La educación piedra angular del modo salvadoreño al desarrollo

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Por Francisco Martínez

Vivimos el gran momento de cambio de era, del razonamiento binario a la multirealidad cuántica, la realidad del metaverso, el paso de la mecanización a la digitalización; estamos frente a nuestra gran oportunidad para dar el salto como nación, por lo que debemos potenciar las capacidades y habilidades de las personas, su capacidad para creer, crear e impulsar acciones que permitan lograr y conquistar sueños y metas más ambiciosas, con el único propósito de lograr el mayor bienestar y desarrollo de los salvadoreños.

Ingresamos por inercia a la era de construcción del conocimiento en modo colaborativo, en que la emergencia pandémica adelantó tecnologías de la 5ª Revolución técnico-científica. Esta revolución impulsada por la economía digital, de la computación cuántica, de las TIC en la nube y de los macro datos, transformará las formas de vida y del trabajo. La sociedad deberá buscar mecanismos para que el conocimiento se socialice y que mediante rentas universales se redistribuyan las ganancias.

Si el país logra el control estructural de la delincuencia organizada y se mejora el sistema de aplicación de las leyes que erradique la impunidad y la justicia selectiva; y sí, en paralelo, se introduce una línea sostenida de transformación productiva con una oferta variada de bienes y servicios que modifique la matriz feudal de nuestra economía, entonces sí, podemos decir que estamos en vías de un modelo de desarrollo propio, pensado para la vida.

Asamblea Legislativa de El Salvador

Será clave en la idea estratégica, identificar las macrotendencias económicas, sociales, educativas, demográficas, geopolíticas y respecto de tecnologías, sistemas, políticas, lecciones aprendidas, e innovaciones productivas en todos los mercados del mundo e implementar una línea de acciones con alcances y tiempos definidos, basados en una visión articuladora, con enfoque social y económico, para la formulación de políticas públicas y el desarrollo de infraestructura social y económica, que potencie la competitividad y maximice los recursos locales.

Para que ese modo salvadoreño de desarrollo sea cohesionador, equitativo, productivo, sostenible, inteligente y competitivo debemos asegurar que los salvadoreños recuperen el valor y el amor de vivir la vida, y que podrán vivir en dignidad y justicia social, con oportunidades a trabajo decente y a la realización individual y familiar.

Por años el cliché ha sido: que el activo más importante-estratégico es el recurso humano; pero, en la realidad de los hechos, es en las personas en las que menos se invierte. El bienestar de los salvadoreños no ha sido la prioridad de las políticas públicas, eso explica por qué la política social no ha tenido un rol central en los modelos económicos que se han implantado en nuestro país, el resultado es la desigualdad y el empobrecimiento que padecemos.

Para lograr ese modo salvadoreño al desarrollo se requiere de la creación de sinergias entre el esfuerzo del gobierno, los inversionistas locales y extranjeros, los trabajadores, la cooperación al desarrollo y otros actores sociales mediante procesos de dialogo social inclusivos.

Debe tenerse en cuenta que, en esta economía digital, los puestos de trabajos cambiarán rápido y constantemente, por lo que los grados técnicos no pueden demostrar o garantizar competencias para un puesto de trabajo futuro.

La clave es contar con sistemas (procesos) de formación (educación formal y formación profesional), para recalificar y actualizar competencias y saberes mediante la formación continua. Lo cual, es el gran reto de la educación a todo nivel.

Pero, la educación en general enfrenta cambios que le demandan nuevas metodologías, estructuras curriculares, mapas de competencias, estudios de prospección actualizados y flexibles, conocimiento prospectivo de los mercados laborales sectoriales, locales y regionales; y, diagnósticos de brechas de las personas.

El aprendizaje remoto, popularizado en estos tiempos pandémicos, será parte de esta nueva realidad híbrida de la educación (presencial y virtual) pero para cumplir su tarea con el desarrollo humano, la educación debe ser inclusiva, debe tener una revisión curricular y evaluación de saberes y aspectos conductuales, debe considerarse la disposición de entornos virtuales (equipo y programas de cómputo, internet de las cosas, realidad aumentada y realidad virtual), así como, que se disponga del adecuado y oportuno material didáctico digital.

