Agua: una crisis ambiental anunciada

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"En El Salvador no hay falta de agua, sino falta de agua de buena calidad", expresó el viceministro de Medio Ambiente salvadoreño

Las protestas por falta de agua potable han sido recurrentes en las últimas semanas en El Salvador. Cierres de calles y quema de llantas se han vuelto parte de la cotidianidad de las mañanas de decenas de personas que piden que el agua les llegue a sus casas de manera regular.

Funcionarios del Gobierno y ambientalistas coinciden en que El Salvador está sufriendo una emergencia por la falta de agua. Para estos últimos la crisis habí­a sido anunciada desde hace mucho tiempo  y ellos han abogado siempre para que desde los gobiernos en turno se ejecutaran acciones para enfrentarla pero no hubo atención al llamado.

Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), dijo que como muchos otros expertos han señalado desde el 2015 que “el gobierno se debí­a de ejecutar acciones urgentes para enfrentar la crisis del agua y que no fuera la gente pobre la que pagara estos impactos  que ocurren  actualmente y se visibiliza con la gran cantidad de protestas por la falta de agua en las colonias en el área metropolitana de San Salvador”.

Incluso, en 2006 el “Informe sobre Desarrollo Humano: Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua”, del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advirtió que si no se tomaban acciones  integrales en ese momento El Salvador iba a “enfrentar escasez de agua en unos 15 años (a partir de ese año)”.

El documento señalaba que la  ineficiente gestión del agua en El Salvador se manifestaba en conflictos sociales así­ como en la contaminación de los recursos hí­dricos.  Ambientalistas aseguran que en la actualidad la realidad no  es distinta “sino que está empeorando”.

Según la Alianza para la Defensa de los Derechos de las Mujeres Rurales actualmente el 76.5 por ciento del total de hogares salvadoreños cuentan con acceso a agua potable; en el área urbana es de 85.6 por ciento; mientras que para el área rural es del 59.6. Para la entidad, como lo dijo su vocera Mhaydeé Recinos,  esto agrava “las inequidades que afectan a las mujeres rurales y a la población en general” por la brecha de desigual en el acceso al agua.

Para justificar el desabastecimiento de agua potable, el titular de la Asociación Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA), Marco Fortí­n, mencionó que diversos pozos abastecedores de agua han mostrado una reducción del vital lí­quido, pero que ya están trabajando para la mejora de los servicios.

El Cambio Climático, un factor clave ante la actual crisis

Fortí­n expresó que en la zona metropolitana hay pozos dañados que bloquean la capacidad para subministrar agua y otros que aún no están operando; sin embargo acotó que “no nos podemos apartar de una realidad que es el efecto del Cambio Climático”, en referencia a que este fenómeno ha causado sequí­as por falta de lluvia en los últimos cuatro años en el paí­s.

La falta de lluvia ha provocado escasez de agua en los pozos abastecedores, sin embargo para los ambientalistas existen otros problemas que se reflejan cuando sí­ llueve porque no hay capacidad del territorio para infiltrar agua de lluvia.

Ángel Ibarra, viceministro de Medio Ambiente, dijo que “en El Salvador no hay falta de agua, sino falta de agua de buena calidad”, esto en referencia que un estudio del Ministerio de Medio Ambiente  en 2011 arrojó que ningún rí­o posee agua con calidad excelente; que el doce por ciento es buena; regular es el 50 por ciento; mala es el 31 y pésima el siete por ciento.  

En 2015 hubo  reducciones en los caudales de rí­os en El Salvador; según el MARN el Rí­o Torola tuvo una disminución del 95 por ciento de su caudal; el 70 por ciento en el Rí­o Grande, de San Miguel; el 95 por ciento en el Guascorán; y entre el 60 y el 87 por ciento en los Rí­os de la zona occidental y norte del paí­s.

El año pasado un editorial de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) señalaba que “el problema no es de escasez hí­drica, pues la precipitación pluvial en el territorio supera el promedio mundial. El problema es el mal manejo de los recursos.

Agregaba  que: “El Salvador tiene, de acuerdo al PNUD, la disponibilidad de agua más baja de Centroamérica. Somos el único paí­s de la región al borde del estrés hí­drico. De acuerdo a cifras oficiales del año pasado, la cobertura de agua en la zona urbana era de 83.5%, mientras que en el campo apenas alcanzaba al 39.8% de la población. Estos datos aumentan si se consideran no las viviendas y comunidades que cuentan con tuberí­as, sino solo aquellas a las que efectivamente les llega el lí­quido”. 

Ibarra mencionó que el problema actual es a raí­z de los cuatro años de sequí­as a los que se ha enfrentado, pero también se debe a que no existe una legislación que proteja el recurso hí­drico salvadoreño.

En este contexto, la procuradora adjunta de la Procuradurí­a para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), Yanira Cortez, dijo que “la crisis del agua no es discutible, no se puede esconder”. Señaló que el paí­s tiene menos disponibilidad hí­drica por la contaminación de las aguas pero la demanda por la población va en aumento y esto incrementará la crisis que actualmente se vive.  Y exhortó a los diputados a que aprueben la Ley General de Agua.

El MARN presentó un anteproyecto de Ley General de Agua en 2012 a la Asamblea Legislativa. El anteproyecto es un compendio de 178 artí­culos. Pero como lo dijo el diputado del Frente Farabundo Martí­ para la Liberación Nacional (FMLN), Guillermo Mata, esta se “ha quedado trabada (detenida) en el estudio del artí­culo 91”, esto debido a la falta de acuerdos entre las fracciones legislativas sobre el ente que controlará el recurso hí­drico.

De igual forma Organizaciones sociales presentaron es 2006 una propuesta de Ley General de Aguas, en 2011 y 2013 presentaron actualizaciones a la misma. En 2001 también llevaron a la Asamblea Legislativa  una propuesta de Ley del Sub-sector de Agua Potable y Saneamiento. Ninguna fue tomada para revisión.

Por la falta de normativas, por el desabastecimiento de agua actual y la sequí­a que ha aquejado a El Salvador es que Luis González, de la UNES, señala que la crisis ya estaba anunciada y que “no hay duda que las autoridades no tomaron en cuenta lo dicho y alertado por los y las ambientalistas y por ello tienen una doble responsabilidad con la actual crisis, que afecta mucho más a las comunidades rurales y a sus medios de vida”.

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Gloria Marisela Morán
Gloria Marisela Morán
Periodista, graduada de Comunicación Social de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Coordinadora de redacción y encargada de la sección Sociedad en el Diario Digital ContraPunto.
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