Varios días después de que sectores de la sociedad salvadoreña denunciaran la destrucción del centro ceremonial del sitio arqueológico Tacushcalco, ubicado en Nahulingo, Sonsonate, el Ministerio de Cultura informó que ha tomado acciones ante esta problemática que atenta contra el patrimonio cultural del país.
Según el comunicado emitido por la cartera de Estado encabezada por, Suecy Callejas, habrían interpuesto un aviso en el Juzgado Ambiental de Santa Ana y ante la Fiscalía General de la República (FGR), por la destrucción de la estructura prehispánica.
“Los daños fueron constatados por la Dirección General de Patrimonio Cultural, a través de la Dirección General de Arqueología, lo cual existe un delito un delito cultural y penal según la Ley de Protección de Patrimonio Cultural de El Salvador”, expresa un extracto del comunicado emitido por el Ministerio.
Por lo tanto, Cultura aseguró que la legislación indica que todo propietario que tenga un proyecto de desarrollo privado deberá someterse a esta regulación si está relacionado con un Bien Cultural.
La fría forma de actuar de la institución generó molestias entre diferentes sectores de la sociedad salvadoreña, porque desde el 15 de enero que maquinaria de la industria cañera destruyó el sitio considerado sagrado, el MiCultura se había mantenido hermética respecto a este tema.
El problema se debe a que las 500 manzanas en la cuales se calcula que está construido Tacushcalco y las cuales son un Bien Cultural por un acuerdo ejecutivo de 1997, se encuentran enclavadas en una área privada donde se hace la siembra caña de azucara a nivel industrial.
Pero durante 40 años los intereses nacionales y privados no habían chocado, ya que la persona que compró esa área no ocupó los cuatro montículos donde se encontraba preservado el sitio sagrado.
Por lo tanto, con esta acción se rompería una restricción de sembrar caña en los cuatro montículos, ya que la empresa introdujo maquinaria agrícola, que tiene ganchos que penetran la tierra a una profundidad de 50 a 75 centímetros, lo que acabó con el centro ceremonial.
«¿Qué espera la Ministra de Cultura Suecy Callejas para advertir públicamente a la industria cañera y a los propietarios de los terrenos en Tacushcalco abstenerce de seguir destruyendo el sitio arqueológico? ¿De que lado está la ministra?», cuestionó el movimiento social en una conferencia de prensa realizada el martes pasado.
De igual manera, le pidieron a la jueza ambiental de Santa Ana, Norma Lemus de Milla, que emita medidas cautelares para el proyecto de producción de caña de COAGRI en Tacushcalco.
De acuerdo con el arqueólogo, Paul Amaroli, el cultivo de caña es muy destructivo para los sitios arqueológicos.
“En Tacuscalco, como ocurre en muchos otros sitios, se han metido tractores para subsuelar estructuras prehispánicas”, detalló.
Agregó que: “Supongo que la empresa azucarera que cometió los daños le echarán la culpa al tractorista, quien quedará en el anonimato, así quedando sin un culpable respecto a la violación de las medidas de protección para Tacuscalco”.
El lunes, la Fundación Roque Dalton sentó postura ante el grave impacto que recibió esta estructura que databa desde hace 500 años.
“La Fundación Roque Dalton (FRDalton), digna del legado de quién lleva su nombre y de su obra cultural y social, condena y denuncia ante la comunidad nacional e internacional la destrucción de Tacuscalco y al mismo tiempo llama a las autoridades estatales, así como la comunidad intelectual y a la sociedad en general, a no permitir la destrucción del sagrado lugar”, reza un extracto del pronunciamiento que se lee en su sitio web.
Además, la organización hace un llamado a “no sólo a parar la destrucción, sino a iniciar un esfuerzo nacional, así como con la cooperación internacional, para rescatar y rehabilitar Tacuscalco”.
Por su parte, la historiadora salvadoreña, Tania Molina, expresó su malestar por la actitud pasiva de la ministra de Cultura, Suecy Callejas, ante abominable hecho.
Por lo que le lanzó la pregunta: ¿Si le hubieran metido tractor al Coliseo en Roma, usted cree que el ministro/a de cultura italiano estaría callado?
“¿Cree que el responsable andaría libre e impune tomando capuccino en una plaza? Ya sé que esto no es Italia, TACUSCALCO ES MÁS ANTIGUO QUE El COLISEO ROMANO y, sobretodo, representa un lugar sagrado de nuestro pueblo”, manifestó Molina.
En este sentido, señaló que es tan culpable quien comete un delito como quien calla cuando su deber es denunciarlo, por lo que espera que el Ministerio haya dado aviso a la Fiscalía General de la República (FGR) para que se le dé persecución a los culpables.
“Un viejo dicho reza que: no se puede quedar bien con Dios y con el diablo", reprochó la historiadora.
La razón de la molestia radica en que, el proceso agrícola destruyó una plataforma alargada del sector 6 que está compuesta por piedras de canto rodado y también sufrieron daños el sector 8, 11 y 12. Además, destacaron que pese a la poca investigación de la construcción ancestral era pipil.
Estos trabajos en el campo no solo se ha destruido el centro, sino que se ha impedido obtener más conocimientos de la cultura prehispánica de hacer 3 mil años atrás.
“Hemos perdido la posibilidad de conocer sistema constructivo, costumbres, materiales de construcción, cómo utilizaban y reutilizaban sus materiales, entre otros aspectos: simbolismo, significado para los antiguos habitantes, todo eso ya no lo vamos a poder conocer (…) Aquí hemos perdido todos los salvadoreños, hemos perdido un pedacito de nuestra historia”, lamentó el movimiento ciudadano.
No es la primera vez que Tacushcalco es golpeado por intereses privados
Anteriormente, diferentes organizaciones sociales que integran el Movimiento Tacuscalco, exigieron a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que debe detener el caso de impunidad de destrucción del sitio arqueológico y contaminación del río Ceniza ubicado en Sonsonate.
“Desde 2018, hemos revelado las anomalías del proyecto urbanístico “Acropoli-Sonsonate” impulsado por inmobiliaria Fenix SA de CV (ligada a Salazar Romero) en el municipio de Nahulingo que ha destruido una parte del sitio Tacushcalco, amenaza ecosistemas hídricos del río Ceniza y derechos culturales/ambientales no solamente de la población de Nahulingo y Sonsonate sino de toda la población salvadoreña”, indicaron los manifestantes.