sábado, 13 abril 2024

Poeta del cansancio: Carlos Parada Ayala

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Conversar sobre la poesía de Carlos es también hablar de su vida, de sus monólogos hechos versos, porque él dice: "Creo que el poema comienza como una labor de expresión individual"

La vigorosa obra poética de Carlos Parada es arrolladora. No deja indemne a quien la lee o escucha. Es lúdica y llega hasta el ritmo del rap, es espiritual sin ser religiosa, militante sin ser confrontativa, solidaria en el afán no en el abandono. Pero sobre todo es poesía por ser poesía. No obstante, Parada Ayala dice que «Como poeta, siento la necesidad de verme como activista». Y de hecho «Todos los días trabajo en la promoción cultural de latinos en DC en mi capacidad de maestro de artes del lenguaje en español».

Conversar sobre la poesía de Carlos es también hablar de su vida, de sus monólogos hechos versos, porque él dice: «Creo que el poema comienza como una labor de expresión individual. En ese sentido uno escribe para uno mismo. Pero en el momento en que uno decide publicar, tu trabajo se convierte en una expresión social en la que otros participan como oyentes o lectores aportando sus emociones ante tu trabajo». Para Ayala publicar es algo serio, no publica inmediatamente sus poemas, es esencial dejarlos descansar y volverlos a revisar.

La poesía es cotidiana en la vida de Parada Ayala y es para explicar y explicarse el mundo. Carlos es un poeta laborioso, un arquitecto de la palabra, con diseño y paciencia dilatada en la construcción de un poema. Sus poemas son racionales, con un uso quirúrgico de la palabra. Se aprende mucho con leerlo e invita a meditar y a sentir, pero eso, lo que provoca, es una experiencia muy personal, única, mística si es el caso. Ayala respeta in extremis la intimidad de sus lectores y la suya está a salvo.

No pretendo romantizar el día a día de Carlos Parada Ayala, quien trabaja, paga cuentas, impuestos, compra en el supermercado y, sin embargo, la poesía es esencial en su Ser, quien confiesa: «Leo poesía casi todos los días, aunque sea una o dos páginas. A veces paso varios días en un solo poema que me atrapa. Estudio su forma, estructura, y especialmente qué le da su capacidad de asombro». Muchos de sus poemas son catedrales estéticas que maravillan por su laboriosidad, pero como toda monumental obra también intimida y muchos parroquianos podrían no entrar a rezar ni a comulgar.

De esa labor de Carlos surgen poemas tan esenciales como el Poema del cansancio, que no me cansa leerlo y muy lejos de su nombre, me da aliento e insufla mi capacidad perceptiva. Carlos está cansado de su conciencia que lo aguijonea para resolver y resolverse en la poesía. Aunque parezca paradójico el Poema del cansancio es un llamado, vehemente, a no cansarse en mejorar la sociedad. Es nombrando las falencias como se superan. Otro poema icónico es Chirilagua Blues, que devela la falsedad, trampa o engaño del “sueño americano” y aunque es doloroso el drama lo hace con un ritmo que endulza o matiza la dureza del drama.

Carlos Parada-Ayala es autor del poemario La luz de la tormenta / The Light of the Storm y ha recibido el premio Larry Neal de poesía en Washington, DC. Es co-editor de la antología bilingüe Knocking on the Doors of the White House: Latina and Latino Poets in Washington, DC (Zozobra Publishing, Maryland, 2017). Con la versión en español de esta antología, Al pié de la Casa Blanca: Poetas Hispanos en Washington, DC, publicada por la Academia Norteamericana de la Lengua Española (2010), la Biblioteca del Congreso celebró 400 años de poesía escrita en español en Estados Unidos.  

En los tiempos pandémicos, Carlos ha estado escribiendo y ha cosechado un poema que titula “Máscaras”, que enuncia: «El confinamiento fue un volver a la matriz, /un remanso en donde la palabra resistió/y se negó a vivir enmascarada.» Y la esperanza de rigor en estos tiempos resurge: «A pesar de todo, en las salas de emergencia, /hay tactos transmitiendo ecos de ternura/por la piel artificial de guantes extenuados. /Fotografías sonrientes/suspendidas de los torsos/bastan para extasiar, /romper las cotas de este cataclismo, /y resurgir con el cantar a flor de piel».

En relación a su poema Máscaras, le pregunté: ¿Es la poesía en general un refugio en la Pandemia o una respuesta? y dijo: Es ambos. Durante la pandemia me refugié en la poesía de amor de Pedro Salinas. En “Máscaras” hablo de la palabra como un remanso, así como de la ternura del personal médico de primera línea con las víctimas del COVID. Pero ese mismo poema fue una respuesta, especialmente a la infamia de la negación de la ciencia y sus consecuencias».

Solicité al poeta que comentara su extraordinario Poema del cansancio: «El “Poema del cansancio” surgió como una expresión de frustración después de las iniciativas xenofóbicas extremas en contra de los inmigrantes a nivel nacional. A menudo he dicho que ese poema no lo escribí yo, sino que lo escribimos todos los inmigrantes. Yo simplemente lo puse en papel. Siempre que voy a leerlo en público, necesito practicarlo varias veces con anticipación para controlar el nudo que se me hace en la garganta cuando lo leo y lo siento porque en verdad, ese poema me sacude y me duele.» Concluyo: Carlos Parada Ayala es incansable.

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Grego Pineda
Grego Pineda
Escritor de la diáspora salvadoreña en EE. UU, Magíster en Literatura Hispanoamericana, columnista y colaborador de ContraPunto
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