. Columnista y analista de ContraPunto
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