ÁLVARO

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"Fueron tan cheros con Álvaro que Roque en una de sus salidas sorpresas del país le dejó su biblioteca. El dramaturgo la tenía en cuarto aparte de su casa en los Planes de Renderos": Mario Noel Rodríguez

Por Mario Noel Rodríguez


Exacto, hablaré de Menén Desleal, el importante narrador y dramaturgo salvadoreño. Lo conocí personalmente cuando abrió la librería “Tercer Mundo” (cerquita de Cefesa). Ya había leído sus piezas falsas de teatro, su polémica “Luz negra” y un par de cuentos.

Destilaba buen sentido del humor. Recuerdo vívidamente cuando quiso hacer una antología de nuestra generación, que titularía “Los virgos”. Nunca la hizo.

Jamás le pregunté del personaje “Álvaro” de la novela de Dalton, pues se trata del mismo Álvaro que procreó tres hijos varones con el mismo nombre y de su paso por la Escuela Militar.

Fueron tan cheros con Álvaro que Roque en una de sus salidas sorpresas del país le dejó su biblioteca. El dramaturgo la tenía en cuarto aparte de su casa en los Planes de Renderos. 

Trabajaron juntos en un medio de comunicación que dirigía Desleal. Cuentan que Roque hacía de reportero, experiencia que le serviría para ganarse el pan en Cuba.

Algunos lo consideraban un genio, pues claro, en un país donde se cultivaba muy poco el teatro, sus cercanitos lo alababan. “Luz negra”, su obra más editada, fue cuestionada por parecerse mucho a la dramaturgia del irlandés Samuel Beckett. Simuló haber recibido una carta de Borges. Le hizo un escándalo al maestro Edmundo Barbero por montar su “luz”.

A Roberto Cea lo llamó” Rosa salvaje”, dijo que a Escobar Galindo había que meterlo preso para que sintiera el olor a mierda de las cárceles. Un su compañero de generación contó que Desleal llegó a tener mucho dinero. Odió a Salarrué, al grado de manifestar que no lo leyeran porque era mala influencia. Y Salarrué callado, preparándose para ser más leído que él en el futuro. Toda locura se le podía aguantar, menos faltarle el respeto a nuestro gran Sagatara.

A ese enfant terrible de una época gobernada por los coroneles (gorilas para Roque), me tocó llevarlo al hospital, ya completamente amarillo pero con el mismo humor de siempre. Todos los mediodías lo iba a ver. En esos días conocí a su hija Álvara. Y allí, Ceci, la guardiana del escritor.

En el entierro, solo gente normal, cero escritores. He titulado mi texto Álvaro, en honor a Roquito Dalton, que así titula uno de los  capítulos de su “Pobrecito poeta que era yo”, donde narra el mundillo de Desleal.

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Mario Noel Rodríguez
Mario Noel Rodríguez
Poeta, escritor, gestor cultural, promotor de lectura, publicista salvadoreño. Ganador en dos ocasiones del Premio Hispanoamericano de Poesía de Quetzaltenango (1997 y 2008).
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