sábado, 12 abril 2025

No existen sustancias adictivas, lo que si existe es una conducta adictiva

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No existen sustancias adictivas, lo que si existe es una conducta adictiva

Domingo nueve de marzo del 2025

No existen sustancias adictivas, lo que si existe es una conducta adictiva que muy probablemente es heredada. No soy mucho de justificar mis acciones, reconozco cuando me equivoco y honestamente reconocer mis errores ha sido un factor fundamental en mi camino de rehabilitación y sanación.

Recuerdo en una ocasión, en una consulta con mi psiquiatra yo intentaba justificar mi adicción a la marihuana diciéndole: La marihuana es muy común, en todo lugar hay, siempre existe alguien que está fumando marihuana. A lo que él respondió: La marihuana es muy común para vos porque vos te mueves en un ambiente con personas que tienen el mismo hábito de fumar marihuana, para tus hermanos y tu familia puede ser que no sea común ambientes rodeados de marihuana.

Esto me hace reflexionar el día de hoy por ejemplo qué común es para un niño de siete años tener un celular en las manos (digo siete, pero todos sabemos que existen niños con menor edad que se tranquilizan solo con un celular en mano). Es muy irónico como hace cuarenta años atrás las distracciones para los niños eran tan diferentes. Es muy importante considerar que la manera de como calmamos o nos enseñan a calmar nuestra ansiedad definen nuestra conducta cuando ya somos adultos.

Realmente yo no me di cuenta de cómo pasé de ser un excelente jugador de baloncesto a un adicto de marihuana. Existen personas que creen que la marihuana no es adictiva o que no se pueden producir sobredosis y esas dos “realidades” son erróneas, en primer lugar, una persona es adicta a la marihuana cuando tiene que aumentar las dosis para obtener el estado de placer que antes le generaban menores dosis.

Las sobredosis de marihuana no causan muertes (directamente por consumo) pero si como en mi caso genera brotes psicóticos que tienen como fin alucinaciones con los cinco sentidos, en intoxicaciones más leves puede causar paranoia, delirios de persecución, escuchar voces entre otros.

Fácilmente podría yo justificar mi conducta adictiva comentando que mis dos abuelos fueron adictos al alcohol, (esto a pesar que está comprobado científicamente que diversos trastornos mentales son hereditarios) pero como mencioné anteriormente he preferido aceptar mi condición y mi conducta adictiva y no justificar mi conducta con las adicciones de mis abuelos, pues, es decir: ¿por qué yo tuve una crisis psicótica y mis hermanos no?.

Es muy necesario en este punto aclarar que un mal hábito no es igual a tener o padecer una conducta adictiva, para mí ¿cuál seria la diferencia entre un mal hábito y una adicción? Considero que existe una diferencia abismal en las consecuencias que se obtienen de ambas conductas.

Un mal hábito se repite continuamente de manera inconsciente, automáticamente, es un patrón de conducta que tiene consecuencias negativas pero que no son tan drásticas como las consecuencias de cualquier tipo de adicción.

La adicción es una necesidad muy grande que tiene el ser humano de una acción o sustancia que solo se puede satisfacer acudiendo a esa actividad o sustancia. Los límites entre malos hábitos y adicciones los puede dividir una línea muy delgada que depende de la perspectiva personal, pero sobre todo depende de la perspectiva de un profesional.

Todos como seres humanos tenemos nuestros parámetros, nuestras medidas, a mi me llamó mucho la atención cuando descubrí la importancia de los diferentes métodos de medición y ser consciente que medir la cantidad de cualquier sustancia que ingiero a mi cuerpo me da la tranquilidad de saber el resultado que esa sustancia generará en mi cuerpo, esto es muy importante para mí, pues la mayor parte de mi vida he tenido conductas muy extremistas y adictivas.

En mi caso me costó reconocer que mi conducta adictiva no es culpa de nadie más, me costó reconocer que la “marihuana no es mala” o que “el alcohol no es malo” o que “el celular en los niños no es malo” me costó mucho comprender que todos somos diferentes y que lo que me hizo mal a mí no le va a ser mal a todos, pero también es muy importante reconocer que muchas personas tienen conductas adictivas y lastimosamente son las últimas en darse cuenta.

Mi psiquiatra me explica que cuando tenemos una conducta adictiva, o tenemos una crisis, o estamos pasando situaciones de salud mental que están a un paso de convertirse en crónicas las personas que nos rodean son quienes se dan cuenta y nosotros con nuestra conducta adictiva no podemos distinguir esa línea delgada entre un mal hábito y una adicción. 

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Andrés Marroquín
Andrés Marroquín
Artista salvadoreño de la Imagen. Fotógrafo y videasta; camarógrafo y editor de ContraPuntoTV (CPTV)

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