martes, 16 abril 2024

Bukele y su pulso con las intocables telefónicas

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Claro es la marca de Telecom, la empresa propiedad del magnate mexicano Carlos Slim, que tiene una riqueza acumulada de 60.000 millones de dólares, uno los 20 personajes más poderosos del mundo

Este lunes 24 de junio venció el plazo para que los operadores de telefoní­a e internet en el paí­s bloqueen, sin excusas, la señal de estos servicios en los centros penales y sus alrededores. El objetivo es impedir que, desde estos recintos, los presos puedan comunicarse con grupos criminales y organizar extorsiones y homicidios, por ejemplo.

El presidente Nayib Bukele emplazó a estas empresas desde la semana pasada, cuando arrancó el Plan Control Territorial. El tono con el que el Gobierno les exigió bloquear por completo la señal marca una diferencia en cómo se habí­a trabajado con estas compañí­as, que han logrado mantenerse protegidas de la rendición de cuentas respecto de su relación con el Estado.

Multinacionales y multimillonarias

Las cuatro empresas que proveen el servicio de telefoní­a e internet en el paí­s son parte de grupos con incidencia global: cotizan en los mercados de valores, se compran y se venden sus filiales o sus operaciones entre ellas y tienen acceso directo uno de los activos más valiosos en la cuarta -casi quinta- revolución industrial: la información del usuario y sus patrones de consumo.

Claro es la marca de Telecom, la empresa propiedad del magnate mexicano Carlos Slim. Su fortuna está estimada en más de US$60,000 millones y está entre los cinco hombres más acaudalados del mundo. La Telecom de Slim se caracteriza por hacer grandes compras y hacerse de grandes porciones del pastel del mercado: en México se intentó iniciar una causa contra Telecom por monopolio, pero Slim y su equipo lograron resolver conforme a las formalidades de la ley a tiempo. En El Salvador, Telecom adquirió las operaciones de la exANTEL, pero además han logrado mantenerse en los primeros lugares de preferencia en cuanto a otros servicios como internet y cable, también. Slim es uno de los 20 personales más poderosos del mundo, de acuerdo de Forbes.

Otro de los operadores en El Salvador es Millicom, que maneja la marca Tigo, de origen sueco y con oficinas centrales en Luxemburgo. En los mercados donde participa, América Latina y algunas regiones de África, puja por los primeros lugares de preferencia.  

Las otras dos empresas son la española Telefónica y la jamaiquina Digicel. En el caso de Telefónica, si bien es bastante fuerte en Europa y está entre los 10 proveedores de telecomunicaciones más grandes del mundo, en Centroamérica está vendiendo sus operaciones. Millicom y Telecom son las que han logrado el acuerdo para comprarlas en la región de Centroamérica. El objetivo es enfocarse en los mercados que les resultan más rentables. Digicel nació en Jamaica, pero de la mano del irlandés millonario Denis O”™Brien. En El Salvador también vendieron su operación, pero la Superintendencia de Competencia no lo permitió.

En El Salvador, la compra de las operaciones locales de Telefónica por parte de Telecom todaví­a está pendiente de contar con el aval de las autoridades.

La necesidad, un negocio rentable

En el paí­s, el uso del teléfono celular es prácticamente parte de la canasta de consumo familiar. La costumbre y la falta de métodos más adecuados para comunicarse ha colocado el consumo de telefoní­a móvil con datos para navegar en internet en una necesidad, lejos de ser un privilegio.

Datos oficiales muestran que hay más lí­neas activas de celular que habitantes en el paí­s. Todos tienen un conocido que tiene dos lí­neas de celular a su nombre; a veces, con diferentes compañí­as. Hay quienes tienen más: tres o cuatro, por motivos de trabajo.

Hacia el cuarto trimestre de 2016, habí­a 9.6 millones de lí­neas telefónicas móviles en operación, de acuerdo al informe de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET).

Más allá de la telefoní­a, la población también consume internet en cualquier actividad en la que se pueda: los hogares, los centros educativos, uso interno de las empresas, en los centros comerciales, parques, los llamados cibercafés.

Pero Tigo tiene un servicio particular que no ha estado exento de la polémica: Tigo Money. Hasta la misma Fiscalí­a General de la República ha señalado que esta transferencia de dinero en efectivo con soporte del celular ha sido uno de los vehí­culos para que los pandilleros puedan disponer de dinero incluso estando dentro de la cárcel. Esto se debe a que el servicio es ágil y rápido.

Las empresas de telefoní­a tienen muchas facilidades como inversionistas. En cuanto a pago de impuestos, han protegido con mucho rigor cuáles son las exenciones que les aplican y cuáles no. Ya se les ha mandado a sancionar desde la autoridad supervisora por ponerse de acuerdo para establecer los rangos de precio.

Finalmente, estas empresas generan mucho empleo, pero es en la misma proporción que tienen rotación de personal. Tienen un alto porcentaje de subcontratación.

Bukele: no han cumplido con su responsabilidad

El presidente señaló la semana pasada que ocho de cada diez crí­menes como homicidios y extorsiones se planifican desde las cárceles. Bukele insistió en que las empresas de telefoní­a "no han cumplido su responsabilidad" y las emplazó. Desde la puesta en marcha del Plan Territorial, les dio 72 horas para bloquear toda la señal, el 100 %, de telefoní­a móvil y navegación por internet en los centros penales.

Durante los dos gobiernos del FMLN, las autoridades intentaron que las empresas por fin lograran limitar ese servicio. Pero según Bukele y el ministro de Seguridad, Rogelio Rivas, esta prohibición se convirtió en fuente de más actos de corrupción: negociar de manera secreta el acceso a la señal. 

Los titulares del gabinete de Seguridad se reunieron con las empresas de telefoní­a el viernes de la semana pasada para hablar sobre este bloqueo. Las empresas no se han pronunciado, hasta el momento. 

De esta manera, el gobierno de Bukele y compañí­a están culpando de manera directa a las empresas por la negligencia para bloquear la señal. Insisten en que sí­ hay tecnologí­a para lograrlo, pero que faltó voluntad. Esta es la primera vez que las autoridades las culpan y las emplazan de manera directa, luego de esfuerzos infructuosos de conseguirlo con un discurso más amigable.

Así­, el Gobierno no se enfrenta solo a un sector muy protegido por los actores internos, sino que también está exponiendo a empresas que tienen un prestigio internacional  y muchos activos en el paí­s. 

Hasta el cierre de esta nota estaba pendiente de confirmar si habí­a sido un bloqueo total de la señal alrededor de los centros penales.

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Redacción ContraPunto
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Nota de la Redacción de Diario Digital ContraPunto
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