Cimentar ese modelo propio de sociedad para la vida, requiere una revolución en el sistema de educación nacional, que defina como premisa que: saber es importante, pero la clave es comprender lo que se sabe y que es lo que se puede hacer con lo que se sabe. Una articulación dinámica de saberes y haceres.

Rendimiento económico

La educación debe estar centrada en el ser humano, las personas y sus familias en sus comunidades para lograr el desarrollo integral de la personalidad en su dimensión espiritual, moral y social.

La educación debe contribuir a la construcción de una sociedad democrática más próspera, justa y humana; inculcar el respeto a los derechos humanos, la equidad de género, la justicia, la solidaridad y la paz. Debe también, inculcar la observancia de los correspondientes deberes; combatir todo espíritu de intolerancia y de odio.

Debe, además, contribuir a que cada ciudadano sea consciente de su realidad y su historia e identificarse con los valores de la nacionalidad salvadoreña; y, propiciar la unidad del pueblo centroamericano.

Desde la educación, es clave estimular el sentido crítico, el arte y la cultura física, la iniciativa individual y comunitaria, y el desarrollo de competencias y capacidades para crear y trabajar.

La revolución educativa, debe desarrollar competencias cognitivas y destrezas tecnológicas, además de crear conciencia sobre la importancia del método de cuestionar-cuestionar-cuestionar, de analizar la información (atendiendo su calidad, cantidad y su entorno), ver los problemas en perspectivas diversas conforme el análisis de riesgos e impactos y con un enfoque holístico.

Esta revolución, debe ayudar a desarrollar capacidad de resiliencia formativa, de tal forma que las personas aprendan sin traumas a desaprender y a reaprender constantemente, conforme las alteraciones de las realidades y sus entornos, manteniendo una base de valores humanísticos.

Dar el salto también implica una priorización de la inversión de los recursos, la meta a 2030 debe ser invertir el 20 por ciento del PIB en el sistema nacional de educación, ¿De dónde se lograrán esos recursos?: de tener un país seguro y de cero impunidades.

Ese incremento de inversión en educación será resultado del éxito del plan control territorial y de reducir hasta controlar la acción delincuencial y criminal.

Por tanto, esos recursos que hoy se destinan a combatir la violencia de grupos terroristas y del crimen organizado, se destinarán al sistema educativo en todos los niveles. Esto vale también para los empresarios, que hoy aducen que su gasto en seguridad de sus negocios en suma ronda entre el 10 y 15 por ciento del PIB, ese recurso liberado, podrán destinarlo a más inversión en sus negocios y con ello generarán más empleos decentes.

El paradigma formativo buscado es el que permita la mayor creatividad, mayor capacidad de plantearse ideas e hipótesis, que, den pautas generales ante problemas diversos desde el conocimiento matemático, digital y la inteligencia emocional. Es aprender a aplicar las ciencias, las artes y los saberes de la expertis a la estrategia para poder crear conocimientos que den la mejor respuesta a problemas concretos.

Este paradigma de la educación “El Salvador Inteligente”, debe enfrentar los problemas que evitan el avance y que recurrentemente hacen que la marcha sea en reversa. Al iniciar este periodo de gobierno del Presidente Bukele, este era la situación de la educación:

  • Baja calidad de los aprendizajes estudiantiles por poca pertinencia del currículo y ausencia de un sistema de evaluación educativa y de rendición de cuentas
  • Ministerio de Educación altamente burocratizado
  • Condiciones físicas de la infraestructura educativa inadecuadas e insuficientes en el sistema educativo ante una demanda creciente de servicios educativos
  • Deserción, sobre edad y repitencia escolar
  • Inseguridad en los centros escolares y su entorno
  • Deficiente integración de la familia y de la comunidad
  • Profesión docente desvalorizada
  • Alto número de docentes graduados que no han podido ingresar al sistema educativo
  • Sin embargo, no existen las garantías de que el recurso humano graduado y los que están en formación se correspondan con las especialidades requeridas (falta de prospección)
  • Existe alrededor de un 12% de la planta docente en servicio que está cerca o en edad de jubilación. Planta docente envejecida (45 años promedio), esto es clave en el uso de tecnologías y comunicación con jóvenes
  • Presupuesto 997,158,780 de dólares (3.5 PIB y 17% del Pres Nacional)
  • Bajo nivel de formación docente déficit en formación inicial, matemáticas, física, tecnologías 4.0
  • Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD), sin visión de futuro más acción reactiva y sin prospección curricular
  • Asesores técnico-pedagógicos, con sobrecarga de registros y llenado de encuestas y cuadros diversos.
  • Bajo acceso a Internet (17%), pocos laboratorios (6%), deficientes bibliotecas (21%) y pocos centros de cómputo (28.2%)
  • En 2016, la planta docente era de 47496 docentes en el sistema público, donde 8048 son especialistas de ciencias sociales, 4602 de lenguaje, 11794 de educación básica mientras que solamente contamos con 2795 de matemática, 1123 de informática, 837 de educación física, 605 de educación especial y 418 de educación artística

