domingo, 14 abril 2024

“La corrupción es un tango que se baila entre dos”

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El economista Salvador Arias asegura que la corrupción del sector privado y público ha generado una pérdida de $37 mil millones entre 1989 y el 2009 a El Salvador.

“La corrupción es un tango que se baila entre dos, entre el sector público y el sector privado”, asegura el economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), Ricardo Castañeda. Para combatirla, explica el experto, es fundamental fortalecer la institucionalidad del paí­s no solo frente a los casos sino también en materia de prevención.

“En El Salvador es fundamental fortalecer la Corte de Cuentas y las auditorí­as internas de las instituciones, de manera que realmente tengan un mecanismo que permitan prevenir casos de corrupción entre entes estatales y privados,” reitera Castañeda.

La relación entre entes privados y corrupción ha quedado en evidencia desde que se vinculó a exfuncionarios con delitos como lavado de dinero. El caso más reciente, es el del expresidente Elí­as Antonio Saca, quien ejerció funciones desde 2004 a 2009.

En noviembre del 2016, la Fiscalí­a General de la República (FGR) allanó “Grupo SAMIX”, empresa propiedad de Saca y relacionada al caso de corrupción que se investiga en su contra. La fiscalí­a notificó que el exmandatario y seis exfuncionarios más se apropiaron indebidamente de $246 millones de dólares de fondos públicos, siendo Grupo SAMIX uno de sus posibles destinos.

Paralelamente, el Ministerio Público también allanó una residencia en la Colonia Escalón de San Salvador y una propiedad en el departamento de Usulután en la que también funciona una estación de radio, posiblemente vinculadas al caso.

El fiscal general, Douglas Meléndez confirmó que tanto empresas, bancos, agencias de publicidad y personas particulares, son investigados en esta "gran operación delictiva", en la que muchos de los dineros fueron a parar a las empresas radiales de Saca, es decir, al grupo SAMIX.

Foto: ContraPunto

Ante este panorama, Castañeda sostiene que una de las debilidades en El Salvador es que los delitos de corrupción tienen una fecha de caducidad. “Estos delitos no deberí­an prescribir; el marco legal salvadoreño permite que luego de cierto tiempo estos delitos prescriban”, apunta.

De acuerdo con el economista, esto da un mal mensaje porque el tema de corrupción no solo es el robo de dinero, es también el robo de oportunidades. “Cada vez que se roban algún centavo del presupuesto público implicará que habrá menos recursos para educación, para seguridad [“¦]. Esos son los verdaderos costos de corrupción”, dijo.

El ICEFI, remarca sobre la urgencia de que El Salvador llegue a un acuerdo fiscal integral, que no solo aborde el funcionamiento de las instituciones a los ingresos y a los gastos sino también a la trasparencia.

“Que le garantice a la ciudadaní­a que todo centavo que entra al erario público es manejado con propiedad [“¦]. La legitimidad en nuestros paí­ses no solo viene dada por el número de votos, sino también por cuan transparentes son y la rendición de cuentas hay en las entidades”, añadió.

En 2016 se conoció, que en un total de 10 años la corrupción causó una pérdida económica de $52 mil 600 millones de dólares a Guatemala, Honduras y El Salvador, conocidos como el Triángulo Norte. La cifra corresponde a un estudio realizado por el Grupo Global de Integridad Financiera, y corresponde a un daño económico en la región entre 2003 y 2012.

Esto equivale a que, en un año, los paí­ses del Triángulo Norte habrí­an perdido el 68% de su Producto Interno Bruto (PIB). En la misma lí­nea, el economista Salvador Arias ha señalado que la corrupción fiscal del sector privado más las prácticas corruptas en el ámbito público le han generado al estado salvadoreño una pérdida de alrededor de $37 mil millones de dólares solo entre 1989 y el 2009.

El ICEFI, considera importante el rol de los ciudadanos sobre todo en el tema de contralorí­a, en el que se comprenda que velar por lo público es velar por los intereses como sociedad.

“Esto pasa por reconocer el tema de la democracia, no es solo cada tres o cinco años que vamos a las urnas; la democracia implica pagar impuestos responsablemente y verificar que estos sean usados de manera transparente, que la ciudadaní­a esté empoderada y abandone la comodidad, el espacio privado, y busque soluciones en colectivos”, reflexiona el economista.

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