“Micaela que tenía 12 años y la mató un tipo de 26, porque la nena no quiso tener sexo con él….. Una chica en Brasil fue drogada y luego violada por más de 30 hombres, todo organizado por su novio, en venganza por una supuesta infidelidad de ella…..o de Serena a la que el novio le dio 49 puñaladas por haberlo dejado, pero….. Marina y María José… ¡¡viajaban solas!! ¡¡Dos mujeres solas!! Ellas también, ¿qué esperaban? Mailén fue violada por Miguel, dos veces, en la casa de él. Pero bueno, ella eligió ir a la casa del tipo, A Cintia el ex marido la mató a puñaladas frente a sus tres hijos porque lo había dejado”. Noticias como estas son las que día a día llenan los noticieros televisivos, digitales e impresos a todo lo largo y ancho del planeta, sin embargo tanto la audiencia como quienes presentan las noticias justifican estos hechos amparándose en mitos y prejuicios de corte machista. Estas conductas están a la base de la cultura misógina reinante en todos los países, o en la mayoría para no generalizar, regidos por un sistema de corte patriarcal.
La cultura misógina fomenta, formula y mantiene actitudes, costumbres, hábitos y estereotipos que desvalorizan a las mujeres y justifican cualquier hecho que dañe y/o perjudique a las mujeres, incluyendo su muerte. Cada conducta feminicida conforma ese continuum de la violencia al cual toda mujer está expuesta a experimentarla y padecerla por el simple hecho de ser mujer.
Considero que las conductas feminicidas están en el diario vivir desde el momento que a las mujeres no se les reconoce todos sus derechos en igualdad y sustantivamente con los hombres. Es una conducta feminicida cuando a una niña en estado de embarazo como producto de una violación se le impone una maternidad, ni buscada y menos deseada.
Es feminicida aquel gobernante que pide penas que pasan los parámetros de los derechos humanos para aquellas mujeres que aborten, cuando se sabe lo difícil que es delimitar las diferencias entre un aborto espontaneo de uno provocado, o en aquellos casos en que son juzgadas y llevadas a prisión aun y cuando resulte que no se hizo la investigación adecuada.
En cualquier momento cualquiera de nosotras o de nuestras familiares, podríamos caer en las garras de estas manifestaciones y convertirnos en un frio número estadístico con relatos amarillistas de los medios, diciendo ¡ella se lo busco!
Imagino que por esta situación imperante en todas las regiones de Latinoamérica, Europa, Estados Unidos y del mundo, es que las mujeres que luchamos por la defensa de nuestros derechos hemos llegado al límite, al grado que en menos de una semana, desde Argentina, organizaciones de las jornadas de protesta contra la violencia femicida y la precarización de nuestras vidas”, convocaron a una protesta que se replica en el mundo, la cual se ha llamado “Miércoles Negro” para decir “Basta a las Agresiones Machistas”.