Si se quieren resultados diferentes hay que dejar de hacer lo mismo, hay que dejar de quejarnos de los malos resultados. Este cuadro de 2019 es revelador de la necesidad de una revolución educativa. La que debería ser impulsada desde las familias, las empresas, los maestros y asumida por el Estado. (Habrá que hacer una revisión crítica después de 2 años de ejercicio público de este gobierno.)

Si queremos que El Salvador sea el Singapur de la región, debemos dejar de hacer lo mismo y evitar atorar la acción pública de educación por una burocracia que ahoga el cambio, porque está articulada para evitar que la gente se libere y entre al nuevo mundo.

La planta de maestros, las instalaciones interactivas, con laboratorios y tecnología, con simuladores, con áreas de socialización, escenarios deportivos y las metodologías modernas de educación para la vida son componentes de este cambio buscado.

No se trata sólo de graduar bachilleres, licenciados, ingenieros, doctores sino de preparar personas para que se autorrealicen en sus vidas y sean de bien a la sociedad.

Los estudiantes se deben sentir atraídos por un modelo educativo que no está mercantilizado, que está dispuesto para desarrollar convivencia y cultura, para promover la reflexión y la creación de conocimientos de forma natural frente a la realidad, entre pares y en desarrollo de competencias sociales y científicas.

Se necesita, articular la educación desde la primera infancia hasta el nivel superior, y de identificar conforme la visión del país que soñamos las brechas a superar. El magisterio debería ser el principal aliado, promotor e impulsador de esta acción transformativa, de esta revolución de la educación que permita la inclusión y asegure la sostenibilidad del desarrollo nacional.

Para ponernos en marcha deberíamos en 2022:

1). Construir un Sistema Público de Centros de Desarrollo Infantil y atención temprana, que dé cobertura nacional a los niños de 0 a 7 años. Para hacer realidad la Ley de Salas Cunas.

2). Construir 60 escuelas-instituto (de primer grado a Bachillerato) integral, integrado e inteligente, de tiempo completo (con ludotecas; laboratorios de ciencias aplicadas, experimentales y de Inteligencia Artificial; con complejos deportivos; salas de usos diversos; centros de formación vocacional) que atienda a 2500 alumnos, para inaugurar cada mes a partir de junio 2022 hasta diciembre 2024

3). Desarrollar el sistema nacional de universidades SMET, reforzando la infraestructura de la UES; construyendo la universidad agrícola en la hoy ENA; construyendo la universidad de ciencias sociales aplicadas en el hoy Cuartel San Carlos; construyendo la universidad de Robótica e Inteligencia Artificial en el hoy Cuartel Zapote; construyendo la universidad de ciencias del mar en parte del Puerto de Acajutla y una subsede en el hoy Puerto de CORSAIN; y un plan de becas y media becas para que estudiantes opten a carreras SMET en universidades nacionales acreditadas y con planes de equivalencia y cooperación con universidades de Latinoamérica.

4). Construir en el actual complejo de la ex Guardia Nacional, la universidad de las ciencias de la educación y formación para la vida

Debemos ser parte del reto de hacer de este mundo digital, un mundo seguro bajo la responsabilidad ética del control humano, para hacer de la educación en esta era digital la herramienta de liberación humana. Que reduzca la cantidad de trabajo para la producción de los bienes esencialmente necesarios y permita a las personas tiempo de calidad para vivir en un mundo sustentable.

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Francisco Martínez
Francisco Martínez
Columnista y analista de ContraPunto. Consultor en temas sociolaborales, exdirigente sindical y exmilitante insurgente. Con experiencia en capacitación y organización popular, formación en finanzas corporativas y gestión de recursos humanos.
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