Por Wilmar Harley Castillo Amorocho
Este nuevo año inició con sangre derramada. Mientras los fuegos pirotécnicos estallaban para recibir el 2022 en las ciudades y cascos urbanos de los municipios, en el campo del departamento de Arauca estallaban tiros para quitar vidas y desterrar a comunidades de sus fincas (se hablan de dos mil desterrados) (1), bañando de sangre la primera hoja del calendario. En la madrugada del domingo dos de enero murieron 12 personas (también se habla de 17 personas), según algunos medios de información, por enfrentamientos entre los grupos armados Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) (2).
La preocupación reina en este territorio fronterizo con la República Bolivariana de Venezuela (RBV) donde también se han presentado enfrentamientos entre grupos armados y la Guardia Bolivariana en meses anteriores, poniendo la atención en las comunidades que están en medio de las balas, pues Arauca cuenta con una militarización fuerte en sus municipios por parte del Estado (3) siendo uno de los territorios proyectados para la consolidación de la política económica del régimen, conocidas en esta presidencia como “Zonas futuro”(4), no obstante no se ven las mejoras en las condiciones materiales y sociales que garanticen la vida digna a sus habitantes.
En medio de este horror resalto a la comunidad y su tejido social porque al igual que en los departamentos del Cauca, Chocó, el territorio del Catatumbo (departamento de Norte de Santander) así mismo en los departamentos de Antioquia y Bolívar, son blanco principal de los enfrentamientos armados porque estos actores sociales y comunitarios se organizan y movilizan alrededor de Planes de Vida como forma de tapar el vacío estatal y eso es sinónimo de riesgo como se verá a continuación.
Las cifras de asesinatos a liderazgos sociales (169 hasta la fecha), defensores/as de Derechos Humanos, exmiembros de las FARC-EP, destierros masivos y masacres (96 hasta la fecha) en el campo son alarmantes, resaltando de fondo una dinámica compleja en estos territorios:
- A mayor poder comunitario – popular, mayor control social del territorio y choque de intereses de poderes armados y la antidemocracia.
- Los grupos armados y sus aliados en negocios buscan por medio de violencias redefinidas mantener o ampliar poderes territoriales.
- Cuando se rompen los equilibrios violentos, se entra en una dinámica disputa o choque para recomponer los poderes territoriales, en esa situación agreden a la población para intentar someterla y debilitar poderes comunitarios, sociales, étnicos (6).
De acuerdo con el campesinado víctima de destierro y quienes aún se sostienen en sus fincas bajo planes de trabajo comunitarios de los departamentos mencionados arriba, las disidencias vienen imponiendo en la práctica el cultivo de hoja de coca al tiempo que buscan controlar las rutas de narcotráfico. Teniendo en cuenta esto, cobra mayor sentido la afirmación del exministro de hacienda Juan Carlos Echeverry que la venta de cocaína desde Colombia al exterior representa el 4% del Producto Interno Bruto –PIB- del país (7).
Por otro lado el grupo subversivo del ELN viene proponiendo la negociación política al conflicto armado interno, conociéndose encuentros fallidos con diferentes gobiernos desde la década de los noventa hasta la mesa de diálogo creada en la presidencia de Juan Manuel Santos en el 2017, actualmente suspendida por el gobierno nacional en cabeza de Iván Duque. La delegación de la guerrilla se encuentra aún en Cuba esperando la reinstalación de la mesa de diálogo.
A diferencia de los acuerdos de paz con los otros grupos subversivos que desembocaron, entre otros resultados, la Constitución de 1991 y la posterior participación político-electoral de las exguerrillas, el ELN ha puesto como piedra angular para la resolución del conflicto armado la participación directa de la sociedad civil en el diálogo que se instale e incluyendo en esa resolución la transformación del modelo económico imperante en Colombia.
Con todo lo expuesto desde las comunidades-organizaciones sociales hay un trasfondo de territorialización de sus propuestas de país que se oponen a los intereses económicos de algunos grupos armados que ven en estas comunidades y organizaciones sociales sus obstáculos. Se suma un actor armado como es el ELN que posee también una propuesta política de país, pero no ha habido voluntad política de los diferentes gobiernos nacionales de asumir la negociación donde se ponga a jugar ambas propuestas de nación y se logre con ese proceso la solución política del conflicto armado vigente.
Por ende, el trasfondo de una desgarradora guerra que continúa en este 2022, es político en el sentido que hay sanas intenciones de gozar de un país acorde a unas necesidades que las comunidades expresan en sus apuestas territoriales, sin embargo, al estar huyendo de las balas (o recibiéndolas) se aleja más el país soñado. La otra ficha en el tablero es un actor armado subversivo que también posee una propuesta política que ni siquiera la ha puesto en debate público por la perpetuación de la guerra de parte de la clase social que ha dominado el gobierno nacional y al Estado.
También están las fichas que representan al Estado, el gobierno nacional y los grupos económicos que sostienen y defienden el modelo económico imperante, en el cual se mencionó arriba que el narcotráfico es una fuente nada despreciable; y se encuentran aquellos grupos armados como las disidencias de las FARC-EP que entran en la práctica a sostener dicho modelo económico.
Notas:
[1] https://twitter.com/ChalecosAmarill/status/1477844279389216770
2 https://twitter.com/fdhjoelsierra/status/1477817646720729088/photo/1
3 https://www.ejercito.mil.co/decima-octava-brigada-arauca/
4 https://id.presidencia.gov.co/Documents/190808-Infografia-Zonas-Futuro.pdf
5 https://cedins.org/index.php/2021/04/23/boletin-de-conflictos-territoriales-enero-a-marzo-de-2021/
6 http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2021/11/5-an%CC%83os-del-acuerdo-de-paz-1.pdf
7 http://www.colombiainforma.info/el-narcotrafico-sostiene-la-economia-en-colombia/