miércoles, 11 junio 2025
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La desigualdad y pobreza siguen azotando a América Latina

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América Latina destaca por la alta concentración de la riqueza y su manifestación contraria que es la pobreza y exclusión; lo que convierte a esta zona como una de las más desiguales del mundo.

Por Juan Trímboli.

América Latina destaca por la alta concentración de la riqueza y su manifestación contraria que es la pobreza y exclusión; lo que convierte a esta zona como una de las más desiguales del mundo. La desigualdad vulnera derechos humanos básicos y es una bomba de tiempo que amenaza la convivencia, la integración y el desarrollo socioeconómico.

Esta región también se caracteriza por la ausencia de sistemas democráticos estables, la falta de verdaderos planes nacionales de desarrollo integral y la utilización grosera de la administración pública para enriquecer arcas privadas.

Los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), suscritos por la comunidad internacional en 2015, representan una oportunidad para enfrentar esos y otros problemas; a través de la Agenda 2030, los gobiernos asumieron los compromisos de que al año 2030 se habrá reducido al menos a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza (Meta 1.2) y adoptar políticas, especialmente fiscales, salariales y de protección social, y lograr progresivamente una mayor igualdad (Meta 10.4).

Se supone que cuando una persona, organización, empresa o gobierno asume el compromiso de hacer o no hacer algo para una fecha determinada, con el transcurso del tiempo se puede verificar su (in)cumplimiento, sea en forma parcial o total, así como la tendencia de sus actuaciones en dicha materia, conduciendo hacia el progreso o al retroceso.

En consecuencia, surge la pregunta ¿Cómo ha avanzado el compromiso de América Latina de reducir a la mitad a la población en pobreza y lograr progresivamente mayor igualdad?; para contribuir en este análisis, nos apoyaremos en los trabajos que viene realizando la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable, a partir del monitoreo que hace a los datos producidos por organismos internacionales.

Existen diversas metodologías para calcular la desigualdad. Esta vez usaremos la estimación de la proporción del ingreso nacional total recibido por cada 20% (quintil) de las personas, ordenadas desde las más pobres (quintil 1) hasta las más ricas (quintil 5) sobre la base de los ingresos per cápita medios de los hogares de pertenencia.

Utilizando la información más reciente publicada por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), se han procesado los datos correspondientes a los años 2014 y 2023 para lograr una aproximación sobre la desigualdad entre el 20% más pobre y el 20% más rico de las personas de cada país.

Este ejercicio permite identificar que, como promedio regional, la parte del ingreso nacional que reciben las personas más pobres ha tenido una levísima mejora (subiendo del 4,5% al 4,8%) y el de los más ricos ha reportado una pequeña disminución (bajando del 52,4% al 50,6%), como se ve en esta tabla.

Los datos sobre el promedio regional en 2023 se pueden interpretar de esta manera: si los ingresos de todas las personas de América Latina fueran un pastel, una quinta parte de la población (los más pobres) solo se queda con una porción del 4,8% del pastel y la quinta parte que corresponde a los más ricos se apropia del 50,6% de la tarta.

La información presentada también muestra que:

  • En 7 de los 15 países que cubre el análisis, los ingresos que reciben los más pobres siguen igual o han empeorado entre 2014 y 2013, estos países son: Colombia, Brasil, Guatemala, Honduras, Ecuador, El Salvador y Uruguay
  • Entre 2014 y 2023, el 20% de la población más rica de Colombia, Brasil y Uruguay continuó aumentando el porcentaje del ingreso nacional que se apropian, siendo más alarmante en los primeros dos casos, ya que son los países de la región en donde los más ricos se quedan con mayor proporción del ingreso nacional.
  • Los países que tienen una mayor brecha entre la proporción del ingreso que recibe el 20% más pobre y el que obtiene el 20% más rico son: Colombia, Brasil, Panamá y Guatemala; esta situación pone en evidencia que en esos lugares existe un mayor nivel de desigualdad.

Respecto al análisis de la pobreza con una metodología más completa e integral, en abril 2025, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) presentó el Índice de Pobreza Multidimensional para América Latina (IPM-AL)[1], que complementa la medición de la pobreza por ingresos desarrollada por dicha entidad, analiza las carencias que el índice monetario no capta y permite estudiar las relaciones entre ambos tipos de pobreza.

