lunes, 2 diciembre 2024

¿China abandonará el pacto oscuro con Estados Unidos?

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“Nuestro pacto oscuro”, me explicó una vez un funcionario chino, “activa el déficit comercial de Estados Unidos, que mantiene alta la demanda de nuestros fabricantes

Por Yanis Varoufakis

ATENAS – Los poderes hegemónicos no se imponen por la fuerza sino ofreciendo pactos faustianos difíciles de rechazar. Un buen ejemplo es el “pacto oscuro”, que apuntaló el milagro económico de China antes de la nueva guerra fría con Estados Unidos. Ese acuerdo hoy pende de un hilo.

“Nuestro pacto oscuro”, me explicó una vez un funcionario chino, “activa el déficit comercial de Estados Unidos, que mantiene alta la demanda de nuestros fabricantes. A cambio, nuestros capitalistas invierten el grueso de sus ganancias voluminosas en dólares en finanzas, seguros y bienes raíces (FIRE, por su sigla en inglés) de Estados Unidos. Una vez que este proceso se puso en marcha, Estados Unidos trasladó gran parte de su producción industrial a nuestras costas”.

Durante casi cincuenta años, el pacto oscuro le permitió a China convertir su exceso de producción -o exportaciones netas- en derechos sobre la propiedad y las rentas en Estados Unidos. Garantizaba que la supremacía del dólar fuera tan funcional a los intereses de los rentistas estadounidenses como a los de los capitalistas chinos.

Por lo tanto, la longevidad de la supremacía global de Estados Unidos está totalmente entrelazada con los dilemas de China y, de forma indirecta, con la política doméstica tóxica de Estados Unidos, que refleja el vaciamiento de su clase trabajadora y su clase media. Sin el reinado global del dólar, la desindustrialización de Estados Unidos no se habría acelerado y los capitalistas chinos no habrían podido extraer un valor excedente colosal de los trabajadores chinos y canalizarlo en el sector rentista de Estados Unidos.

Sea cual sea el razonamiento de Estados Unidos para atacar a China, la guerra fría que Estados Unidos lanzó en la presidencia de Donald Trump y que escaló en la presidencia de Joe Biden ha ejercido una enorme presión sobre los conglomerados estadounidenses y el Partido Comunista Chino para pensar más allá del acuerdo oscuro que, hasta ahora, había sido central para sus respectivos intereses. Mientras que conglomerados como Apple pueden hacer muy poco para desacoplarse de China sin quedar en ruinas en el proceso, China tiene una alternativa riesgosa pero real: desplegar su industria de tecnología financiera nacional para aislarse de las medidas hostiles de Estados Unidos.

Imaginemos combinar Google, Facebook, Twitter, Instagram y YouTube en una única aplicación. Y, luego, arrojar en la misma plataforma a Skype, WhatsApp, Viber y Snapchat, las plataformas de comercio electrónico Amazon, Spotify, Netflix, Disney+, Airbnb, Uber y Orbitz y, finalmente, PayPal, Charles Schwab y todas y cada una de las aplicaciones de los bancos de Wall Street. Pero dejemos de imaginar: eso es lo que les ofrece WeChat, la aplicación de mensajería móvil de Tencent, a sus usuarios, que intercambian más de 40.000 millones de mensajes a diario. Mientras escuchan música o ven programas de televisión online, los usuarios de WeChat no necesitan salir de la aplicación para enviar dinero a alguien dentro de China -o a millones de personas fuera de China que han descargado WeChat y abrieron una cuenta en renminbi en algún banco chino.

Esta amalgamación de las Grandes Tecnológicas de China y las finanzas (finanzas en la nube, para abreviar) es un potencial punto de inflexión. Comparemos una tonelada de aluminio despachada desde Shanghái hasta Los Ángeles con anuncios dirigidos que se les vende a los norteamericanos a través de TikTok. Ambas cosas le reditúan dólares a una empresa china. Pero mientras los dólares que provienen del aluminio dependen de un pedazo de metal producido en China que migra físicamente a Estados Unidos en los faldones del déficit comercial de Estados Unidos, los dólares ganados por TikTok en Estados Unidos no. En tanto las finanzas en la nube chinas crecen, los ricos y poderosos de China perciben que cada vez los afecta menos el déficit comercial de Estados Unidos o el poder de los responsables de las políticas en Estados Unidos para regular los productos chinos que pasan por sus puertos.

Este es el escenario actual: en tanto la nueva guerra fría de Estados Unidos amenace con aplastar al capitalismo convencional chino, China podría poner fin al pacto oscuro que la mantiene ligada a la hegemonía estadounidense movilizando sus finanzas en la nube nacionales e implementando un modelo de crecimiento que ya no dependa del déficit comercial de Estados Unidos. Si China eligiera esta opción, el impacto doméstico y global sería monumental.

A nivel doméstico, abandonar el modelo de los fabricantes físicos orientados a las exportaciones haría que la inversión de capital fijo agregado cayera de alrededor del 50% del ingreso nacional de China a no más del 30%, y el consumo doméstico tomaría la posta. A nivel global, el desacople de China del déficit comercial de Estados Unidos le permitiría a sus finanzas en la nube, hábilmente asistidas por la propia moneda digital del Banco Popular de China, ofrecer al resto del mundo un sistema de pagos denominado en renminbi y basado en la nube que sorteara completamente el sistema de pagos denominado en dólares y vigilado por Estados Unidos que hoy predomina.

Luego del bloqueo por parte de las autoridades estadounidenses y europeas de las reservas del banco central ruso en respuesta a la invasión de Ucrania, la demanda de este sistema de pagos chino, y de las finanzas en la nube de China en términos más generales, ya se está disparando. Ahora bien, ¿los responsables de las políticas chinos realmente quieren ejecutar ese plan?

Si lo hacen, estarán abandonando el modelo industrial en el corazón del milagro económico chino, provocando la ira de los capitalistas tradicionales de China, que codician el acceso al déficit comercial y a los dólares de Estados Unidos. Si no lo hacen, la economía de China seguirá dependiendo de un pacto que, día a día, se vuelve más oscuro, en tanto se van acumulando los nubarrones de la nueva guerra fría. Al final, quizá terminen forzándoles la mano si la administración Biden persiste en sus esfuerzos por bloquear el continuo avance de China como una sociedad tecnológicamente de vanguardia. Cómo y cuándo el acuerdo oscuro dé lugar a una apuesta total a las finanzas en la nube de China decidirá el futuro de las relaciones sino-norteamericanas -y quizás el futuro de todos nosotros. 

Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas de Grecia, es líder del partido MeRA25 y profesor de Economía en la Universidad de Atenas.

Copyright: Project Syndicate, 2023.
www.project-syndicate.org

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Yanis Varoufakis
Yanis Varoufakis
Analista internacional de ContraPunto. Ex ministro de Finanzas de Grecia; profesor de Economía en la Universidad de Atenas
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