Un conglomerado de artistas y académicos entregaron un documento al Ministerio de Cultura, donde solicitan que la cartera de Estado realice acciones efectivas para preservar el sitio arqueológico Tacushcalco, ubicado en Nahulingo, Sonsonate, que ha sido deteriorado por la industria imobiliaria y azucarera.
Además, en la carta firmada por 200 artistas solicitan una reunión con la ministra, Suecy Callejas, para conocer el trabajo que realiza en favor del patrimonio cultural salvadoreño.
“Solicitamos que el Ministerio de Cultura informe públicamente de las acciones que está llevando a cabo para garantizar los derechos culturales de toda la población; en particular, los derechos de los pueblos indígenas de este país en el sentido de garantizar la conservación de sus lugares sagrados”, indica una cita del comunicado entregado a las autoridades.
El malestar de los artistas e intelectuales radica en que las 500 manzanas en la cuales se calcula que está construido Tacushcalco y las cuales son un Bien Cultural por un acuerdo ejecutivo de 1997, se encuentran enclavadas en una área privada donde se hace la siembra caña de azúcar a escala industrial.
Pero durante 40 años los intereses nacionales y privados no habían chocado, ya que la persona que compró esa área no ocupó los cuatro montículos donde se encontraba preservado el sitio sagrado.
Por lo tanto, semanas atrás una “cañera” rompió la una restricción de sembrar este producto en los cuatro montículos, ya que la empresa introdujo maquinaria agrícola, que tiene ganchos que penetran la tierra a una profundidad de 50 a 75 centímetros, lo que acabó con el centro ceremonial.
El proceso agrícola destruyó una plataforma alargada del sector 6 que está compuesta por piedras de canto rodado y también sufrieron daños el sector 8, 11 y 12. Además, destacaron que pese a la poca investigación de la construcción ancestral era pipil.
Estos trabajos en el campo no solo han destruido el centro, sino que se ha impedido obtener más conocimientos de la cultura prehispánica de hacer 3 mil años atrás.
Asimismo, organizaciones sociales han denunciado anomalías del proyecto urbanístico “Acropoli-Sonsonate” impulsado desde 2018 por la inmobiliaria Fenix SA de CV (ligada a Salazar Romero) en el municipio de Nahulingo, lo cual ha destruido una parte del sitio Tacushcalco y que amenaza ecosistemas hídricos del río Ceniza y derechos culturales -ambientales no solamente de la población de Nahulingo y Sonsonate sino de toda la población salvadoreña.
Ante las acciones de denuncia, Callejas habría actuado al interponer un aviso en el Juzgado Ambiental de Santa Ana y ante la Fiscalía General de la República (FGR), por la destrucción de la estructura prehispánica.
Sin embargo, artistas y activistas no se encuentran satisfechos del tibio actuar de la cartera de Estado, por la forma permisiva en la que está actuando.
Los intelectuales informaron que esta estructura perteneció a la “zona nuclear” de las Cabezas de Jaguar, región de ciudades-estado cuyos monumentos en piedra son testimonio de un sofisticado sistema de gobierno que empleó cómputos del tiempo, desarrolló un sistema propio de escritura y aportó innovaciones destacadas en organización política, económica y cultural al mundo maya. El nombre con el que lo conocemos actualmente proviene del náhuat, que significa: Casa de Flechas o Casa de Armas.
“Este importante sitio con valor sagrado, histórico, arqueológico y patrimonial, aparece reportado en las cartas de relación de Pedro de Alvarado y en el Lienzo de Tlaxcala, como un sitio que prestó resistencia a la invasión española”, indicaron en un comunicado los manifestantes.
Ante esta situación, la organización insiste que el Ministerio “interponga sus buenos oficios para que el juzgado ambiental de Santa Ana, que conoce de la destrucción de las estructuras prehispánicas tractorizadas por la empresa COAGRI S.A. de C.V., imponga en el plazo de una semana medidas cautelares, considerando la urgencia de una intervención arqueológica para la conservación de los restos arquitectónicos en la zona afectada”.
Por lo que exigen que se remueva la caña, reintegrar el volumen de tierra y piedra removidas de las estructuras, para evitar su erosión por las lluvias a la entrada del invierno y realizar una documentación de los rasgos arquitectónicos mediante una investigación arqueológica certificada.
Una de las organizaciones que han manifestado su descontento es la Fundación Roque Dalton, al sentar postura ante el grave impacto que recibió esta estructura que databa desde hace 500 años.
“La Fundación Roque Dalton (FRDalton), digna del legado de quién lleva su nombre y de su obra cultural y social, condena y denuncia ante la comunidad nacional e internacional la destrucción de Tacuscalco y al mismo tiempo llama a las autoridades estatales, así como la comunidad intelectual y a la sociedad en general, a no permitir la destrucción del sagrado lugar”, reza un extracto del pronunciamiento que se lee en su sitio web.
Además, la organización hace un llamado a “no sólo a parar la destrucción, sino a iniciar un esfuerzo nacional, así como con la cooperación internacional, para rescatar y rehabilitar Tacuscalco”.
Por su parte, la historiadora salvadoreña, Tania Molina, expresó su malestar por la actitud pasiva de la ministra ante abominable hecho.
Por lo que le lanzó la pregunta: ¿Si le hubieran metido tractor al Coliseo en Roma, usted cree que el ministro/a de cultura italiano estaría callado?
“¿Cree que el responsable andaría libre e impune tomando capuccino en una plaza? Ya sé que esto no es Italia, TACUSCALCO ES MÁS ANTIGUO QUE El COLISEO ROMANO y, sobretodo, representa un lugar sagrado de nuestro pueblo”, manifestó Molina.
En este sentido, señaló que es tan culpable quien comete un delito como quien calla cuando su deber es denunciarlo, por lo que espera que el Ministerio haya dado aviso a la Fiscalía General de la República (FGR) para que se le dé persecución a los culpables.
“Un viejo dicho reza que: no se puede quedar bien con Dios y con el diablo", reprochó la historiadora.