sábado, 24 mayo 2025

Roque Dalton, medio siglo entre la inmortalidad poética y la justicia negada

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El poeta Roque Dalton revive cada mayo en homenajes y conversatorios sobre su legado, pero la inmortalidad literaria no atenúa ni compensa la impunidad de su asesinato.

Por Carlos Morales.
Agencia de noticias Sputnik

El poeta salvadoreño Roque Dalton revive cada mayo en homenajes y conversatorios sobre su legado, pero la inmortalidad literaria no atenúa ni compensa la impunidad de su asesinato.

Dalton (14 de mayo de 1935 – 10 de mayo de 1975) dejó un legado que resuena como símbolo de lucha y expresión en la literatura latinoamericana, gracias a una obra marcada por el lirismo, la ironía y el fuerte contenido social, que defendió hasta las últimas consecuencias.

Los recientes aniversarios cerrados (90 de su natalicio y 50 de su asesinato) se prestaron para que en toda América Latina recordaran al más universal de los autores salvadoreños, mediante exposiciones, conferencias, antologías e incluso una obra de teatro experimental.

Las evocaciones coinciden con el compromiso político del poeta, quien ejerció en vida una militancia sin camisas de fuerzas que finalmente le costó la vida, en uno de los episodios más infames de la historia de la izquierda latinoamericana.

“Roque fue asesinado por cómo pensaba”, aseguró a la Agencia Sputnik el académico venezolano Antonio Núñez Aldazoro, cuyo ejercicio diplomático en El Salvador le permitió adentrarse en la espiritualidad de una nación que aún sangra por las heridas del conflicto armado (1980-1992).

Núñez, que también es filósofo y periodista, no duda en definir al escritor como un “mártir” que no se limitó a describir la realidad, sino que se hizo cargo de ella; opinó además que su obra aún tiene mucho que aportar al pensamiento crítico frente la “avanzada fascista” que vive hoy América Latina.

La determinación de ver a Dalton más allá de su poesía -que legó versos imprescindibles como “hace frío sin ti / pero se vive”- también es reivindicada por el investigador salvadoreño Luis Alvarenga, quien destaca la comunión del arte y de la política en el autor.

“La interpretación de recuperar al poeta por encima del militante, quita el acercamiento real a la obra de Dalton”, advirtió Alvarenga en un conversatorio celebrado recientemente en el Centro Rómulo Gallegos de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, en Caracas.

En su intervención, Alvarenga consideró que el gran aporte de Dalton fue lograr una coherencia en el ejercicio de la poesía, marcada por la idea de que “la razón estética también debe ser una praxis política”.

Deudas pendientes

Lejos de los sitios donde la memoria se empeña en mantener vivo a Dalton, se extiende, negro y lúgubre, El Playón, un áspero manto de lava seca junto al volcán de San Salvador, donde hace medio siglo fue lanzado el cadáver del revolucionario poeta.

Su cuerpo nunca fue recuperado ni sus asesinos condenados, a pesar de la evidencia, confirma en diálogo con la Agencia Sputnik el periodista Juan José Dalton, segundo de los tres hijos que tuvo el autor de “El turno del ofendido” y “Las historias prohibidas de Pulgarcito”.

“Casi todo lo sabemos: quién fue el asesino material, los cómplices, el verdadero autor intelectual, incluso quienes lo tiraron en el Playón, donde dejaban a sus víctimas aquellos escuadrones de la muerte de la derecha, pero también de la izquierda”, cuenta Dalton hijo, más conocido como “JJ”.

Jorge Meléndez, Edgar Rivas, Joaquín Villalobos y Humberto

Portillo, compañeros de Dalton en el grupo insurgente Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), son señalados por los herederos del poeta como los encargados de asesinar a Roque tras un polémico proceso interno.

Pese al hermetismo de los involucrados, existen evidencias de que el crimen fue perpetrado en una vivienda del barrio Santa

Anita, en San Salvador, y que tanto Dalton, como su compañero Armando Arteaga, fueron adormecidos con somníferos antes de ser ejecutados.

Al terminar la guerra civil, en 1992, la familia Dalton emprendió varios procesos en busca de justicia, pero la Fiscalía los desestimó, alegando que el delito había prescrito, aun cuando fue presentado como un crimen de lesa humanidad.

En julio de 2018, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia admitió un amparo contra la mencionada sentencia, pero todavía no ha ordenado reabrir el juicio.

“El asesinato de Roque Dalton fue un crimen de lesa humanidad, no hay como negarlo, sobre todo porque su cuerpo sigue desaparecido. Se impone entonces que la Sala falle a favor de la sociedad, de la cultura”, insistió JJ Dalton, más ilusionado que convencido.

Ocurre que las autoridades salvadoreñas han priorizado el combate a las formas más recientes de violencia, como las “maras” (pandillas), y poco a poco se han relegado viejos y dolorosos casos, como el magnicidio de Oscar Arnulfo Romero o la masacre de los jesuitas en 1989.

“Es necesario que la sociedad reclame para que más temprano que tarde respondan por sus crímenes los responsables de tantas causas pendientes, como la de Romero, los jesuitas, las masacres de campesinos, las desapariciones…”, afirmó el periodista. Eso se logrará, supuso, cuando finalmente El Salvador sea el “lindo y (sin exagerar) serio país” al que su padre aspiró, y que, a todas luces, todavía no es.

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