jueves, 5 diciembre 2024

Martirio y apostasí­a de jesuitas en Japón del S-XVII

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La apostasí­a de Ferreira causa un gran revuelo en Roma, pero sobre todo entre los jesuitas. La historia registra tres expediciones con el fin de convencerlo que vuelva a la fe

En 1966 el japonés Shí»saku Endí´ (1923-1996) escribe la novela histórica Silencio (Edhasa, 2017) que se basa en hechos que ocurrieron en el Japón del siglo XVII. En 1989 el director estadounidense Martin Scorsese lee por primera vez el texto. A partir de ese momento se propone hacer una pelí­cula sobre esa historia cosa que logra 25 años después.

El guion de Silencio (Estados Unidos y México, 2016) lo escriben junto con Jay Cocks. Es la historia del portugués Cristóbal Ferreira (1580-1650) (Liam Neeson) quien en 1633, siendo provincial de los jesuitas en Japón, después de cinco horas en una terrible tortura conocida como “La fosa” apostata de su fe. En Nagasaki, a su lado, está el jesuita japonés Julián Nakaúra que resiste y muere como mártir. Ahora es beato de la Iglesia.

En ese entonces Ferreira tiene 53 años y era jesuita desde hací­a 37 años. En 1609 llega a Japón y durante 19 años trabaja como misionero en medio de problemas y peligros. A Europa enví­a crónicas de los martirios de sus feligreses y compañeros. Las autoridades japonesas después de apostatar de su fe lo casan con una viuda.

A partir de entonces utiliza el nombre de Sawano Chuan y se asimila a la cultura y costumbres japonesas. Se le asigna a un templo budista y poco después las autoridades imperiales lo contratan para traducir al japonés; el español, portugués y latí­n en los juicios a los misioneros capturados. Al principio de su nueva vida comerciantes holandeses lo visitaban en su casa. Tradujo al japonés obras de matemática, astronomí­a y medicina.

La apostasí­a de Ferreira causa un gran revuelo en Roma, pero sobre todo entre los jesuitas. La historia registra tres expediciones con el fin de convencerlo que vuelva a la fe. En 1637, el grupo del padre Marcello Mastrilli que es capturado y después de tres dí­as en “La fosa” decapitado. Muere como mártir. En 1639, el grupo del padre Pedro Kibe que es atrapado y torturado en “La fosa”. Muere como mártir. En 1642, el grupo del padre Antonio Rubino que es capturado. En el juicio estuvo Ferreira como traductor. Éste anima al jesuita a ceder, para salvar su vida. Lo logra.

Endí´, a partir de los jesuitas mencionados, construye los personajes de los padres Sebastií£o Rodrigues (Andrew Garfield) y Francisco Garupe (Adam Driver) quienes en 1638 ingresan de manera clandestina a Japón en busca de Ferreira y para atender a los católicos japoneses que se han quedado sin sacerdotes. Al llegar contactan con las comunidades y se internan en el territorio, para empezar su trabajo misional.

Poco después las autoridades los capturan y las comunidades son amenazadas y algunos de sus dirigentes arrestados. Se les obliga a renegar de su fe y si no lo hacen son torturados y finalmente asesinados. Mueren como mártires. El padre Garupe fallece como mártir, pero el padre Rodrigues después de la tortura apostata de su fe.

En la novela y la pelí­cula está presente el discurso de las autoridades que torturan a los fieles y plantean a los prisioneros jesuitas que si ellos abandonan la fe ya no lo seguirán haciendo. Es un dilema que se plantea en términos de: ¿No vale la pena perder el alma propia si así­ salvas la de las catequizados? ¿No vale la pena perder el alma y el orgullo de jesuita si así­ se salva a los fieles?

Existe la evidencia histórica que en el juicio a Rubino y sus compañeros, en el que estuvo Ferreira, las autoridades insistí­an al jesuita que los cristianos japoneses, gente pobre y sencilla, sufrí­an torturas por culpa de las ideas que ellos, extranjeros, les habí­an implantado. Esas ideas no tení­an lugar en Japón. En esos años por lo menos mil cristianos japoneses murieron como mártires después de ser torturados.

El tema religioso siempre ha interesado a Scorsese. En la pelí­cula, como en el libro, se cuestiona la fe, el martirio y el trabajo misional. Y también se reconoce el arrojo y la valentí­a de los misioneros jesuitas. Hay una reflexión muy profunda y dramática sobre la fe. ¿Dios existe? ¿Por qué Dios permanece en silencio? Y también sobre el martirio. ¿Qué sentido tiene? ¿Vale la pena dar la vida por lo que se piensa?

La pelí­cula me impresionó mucho. Exige tomar postura ante los temas que se proponen. En este Scorsese hay algo de Ingmar Bergman también interesado en reflexionar, sin miramientos, sobre Dios y la fe. A lo largo de la pelí­cula está siempre presente la contradicción desgarradora entre el héroe y el traidor. Es una pelí­cula convincente y sin artificios.

Los misioneros, en particular los jesuitas, en 60 años de trabajo en Japón lograron construir una comunidad de 300,000 fieles. En 1873, 240 años después, cuando volvió la libertad religiosa habí­a todaví­a 30,000 católicos en ese paí­s. En la clandestinidad, de padres a hijos, se habí­a trasmitido la fe.

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Rubén Aguilar Valenzuela
Rubén Aguilar Valenzuela
Columnista y analista de ContraPunto. Doctor en Ciencias Sociales, con una Licenciatura y Maestría en Sociología y Estudios de Desarrollo Institucional; exfuncionario del gobierno mexicano.
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