La exlíder de un movimiento contra la minería en Guatemala, Laura Vásquez, fue asesinada de un disparo en la cabeza el pasado 16 de enero en su vivienda. La mujer de 47 años de edad había pertenecido al Comité en Defensa de la Vida de San Rafael Las Flores, de ese país.
Según el boletín de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), Vásquez fue capturada en 2013 debido a su militancia en el comité y por la resistencia pacífica frente a la imposición del proyecto minero San Rafael.
“Fue víctima de un proceso de criminalización que la mantuvo 7 meses en prisión, sin que se demostrara ninguno de los delitos que el Ministerio Público le imputaba. Tras su liberación empezaron una serie de rumores tendientes a estigmatizar y difamar su accionar como comerciante”, se lee en el boletín de IM-Defensoras.
IM-Defensoras ha hecho un llamado al Estado de Guatemala para que investigue los hechos y encuentre a los responsables materiales e intelectuales del asesinato de Vásquez, además que garantice la seguridad y protección de su familia.
La entidad señaló que el asesinato de Vásquez se suma a los otros 13 que han contabilizado en Guatemala desde 2012.
En marzo de 2016 fue asesinada Berta Cáceres, una reconocida defensora de los derechos humanos y ambientales en Honduras. Ella era líder de la comunidad indígena lenca y movimientos campesinos como el Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras (Copinh) y fue ultimada en la localidad de La Esperanza, provincia de Intibucá, en el oeste de Honduras.
La IM-Defensoras señala que estos dos asesinatos tienen algo en común y es que “el asesinato de las defensoras se produce tras haber pasado por un proceso de criminalización acompañado de campañas de estigmatización y difamación”.
Por otro lado, el relator especial de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Michel Forst, condenó el asesinato del defensor ambientalista y de derechos humanos, Isidro Baldenegro López, del pueblo indígena rarámuri, ubicado en México.
Baldenegro López, según el comunicado de la ONU, falleció esta semana por las heridas de bala recibidas en un atentado el pasado domingo en su comunidad nativa en Chihuahua, México. La defensa pacífica ante la tala ilegal de los bosques rarámuris de su comunidad había sido reconocida internacionalmente con el Premio Goldman en 2005.
Forst, quien se encuentra en México en una visita para verificar la situación de los defensores de los derechos humanos de ese país, señaló que el homicidio “se trata de un trágico recordatorio de los peligros y riesgos que enfrentan defensoras y defensores indígenas en Chihuahua”.