Por: Hans Alejandro Herrera
Perú es un país que va de crisis en crisis y sin embargo su economía parece inmune a sus propios debacles políticos. Con una moneda fuerte y una población económicamente activa donde las inversiones no se detienen, la economía de Perú demuestra ser resiliente. Conversamos con Víctor Barrera, gerente general en ABC Capital, sobre en dónde están invirtiendo los peruanos y como se hace una carrera en el salvaje mundo de las finanzas.
Desde lo alto de un edificio en el centro financiero de San Isidro, Lima se alcanza a ver de un vistazo. Coches circulando en la congestionada Javier Prado y un bosque de edificios de ventanas transparentes recuerda al escenario de películas como Margin call o The Big short, películas que hacen ver las finanzas como algo sexy, dónde el trabajo no se detiene y el dinero nunca duerme. En las oficinas de un fondo de inversión, ABC capital, Víctor Barrera levanta un peldaño más en una carrera que a sus 38 años parece estar todavía lejos de tocar su techo. Egresado de la UNI, la historia de Víctor se podría resumir como una historia de éxito en el altamente competitivo mercado financiero.
A los 32 años pasó de trabajar con un asistente a su cargo, a dirigir un equipo de 90 personas distribuidos en cuatro departamentos. “Mi equipo tenía en promedio 25 años, y lo significativo de mi equipo era que tenían pasión y disposición, ellos no decían que no. Querían aprender, tenían hambre de ser y descubrir mercado”, me comenta Víctor en su oficina con un tono pausado y tranquilo, su voz es suave y denota paciencia y modestia. “Para nosotros se trataba de ver cómo trabaja el banco en EE.UU., en Brasil y traer experiencias, precisamente eso nos entusiasmaba. Esos chicos que conformaron mi equipo ahora algunos de ellos han crecido y son gerentes en bancos”. También innovó respecto a la contratación todavía pionera en Perú de matemáticos en el área de finanzas. Mientras me cuenta esto se me viene a la cabeza la película Margin call, en dónde un matemático de un puesto subalterno descubre un misterioso patrón en la fluctuación bursátil que le permite pronosticar una hecatombe económica. Pero volvamos con Víctor: “Yo tome el modelo americano como referencia. En el mejor momento de la bolsa de valores aparecieron en el mundo financiero los quants. Los bancos de inversión de EE.UU. contrataban a físicos nucleares, profesionales que habían estudiado mecánica cuántica, esto con el fin de hacer proyecciones para entender mejor el funcionamiento de los mercados financieros”. Un quant es un matemático que por lo general trabaja en bolsa y es capaz de predecir el precio de las acciones. En resumen, un oráculo matemático del dinero o un detective de números que huele el futuro en base a patrones, algo imprescindible que en el ámbito financiero peruano sonaba hace cinco años a cosa de marcianos, pero que Víctor supo ver que en Marte había oro.
Como estos matemáticos se formaban en la universidad nacional, y está para variar no tenía ni tiene un enfoque más allá de lo teórico, Víctor se encargó de capacitar a sus quants en las dinámicas prácticas del mercado.
Tiempo atrás en la UNI, cuando solo era un estudiante, Víctor entendió que lo que le enseñaban no correspondía con la realidad. “Lo que hace la universidad está disociado de lo que hace el mercado” me menciona. Fue esta la primera lección que aprendió en la universidad allá por 2004. “Nuestra educación universitaria está disociada con el mercado, diría que continúan en un formato de los años 80s, un formato que forma para entrar a la industria y quedarse allí toda la vida, cuando el mercado ha cambiado mucho desde la década de 1980. En 2004 nosotros propusimos que las universidades se relacionen con las empresas en círculos de negocios para que así los chicos puedan aportar ideas y empaparse de la realidad. Entonces tiene que haber una asociación por la que el profesional se enganche con lo que el mercado requiere para así enfrentarlo. Este proyecto ganó en 2004 el acceso de Perú para participar en el congreso latinoamericano de ingeniería industrial. Pero no pudimos llegar al congreso porque la universidad fue tomada durante una huelga”. Sin embargo esto supuso en su carrera un primer escalón a calcular.
De vuelta al presente. Abajo, en Javier Prado empieza la hora punta. “Nuestra empresa se llama ABC, porque queremos un poco instruir al mercado sobre los temas financieros, de cómo funciona”, me explica Víctor. De hecho para algunos analistas financieros el desarrollo del sector en cuanto cultura (saber en qué se invierte) en Perú da mucho todavía que desear, pues una de las causas que como refiere Víctor es precisamente dicha disociación entre la universidad y el mercado, simplemente no se forman debidamente a los profesionales. “Nosotros buscamos en nuestros profesionales que tengan un entendimiento del mercado, cierto componente de quants y que manejen los modelos financieros al revés y al derecho”.
