La población portuguesa está molesta luego del fatal incendio en dicho país que ha dejado como saldo al menos 41 personas fallecidas, vistiendo a la nación con tres días de luto. La ira crece en el público que reclama por qué las autoridades no supieron prevenir la tragedia apenas cuatro meses después de la muerte de 64 personas en un incendio forestal.
Los bomberos aseguran que la lluvia y el descenso de la temperatura ayudó para que en España y Portugal se pudiera controlar la mayoría de los focos durante el fin de semana.
Las autoridades portuguesas informaron que unos 2 mil 700 bomberos se encontraban en los bosques para prevenir la aparición de nuevos focos y que la mayoría estaban extinguidos este martes por la mañana.
Por otro lado, el panorama para España fue diferente en el noroeste del país, donde los incendios dejaron cuatro personas fallecidas, y las autoridades de Galicia dijeron que había al menos 27 incendios forestales fuera de control.
Las autoridades ibéricas investigan la causa de cientos de focos que se encendieron pasado el verano y lo atribuyen principalmente a las condiciones climáticas inusuales, debido a que las temperaturas en la península superaron los 30 grados centígrados durante el fin de semana, sumado a los fuertes vientos por el paso del huracán Ophelia en el Atlántico.
La ministra española de Agricultura, Isabel García Tejerina, dijo a la televisora TVE que las autoridades están preparadas para apagar incendios, pero no para los incendiarios.
Iniciando el mes de octubre, el contingente de bomberos de la Agencia de Protección Civil se reduce a la mitad su funcionamiento debido a que solo funciona a pleno durante la temporada de incendios forestales, del 1 de julio al 30 de septiembre.
Los detractores dicen que estas disposiciones deben ser más flexibles en vista de las sequías y del cambio climático.
Por otro lado, el primer ministro portugués, Antonio Costa, que ha rechazado los reclamos de que renuncien miembros de su gobierno, convocó a una reunión especial del gabinete para el sábado próximo.
Sin embargo, la indignación pública no cede. Gobiernos locales en las zonas más afectadas de Portugal están recurriendo a las redes sociales para convocar a una marcha de silencio en Lisboa y en sus localidades, en coincidencia con la reunión de gabinete.