Algo dejamos de hacer y nos preguntamos ¿Qué no hicimos bien?
En el treinta y dos masacraron a indígenas, campesinos hambrientos analfabetas,
desempleados con el adjetivo de “comunistas” y nos cambiamos nombres y apellidos
y pasamos el rio de la masacre y el genocidio.
¿Qué no hicimos bien?
Nos atrevimos a una huelga de brazos caídos, dictador abandonó
con su religiosidad y teosofía artificial
millones acompañaron al “Presidente cabal y justo que mató a su hijo por desobediente”
murió, por cierto el tirano en manos de un hombre de su confianza, en el país vecino
que nos enfrentó en la “guerra del futbol”
y la verdad del mercado común de los grandes empresarios del istmo centroamericano.
¿Qué no hicimos bien?
Nos metieron en la cabeza que la conciliación nacional era la solución,
nos quedamos cuarenta años con la “definición, decisión y firmeza”
bailando al son del militarismo terrorista a ultranza, represor, inhumano,
se instaló la corrupción generalizada con gorilas dirigiendo la patria nuestra…
masacres y escuadrones de la muerte se pusieron a la orden del día;
el martirio se puso de moda: Rutilio Grande, Monseñor Romero, Cosme Spessoto y cuatro monjas norteamericana mostraron que la guerra no era un juego de niños y que la represión sería desconsiderada,
se llevó la mejor sangre generosa de la juventud de la era, junto a un mar de campesinos, obreros, maestros, universitarios, mujeres de la mano de Marianela García Villas, poetas de altura de Roque Dalton, sindicatos y sus dirigentes fueron exterminados en las cárceles clandestinas de los “cuerpos de seguridad” y guarniciones militares,
con la bendición de la democracia cristiana.
La santa madre Iglesia tendrá la palabra profética y vendrán los nuevos santos latinoamericanos.
¿Qué no hicimos bien?
Doce años en guerra civil en enfrentamiento desigual,
metrallas y coche bombas en plena luz del día…y también la noche,
llevó de encuentro a ministros, alcaldes, estudiantes, cantones enteros,
en el sueño de un proyecto histórico que nos dejó a Febe Elizabeth Velásquez, mártires jesuitas y un cementerio deplorable de victimas junto a un dolor histórico en las familias,
cuyas heridas supuestamente cerradas con amnistías ilegales …e ilegitimas,
llegó la celebración de la firma de los acuerdos de paz, en Chapultepec, México,
que nos hizo soñar “el buen vivir” que fue pervertido por los padrastros de la patria
con cuatro fantásticos, debidamente orquestados, con una miopía política
de los que cantaban casas de cartón, se instalaron en las casas de la Escalón.
¿Qué no hicimos bien?
El pueblo tomó la decisión de abandonar el camino de los “mismos de siempre”
el sueño, una vez más, brilló el horizonte y se respiró un aire nuevo
con la promesa de no agachar la cabeza, y vaya que la alegría tomó riendas
en la construcción del país de la felicidad, y… nos llegó la pandemia,
la guerra mediática por hacer fracasar la ilusión recién instalada,
da la impresión es el único tiro de gracia que les queda a los que hoy votan siameses en la carpa del Congreso;
repican las campanas del pasado y nos hacen recordar ¿Qué algo hicimos mal?, o mejor dicho ¿Qué no hicimos bien?
Vaya usted a saber. Pero la dignidad siempre está al lado del clamor popular: Adelante.