Pero volvamos hacia atrás. Víctor ya es un profesional dentro del sector, pasando por cajas rurales y bancos desde puestos en cobranzas a riesgos crediticios va haciéndose de un lugar. Con una trayectoria exitosa por varias instituciones bancarias, Víctor se encuentra en un puesto de mando mientras discute con su equipo de noventa personas las problemáticas de la empresa. “Cualquier decisión que tomaba lo hacía sentando junto a mis jefes de área y conversábamos hasta consensuar, entonces yo salía a defender la posición en bloque frente a la empresa”.
No obstante, en lugar de quedarse en la seguridad de una cómoda gerencia, Víctor buscaba algo más. Pues como es regla en finanzas, quién no arriesga no gana. En el 2016 comenzó participando en la apertura de un fondo de inversión. Pero aún no se creía todavía listo. Todavía se creía joven. Una jugosa oferta para ser gerente de finanzas lo hizo volver un paso. “Un día me dicen: Víctor, tenemos dinero ¿Qué hacemos? Hagamos un fondo de inversión. Y nos juntamos”. Ese día finalmente se decidió a caminar hacia el futuro. Dejó atrás los recibos por honorarios y las asesorías que hacían ganar dinero a otros. Nació ABC capital. Era fines del años 2019.
Una pandemia global después, ABC comenzó a consolidarse bajo un esquema simple pero poderoso. “Cuando financiamos empresas, al estructurar el financiamiento, la base de nuestro análisis financiero no lo termina de tener claro el que viene por el dinero, y esto es por una falta de cultura financiera, y esto pasa porque vienen pensando que el financiero es el que consigue la plata, mientras consiga plata está bien el gerente de finanzas, lo cual está mal porque si consigues demasiado dinero te puedes sobreendeudar. Entonces lo que hacemos es explicarles que no pueden sobreendeudarse o de si sus ratios no están bien. El sobreendeudamiento después de la pandemia en Perú ha sido un problema. Con el programa de Reactiva, se dieron créditos baratos, el problema vino después porque no pudieron muchos pagar, y esto por sobreendeudarse, el cual es el resultado de una falta de cultura financiera”. En Perú como en otros países de Latinoamérica la realidad es que muchas empresas están sobreendeudadas y no pueden pagar.
Paradójicamente, y a raíz de la pandemia, ocurrió que la gente redució sus gastos al estar todo cerrado, y en 2021 empezó un boom de inversiones alternativas como las criptomonedas, así como también en fondos de inversión. “A fines de 2021 había 400 mil personas en fondos de inversión en Perú”. Ese número evidencia que hay capital en el país andino y ganas de invertir. Aunque en 2022 se redujo el número de inversionistas, las oportunidades de invertir y el deseo de hacerlo no han cesado, y esto a pesar de una crisis política que en Perú no se ha detenido. Pero ¿Por qué? Porque los momentos de crisis no son el momento de vender sino de comprar. Y especialmente en bienes raíces.
2023 empezó para Víctor con un proyecto ambicioso: el Proyecto Arquines.
Es febrero de 2023 y he ido a un evento que me deja pensando. Aunque parezca contraintuitivo muchos en Perú siguen invirtiendo en proyectos inmobiliarios. En un gran salón repleto, en un exclusivo hotel sanisidrino, un centenar de inversionistas se reúnen a escuchar la oferta de un proyecto de casas de verano en el sur de Lima. El proyecto inmobiliario en cuestión tiene la mayor cantidad en metros cuadrados de áreas verdes (¡integra un bosque!), lo cuál es algo que no había visto respecto a otros proyectos en el sector. Me fijo en los inversionistas: escuchan con atención, no están preocupados y las garras de la incertidumbre de estos meses parece que no les han hecho mella. No puedo dejar de sentirme sorprendido. Durante una pausa de lo que casi parece un seminario, oigo a algunos conversar entre sí con una taza de café: “es el momento de comprar, no el de vender”.