La metodología del IPM-AL contempla cuatro dimensiones del bienestar: vivienda, salud, educación, y empleo y pensiones, y para cada una contiene indicadores y umbrales de privación. Cada dimensión se puede explicar de la siguiente manera:

  • Las personas sufren carencia cuando habitan viviendas construidas con materiales precarios o presentan privación en materia de energía, ya sea porque utilizan combustible tóxico o porque carecen de electricidad. También incluye un indicador de hacinamiento, estimando la cantidad mínima de cuartos que cada hogar necesita de acuerdo con su composición por sexo y edad, y agrega la privación de no disponibilidad de conexión a Internet fija o móvil en el hogar.
  • Salud: considera que sufren privación las personas que integran hogares donde ninguna persona declara tener seguro de salud; el agua y saneamiento forman parte de este componente, y como ejemplo, en las zonas urbanas considera privados los hogares cuya agua proviene de una red que está fuera del terreno, de pozos no protegidos, de fuentes móviles, de la lluvia o de la superficie y a los hogares que ocupan viviendas sin servicio higiénico o con evacuación no conectada a alcantarillado o fosa séptica, o que comparten baño con otros hogares.
  • Educación: un primer indicador es la asistencia escolar, considerándose no privados a quienes están asistiendo a la educación escolar o preescolar, con independencia del grado o nivel al que asisten; en el caso del analfabetismo, se considera que hay privación cuando al menos un integrante del hogar de 10 años o más no lee ni escribe.
  • Empleo y pensiones: incluye indicadores sobre la calidad del empleo y pensiones; determinándose que una persona sufre de carencia cuando pertenece a un hogar donde no exista ninguna oportunidad de compensación, esto es, uno en que todas las personas ocupadas tengan ingresos inferiores a la línea de pobreza, sean trabajadores familiares no remunerados o no aporten a ningún sistema de pensión.

Para conocer el estado de pobreza multidimensional en los últimos años en la región, hemos revisado la información más actualizada procesada y publicada por la CEPAL, la cual se presenta en la siguiente gráfica.

Como se ve, de los países de la región que presentan datos, en la última década, Honduras, El Salvador y Bolivia se han mantenido como los países con mayor incidencia de la pobreza multidimensional; en el año 2023, su orden, reportaron una proporción de población afectada por estas privaciones que rondaba el 66%, 53,3% y 47,5%. En el otro extremo se encuentran Chile, Uruguay y Costa Rica, que durante este tiempo reportaron la mas baja pobreza multidimensional en la región.

Los datos que muestra la gráfica indican que, entre 2014 y 2023, la pobreza multidimensional se redujo en las siguientes proporciones: Perú (-22,2%), Bolivia (-19,9%), Paraguay (-15,7%) y República Dominicana (-15,4%), Panamá (-12,8%), El Salvador (-11,9%), México (-1,5%), Colombia (-10,6%), Argentina (-10,6%), Honduras (-9,1%), Costa Rica (-8%), Ecuador (-7,8%), Chile (-5,2%) y Uruguay (-4,9%).

A pesar de este avance, CEPAL ha informado que América Latina solo alcanzará el 23% de las metas de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, señalando que la erradicación de la pobreza es uno de los compromisos en los que existe mayor rezago.

Frente a este escenario, es imperativo avanzar hacia una mayor colaboración entre gobiernos, empresas, academia y sociedad civil, que permita poner en marcha estrategias más efectivas para cumplir con estos compromisos, y para que esto suceda, será crucial más organización y movilización ciudadana.

Estas ideas son parte del contenido del informe Economía y Sociedad, elaborado por la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable y que se puede leer y descargar siguiendo este enlace https://bit.ly/EconomiaYsociedad-Abril2025


[1] https://www.cepal.org/es/publicaciones/81425-indice-pobreza-multidimensional-america-latina

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Juan Trímboli Vercesi
Juan Trímboli Vercesi
Sociólogo uruguayo, dirige el Blog “Consumo y Ciudadanía”; preside la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable, ex Director de la Oficina Regional de Consumers International para América Latina y el Caribe, y colaborador de ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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