martes, 16 abril 2024

“Los malos se están yendo”

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En su primer discurso como presidente de Estados Unidos, Donald Trump volvió a confirmar su rechazo a los inmigrantes.

El presidente estadounidense Donald Trump reafirmó su postura frente a los inmigrantes durante su primer discurso oficial. "Mientras hablamos, estamos echando a miembros de bandas, traficantes de drogas y criminales que amenazan nuestras comunidades y convierten en presa a nuestros ciudadanos", dijo este martes por la noche. "Los malos se están yendo mientras hablo esta noche, como prometí­", sentenció.

El primer discurso del nuevo presidente de Estados Unidos ante el Congreso no tuvo la oscuridad ni la agresividad de su parlamento del 20 de enero, cuando asumió el puesto a los pies del Capitolio. Y el propio Trump, en la sesión conjunta de las dos cámaras, mantuvo una imagen presidenciable seguramente por primera vez desde el dí­a en el que juró el cargo.

Pero pese a haber abierto las puertas pocas horas antes a una ley sobre inmigración, se mantuvo firme en su rechazo a los inmigrantes, el tema en el que centró su campaña prometiendo expulsar a 11 millones de personas, la mayorí­a hispanos, que no tienen papeles.

Con traje azul oscuro y la bandera de Estados Unidos en la solapa, Trump distinguió el martes por la noche en el Capitolio entre inmigrantes y trabajadores. La inmigración, repitió, abarata los sueldos de los trabajadores estadounidenses y eleva la presión impositiva sobre los contribuyentes.

"Mi administración ha respondido a las peticiones del pueblo americano para cumplir en materia inmigratoria y seguridad fronteriza", dijo en una noche a la que llegó con los í­ndices de valoración en cotas históricas por abajo.

"Aplicando nuestras leyes inmigratorias, aumentaremos salarios, ayudaremos a los desempleados, ahorraremos miles de millones de dólares y haremos nuestras comunidades más seguras para todo el mundo", manifestó entre aplausos de los representantes del Partido Republicano. 

"Queremos que todos los estadounidenses tengan éxito, pero eso no podrá ocurrir en un medio ambiente de caos sin ley. Tenemos que restablecer nuestra integridad y el imperio de la ley en nuestras fronteras", señaló. En ese punto, Trump volvió a prometer que construirá su muro para separar a Estados Unidos de México. Lo hizo ante otra barrera, esta simbólica y psicológica, que el Partido Demócrata habí­a preparado para él.

La formación, que desde el sábado está dirigida por primera vez por un hispano, Tom Pérez, hijo de inmigrantes dominicanos y ex secretario de Trabajo de Barack Obama, llenó la cámara de inmigrantes con y sin papeles y de refugiados. Senadores y congresistas demócratas los llevaron como sus invitados para poner delante de Trump a las ví­ctimas de sus polí­ticas.

"Estoy aquí­ representando a los demócratas, a los latinos y a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que somos parte integral de este paí­s, y que constituimos los valores y la promesa de los Estados Unidos,  los mismos que el presidente Trump está amenazando con su plan de deportación masiva", manifestó Astrid Silva, de 28 años.

Ella fue  la encargada por los demócratas de responder a Trump en español tras su  discurso. La réplica en inglés la dio el ex gobernador de Kentucky Steve Beshear.

Silva, activista de Las Vegas, es una "dreamer" (soñadora): una de los 750.000 jóvenes sin papeles llevados de niños a Estados Unidos por sus padres indocumentados, a los que Barack Obama protegió de la deportación y dio permisos de trabajo temporales bajo un programa conocido como DACA.

La base de datos se ha convertido para ellos en un riesgo, ya que pueden ser localizados fácilmente y arrestados si el mandatario decide deportarlos.

"Trump nos está devolviendo a las épocas más oscuras de nuestra historia: criminalizando a cualquiera que es diferente, poniéndonos en contra los  unos de los otros, y mandando el mensaje equivocado al resto del mundo, ayudando así­ a fomentar el enfado y odio de grupos terroristas hacia nuestro paí­s", aseguró.

La protección frente a la deportación que Obama les dio a ella y a otros 750.000 jóvenes llegó después de que el mandatario demócrata fuera incapaz de sacar adelante la reforma migratoria que querí­a por la oposición republicana en el Congreso.

Este martes, una semana después de que  su administración abriera la puerta a las deportaciones masivas en dos memorandos que desarrollaron sus órdenes ejecutivas, Trump dijo estar dispuesto a buscar un consenso para aprobar una ley de inmigración.

No   habrí­a en ella opción para los sin papeles de obtener la ciudadaní­a y  solo podrí­an quedarse en el paí­s los que no tengan antecedentes y puedan  sostenerse por sí­ mismos.

Trump habló ante el Congreso de un sistema de inmigración "basado en el mérito". Pero como en el resto de los temas que trató en su primer discurso ante el Congreso, no entró  en sustancia.

"Creo que una reforma inmigratoria real y positiva  es posible siempre y cuando nos centremos en los siguientes objetivos:   mejorar los puestos de trabajo y salarios de los estadounidenses, reforzar la seguridad de nuestra nación y restaurar el respeto a nuestras leyes", dijo Trump, solemne.

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