Un par de semanas después en el edificio con vista a la Javier Prado, Víctor Barrera me explica porqué los inversionistas se animan por un fondo como el de ABC, y no por un banco. “El rendimiento de los bancos es bajo, entre 2 y 3%, pero a todos les ofrece el banco lo mismo, no puede personalizar sus productos, en cambio un fondo boutique como el nuestro si puede personalizarlo. Nosotros entrevistamos a los inversionistas y hacemos un perfil de ellos para saber a dónde los tenemos que dirigir. Si le gusta la inversión agroexportadora o inmobiliaria. Y en base a eso le hacemos un paquete de inversión. Por eso tratamos que la inversión se adecué al perfil del inversionista. La banca no te pregunta tu perfil de inversión, en cambio en un fondo de inversión como ABC, sí”.
Más allá del éxito de su empresa, yace la innovación de un modelo que ofrece, un modelo que es una metodología. “En una evaluación exhaustiva, en fondos como el nuestro, fondos boutique, yo no me puedo dar el lujo de fallar en una operación. Con cada cliente que evaluamos prácticamente convivimos una semana, vamos a la planta, a los almacenes, conversamos con sus clientes. Yo los miro como si los fuera a comprar. Porque de lo que se trata es de cuidar el dinero de los inversionistas. Además vamos y les damos recomendaciones para que puedan mejorar. Le ofrecemos una asesoría financiera y contable y este es mi modelo de financiamiento que en ABC hemos perfeccionado. No evaluamos un financiamiento puntual sino que evaluamos un plan de financiamiento, porque qué ocurre, a veces vienen pidiendo 200 mil dólares, vemos sus estados financieros y no determinamos lo que necesita el cliente ahora, sino evaluamos lo que necesitará en dos años y le hacemos una propuesta concreta en base a su flujo en un financiamiento escalonado, y entonces armamos un plan en base al cumplimiento de las condiciones. Y parte de estos covenants es que participamos en su parte financiera en comités semanales o quincenales. Entonces vamos a la empresa, vemos cómo va su venta, seguimos sus operaciones y los ayudamos a tomar decisiones y así fortalecemos la inversión. En algunos casos llevamos los estados financieros y la contabilidad y así logramos que la empresa camine ordenadamente y que la inversión este segura”. En resumen, establecen una relación íntima. “Según la evaluación, algunos covenants y sus garantías pueden incluir fideicomisos, lo cual permite ejecutar de manera más rápida las garantías y recircular el capital (además el fideicomiso los protege de cargas tributarias), y es así como protegemos el capital de nuestros inversionistas”.
El proyecto Arquines es un caso interesante. Se trata de una mini ciudad, una urbanización, casas cerca a la playa, un segundo hogar para el verano. Lejos de Lima, pero no muy lejos. A una hora por la panamericana, la ubicación es precisa. Según me cuenta Víctor esta es una inversión a cinco años de aproximadamente 50 millones de dólares que está constituido por 3 mil lotes. El proyecto se calcula alcance un flujo entre 100 a 120 millones de dólares en los siguientes 5 a 7 años. La historia de su proyecto insignia comenzó con un rechazo de parte de los que tenían el terreno que no querían vender por ser Abc un fondo todavía joven, pero sobre todo porque no es tiempo de vender sino de comprar. “Nos rechazaron porque no nos conocían, pero nosotros estábamos decididos por el potencial de la ubicación, entonces fuimos a buscar a un aliado con cercanía. En este caso al arquitecto del proyecto, Luis Espinosa, a quienes ya lo conocían los dueños de la tierra, y porque ya tenían un proyecto de éxito anterior con él. Entonces empezó el proyecto nosotros éramos el sponsor financiero y él, el empresario. A esto cabe decir que el arquitecto Espinosa es una persona muy abierta, escucha, y eso nos convenció para trabajar con él desde un principio. Además este proyecto como mencioné antes tiene un costo de aproximadamente 50 millones de dólares, pero de una revalorización a 5 años de al menos 100 millones de dólares, es por eso que es nuestro proyecto insignia ahora y porque la gente quiere comprar, porque en tiempos de crisis todos buscamos dónde meter el dinero para ganar más dinero”. Y porque finalmente de lo que se trata respecto al dinero es la confianza. Y en Perú saben que es tiempo de comprar y no de vender.
Víctor nos acompaña hasta el ascensor. Las oficinas están llenas de chicos frente a pantallas de computadoras con gráficas de números. Domina un olor a café y prisa. El dinero no duerme y el trabajo nunca se acaba. Nos despedimos de Víctor. Abajo, en Javier Prado el congestionamiento continúa. Lima es una ciudad que ya superó los diez millones de habitantes, al menos medio millón ya se han ido este fin de semana a las playas del sur, lejos de Javier Prado, del congestionamiento, y lo más importante, lejos de Lima, pero no muy lejos, que en dos días ya es de nuevo lunes.