El feminicidio representa el extremo de un continuum de violencia que se ejerce contra las mujeres. Es un fenómeno que se encuentra latente en sociedades donde el patriarcado se ha impuesto como una institución que se sustenta en el control del cuerpo y la capacidad punitiva sobre las mujeres, atribuyendo menos valor a nuestras vidas y justificando nuestras muertes.
Guatemala, El Salvador, Honduras, México, Argentina, entre otros países cuentan con las tasas más altas de feminicidios en América Latina. Sin embargo, este no es un problema exclusivo de nuestros países subdesarrollados, atrasados o pobres; en los países del primer mundo también se han registrado casos de feminicidios y violencia contra las mujeres. Según las estadísticas, cada año 66 mil mujeres son asesinadas en el mundo.
Sin duda, la realidad nos muestra que no importa en qué lugar del mundo nos encontremos o cuál es nuestra condición socioeconómica, etaria o étnica, a las mujeres constantemente nos están violentando y asesinando. Los feminicidios son asesinatos motivados por la misoginia, porque implican el desprecio y odio hacia las mujeres. Paradójicamente, quienes nos están asesinando son nuestras parejas, hermanos, padres y padrastros. Es decir, las personas que amamos o quienes suponemos “nos quieren” o “nos cuidan”.
Es necesario visibilizar que la cultura patriarcal legitima y refuerza de muchas formas la violencia que se ejerce contra las mujeres como algo natural. La violencia no es natural y debemos denunciarla. El Feminicidio es un problema grave que está vinculado directamente con la relación inequitativa de los géneros y las estructuras de poder, dominación o control de un sistema que mantiene a las mujeres en situación de opresión y subordinación.
Recientemente, se conoció el caso de Lucía Pérez, una adolescente de 16 años, de Mar de Plata, Argentina, que fue asesinada brutalmente, constituyéndose como otro feminicidio que se suma a miles de casos de asesinatos de mujeres a causa de la violencia patriarcal en ese país y en el mundo. Como respuesta a esta situación, el colectivo argentino Ni una menos convocó a un paro nacional en contra de la violencia que se ejerce contra las mujeres y el feminicidio. En menos de una semana la convocatoria se multiplicó en países de América Latina y en el mundo.
En Guatemala se ha convocado a manifestaciones para este miércoles 19 de octubre en apoyo al movimiento internacional en contra de los feminicidios. Guatemala se constituye como el segundo país en el mundo con mayor número de feminicidios, en donde una mujer es asesinada cada 4 horas.
Creo que es necesario exigir una vida diferente para las mujeres y poner un alto a todos los actos violentos que se ejercen contra nosotras. Basta de violencia sexual, violencia simbólica, acoso callejero, maltrato emocional y psicológico, golpes, insultos y demás manifestaciones violentas. ¡Basta de Feminicidios!
Unámonos a las protestas en contra de los feminicidios y de todas las formas de violencia contra las mujeres. Reivindiquemos nuestro legítimo derecho a la vida y a ser tratadas con dignidad y respeto. Nos queremos vivas, libres y sin miedo.